“El gobierno británico está preparando una propuesta de ley que obligue a los padres a querer a sus hijos. La nueva ley prevé penas de hasta diez años de cárcel para los progenitores que no transmitan amor a sus vástagos, que no los abracen o que no les den muestras de afecto, por considerar tales omisiones un delito de “crueldad emocional” (The Telegraph)…”
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