Esto puede ser urgente. ¿No es verdad que muchos nos sentíamos incómodos con la supuesta adaptación del tema bíblico del Génesis hecha por Hollywood, y que ha recopilado ya millones de dólares? Yo mismo no he visto “NOÉ” por una razón muy sencilla, que aprendí desde la época del infame “Código de Da Vinci”: el solo hecho de pagar una entrada ya aumenta los ingresos de los productores de la película. En el caso de Da Vinci era tan evidente el interés monetario de Dan Brown, y era tan evidente su desprecio a la fe y a la Iglesia, que yo no podía considerar la posibilidad de darle más dinero comprando su libro blasfemo, o yendo a la película que lo lanzó al estrellato mundial.
Lo que sí puedo asegurar es que me he documentado juiciosamente, y he leído decenas de reseñas de todas las tendencias. Un artículo reciente de Brian Mattson, publicado en Aleteia. Sugiero vivamente leer el artículo que ellos publican.
El punto es muy sencillo: el director, Darren Aronofsky, es un abierto entusiasta de los temas de cábala y esoterismo. En su “Noé” se ha apoyado en la Biblia, pero en varios puntos fundamentales, cuenta con otras fuentes, que son no sólo distantes sino contrarias a la Biblia. En concreto, fuentes gnósticas, textos que hablan de la materia como esencialmente “mala” y que presentan un universo por estratos, como una escalera, que tendría en su cúspide a Dios mismo.
Eso explica por qué Adán y Eva aparecen como seres luminosos y sin carne, hasta que cometen el pecado. El pecado es la materia y la materia es pecado. ¡Puro gnosticismo! Eso también explica las intervenciones de los extraños “ángeles caídos,” hechos de lava, que ayudan a Noé pero también se le oponen.
Lo grave de todo esto es que algunos líderes cristianos y católicos han dado su voto favorable a una película que en realidad nos lanza de cabeza a un universo gnóstico, y a un mundo de ideas y doctrinas ajenas y opuestas a nuestra fe. No le des más dinero a Aronofsky. No hagas más fuerte la causa gnóstica.
“Noé” no es.