Conversión Pastoral, 08 de 12, Homilías

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 8 de 12: Homilías

* Reflexión a partir de algunos textos de Evangelii Gaudium, tomados de los siguientes numeros:

135. La homilía es la piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de un Pastor con su pueblo.

136. Renovemos nuestra confianza en la predicación, que se funda en la convicción de que es Dios quien quiere llegar a los demás a través del predicador y de que Él despliega su poder a través de la palabra humana.

137. Hay una valoración especial de la homilía que proviene de su contexto eucarístico, que supera a toda catequesis por ser el momento más alto del diálogo entre Dios y su pueblo, antes de la comunión sacramental.

138. La homilía no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración. Es un género peculiar, ya que se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica; por consiguiente, debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase.

Este mismo contexto exige que la predicación oriente a la asamblea, y también al predicador, a una comunión con Cristo en la Eucaristía que transforme la vida. Esto reclama que la palabra del predicador no ocupe un lugar excesivo, de manera que el Señor brille más que el ministro.

141. Uno se admira de los recursos que tenía el Señor para dialogar con su pueblo, para revelar su misterio a todos, para cautivar a gente común con enseñanzas tan elevadas y de tanta exigencia. Creo que el secreto se esconde en esa mirada de Jesús hacia el pueblo, más allá de sus debilidades y caídas.

Conversión Pastoral, 07 de 12, Equipo

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 7 de 12: Equipo

* La Iglesia en Cruz: vertical y horizontal
+ La fe que nos salva no es fruto de un consenso de voluntades humanas. Es la respuesta a la predicación de los apóstoles.
+ La fe la recibimos; es un don que en el momento mismo de darse establece una dirección “vertical,” que va de arriba hacia abajo: una jerarquía. Por consecuencia, lo jerárquico en la Iglesia no es un añadido posterior, con fines de funcionamiento, sino parte misma del modo único como nace la comunidad creyente: a partir del testimonio de los apóstoles.
+ Sin embargo, ello no autoriza a la prepotencia, la vanidad o el clericalismo, que son todas enfermedades en las que Cristo pierde su lugar y su significado. La autoridad debe existir pero somo servicio, a la manera de Cristo.
+ Además, está la dimensión “horizontal”: todos, jerarcas o no, hemos sido salvados por misericordia; todos hemos recibido también don del Espíritu, y cada carisma tiene su lugar e importancia en la vida del pueblo de Dios.

* Ser líderes
+ El presbítero está llamado a “ir delante” en el conocimiento de Cristo, y en el amor y obediencia a su Evangelio.
+ Su labor no es la de consultor ni se reduce a “acompañar” las opciones de la gente porque a menudo esas opciones son determinadas por eficaces métodos de los centros de poder económico y político para “lavar” el cerebro a las masas.

* Afianzar la unidad en el presbiterio y luego en la comunidad
+ Vemos en la Sagrada Escritura que el individualismo anterior a la Pascua se abre a una experiencia de comunión muy profunda. Es fruto del Espíritu que se consolida en la oración. ¿Qué otras lecciones nos deja?
(1) Importancia de volvernos a la palabra de los apóstoles.
(2) Gestos específicos de compartir y de solidaridad.
(3) Reconocer los enemigos comunes (las persecuciones, muchas veces sutiles, que padece la Iglesia hoy)
(4) Recordar que el corazón de toda diócesis es el seminario.

No se puede reducir el cristianismo a una serie de preceptos

“El arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, monseñor Héctor Aguer, explicó en su reflexión televisiva en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, emitido por América TV, que no se debe reducir el cristianismo sólo a la dimensión moral lo que constituye “un enfoque reduccionista” y “no es correcto reducir el cristianismo al cumplimiento de una serie de preceptos”…”

cristianismo más que preceptos

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¿Cuáles son los derechos específicamente humanos?

