Padre fray Nelson, como sacerdote me he dado cuenta que una de las buenas cosas que puedo hacer es celebrar bien el sacramento de la confesion porque es el sacramento de la comprension y del amor de dios para con nosotros sus hijos… mi pregunta es: desde su experiencia como sacerdote que me aconseja para tener en cuenta en el momento de la celebracion de dicho sacramento. Su hermano en la fe y en el sacerdocio, R.G.
* * *
Hermano, mis recomendaciones prácticas sobre la confesión son estas:
1. Todos debemos aprender, e inculcar en los demás, la diferencia entre este sacramento y otras expresiones de la vida cristiana, como por ejemplo, la necesidad de ser escuchados y desahogarse, o la consejería o la dirección espiritual. No hay que ser agresivos ni corregir ásperamente a los que ya están para confesarse pero siempre hay que ayudar a que todos entendamos mejor de qué se trata.
2. La celebración misma del sacramento no debe ser apresurada. se trata de un encuentro sencillamente sublime con el amor compasivo de Dios, y ello implica un trato lleno de respeto y de veneración hacia Cristo que se hace presente, de modo que, en la medida de lo posible, la experiencia sea positiva, memorable, pedagógica.
3. Es muy recomendable, como lo propone el ritual del sacramento de la penitencia, que se lea un texto bíblico, no muy extenso, pero sí apropiado a las circunstancias.
4. Aunque no hay que entrar en detalles innecesarios, sobre todo si las preguntas pueden generar sospecha de morbosidad, sí hay que preguntar lo que ayude a precisar el tipo y gravedad de las faltas cometidas. No es lo mismo un adulterio en una ocasión que mantener relaciones habituales con una persona fuera del matrimonio, por dar un ejemplo. En más de una ocasión es bueno explicar por que uno hace tal o cual pregunta.
5. No todas las deficiencias humanas de una persona se pueden resolver en la confesión. Hay ocasiones en que puede ser recomendable remitir a la persona para que examine otras áreas de su vida que pueden estar fallando y que pueden estar relacionadas con lo que comenta. No olvidemos que hay tipos de depresión y “desgano” que tienen una raíz fisiológica en el cerebro humano. No olvidemos que las adicciones en general requieren un tratamiento específico, tipo Alcohólicos Anónimos o algo parecido. No es buena idea que la persona adicta se encuentre un ciclo de recaídas que al final destruye su confianza en sí mismo y, lo que es peor, su fe en Dios y en el sacramento.
6. La gente espera un consejo práctico; algo que ayude a evitar la repetición del pecado, o que alivie las heridas que siempre el pecado deja. Un par de recomendaciones precisas pueden hacer mucho bien porque en la confesión el penitente tiene una muy particular disposición para ser receptivo y para tomar de corazón lo que se diga. Es una pena que muchos sacerdotes desperdician esos minutos preciosos en que un consejo tendría mucho poder.
7. Conserva siempre validez la recomendación de San Carlos Borromeo, el gran arzobispo de Milán: “si te dedicas a la cura de almas, recuerda con qué sangre fueron lavadas.” Es sobre todo la memoria del precio pagado por nuestro rescate lo que nos dará el tono, el enfoque y las palabras para ser más útiles, teniendo siempre claro que es la gracia divina la que hace la obra.