155 Las enseñanzas de Juan XXIII,314 del Concilio Vaticano II,315 de Pablo VI 316 han ofrecido amplias indicaciones acerca de la concepción de los derechos humanos delineada por el Magisterio. Juan Pablo II ha trazado una lista de ellos en la encíclica « Centesimus annus »: « El derecho a la vida, del que forma parte integrante el derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la madre después de haber sido concebido; el derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente moral, favorable al desarrollo de la propia personalidad; el derecho a madurar la propia inteligencia y la propia libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la verdad; el derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra y recabar del mismo el sustento propio y de los seres queridos; el derecho a fundar libremente una familia, a acoger y educar a los hijos, haciendo uso responsable de la propia sexualidad. Fuente y síntesis de estos derechos es, en cierto sentido, la libertad religiosa, entendida como derecho a vivir en la verdad de la propia fe y en conformidad con la dignidad trascendente de la propia persona ».317

El primer derecho enunciado en este elenco es el derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural,318 que condiciona el ejercicio de cualquier otro derecho y comporta, en particular, la ilicitud de toda forma de aborto provocado y de eutanasia.319 Se subraya el valor eminente del derecho a la libertad religiosa: « Todos los hombres deben estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y ello de tal manera, que en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos ».320 El respeto de este derecho es un signo emblemático « del auténtico progreso del hombre en todo régimen, en toda sociedad, sistema o ambiente ».321

NOTAS para esta sección

314Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259-264.

315Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.

316Cf. Pablo VI, Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (4 de octubre de 1965), 6: AAS 57 (1965) 883-884; Id., Mensaje a los Obispos reunidos para el Sínodo (23 de octubre de 1974): AAS 66 (1974) 631-639.

317Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 47: AAS 83 (1991) 851-852; cf. también Id., Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 13: AAS 71 (1979) 1152-1153.

318Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Evangelium vitae, 2: AAS 87 (1995) 402.

319Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047-1048; Juan Pablo II, Carta enc. Veritatis splendor, 80: AAS 85 (1993) 1197-1198; Id., Carta enc. Evangelium vitae, 7-28: AAS 87 (1995) 408-433.

320Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 2: AAS 58 (1966) 930-931.

321Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 17: AAS 71 (1979) 300.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Conversión Pastoral, 06 de 12, Sencillez de vida y fidelidad doctrinal

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 6 de 12: Sencillez de vida y fidelidad doctrinal

* La sencillez, la austeridad y la sobriedad apuntan hacia un cristianismo que se concentra en el anuncio fundamental del amor transformante de Dios. Ese modo de ver la fe parece dejar en segundo plano la contextura moral tanto de quien predica como de quien escucha. Unas cuantas reglas sencillas, propuestas por el Papa Benedicto, ayudan a evitar malos entendidos y posiciones extremas:

(1) No a la pasividad: “estoy tranquilo y seguro en la verdad que conozco bien”

(2) No al relativismo: “estoy tranquilo y seguro en mi verdad, que yo mismo defino y conozco bien”

(3) Sí a la acogida, venciendo el asco.

(4) Sí a la misión, venciendo la pereza, la comodidad y el pesimismo.

(5) Sí al camino, a la resolución de hacer camino con el hermano, venciendo el conformismo.

Conversión Pastoral, 05 de 12, Austeridad y celo misionero

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 5 de 12: Austeridad y celo misionero

* La conciencia del don que uno recibe cuando se abre plenamente al don de la fe se convierte, en primer lugar, en una fuente de abundantísima alegría.

* El tesoro recibido trae pronto otro fruto: la escala de los antiguos bienes se ve reducida. Lo que antes fascinaba, hasta el punto de encadenarnos en idolatría, pronto pierde poder. De esa manera, el don de la fe invita, y casi empuja, a una vida más sobria, más sencilla, más austera.

* La secuencia sigue: el corazón que depende menos de las complacencias y bienes del mundo es mucho más libre; ese don de libertad se traduce en disponibilidad, agilidad, capacidad de salir de sí y de darse a los demás. La alegría de sabernos amados se traduce entonces en celo por anunciar a otros los bienes recibidos.

Conversión Pastoral, 04 de 12, Alegría

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 4 de 12: Alegría

* La alegría es la expresión de la respuesta que brota ante el exceso de amor que Dios ha manifestado “pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1,3).

* Es un contrasentido anunciar con tristeza una buena noticia. La evangelización sólo es posible desde una experiencia inicial de gozo; un gozo tan grande, que reclama ser compartido.

* Por el contrario, cuando la fe cristiana se quiere reducir a sus “resultados,” es decir, al tipo de comportamiento que debe garantizar, entonces la alegría se extingue y sólo queda el deber frío, el imperativo categórico kantiano, que puede complacer a nuestra razón pero que tiene todas las carencias de la Ley de Moisés.

* La alegría, en cambio, la verdadera alegría cristiana, se parece mucho a un genuino enamorarse: la persona que se sienta plena, e incluso desbordada por el amor de su pareja, simplemente no considera la posibilidad de ser infiel. En este sentido, la perseverancia fiel va ligada a un ministerio vivido con alegría y gratitud.