La fe le parecía aburrida… hasta que la conoció de verdad.

Nacido en «1968 en el mismo hospital que Gorbachov» y crecido como «un muchacho soviético modelo siguiendo todas las fases de la educación comunista», Filonenko, desde el principio, rechazó el cristianismo, considerado muy aburrido. «Nos habían enseñado que la religión sólo era una forma de compensación. Si estabas enfermo y débil, tenías necesidad de la muleta de la religión para caminar; si eras ateo, en cambio, no la necesitabas. Y yo me sentía fuerte».

Convertido desde el aburrimiento

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Maravillas de la fe

Fe. -Da pena ver de qué abundante manera la tienen en su boca muchos cristianos, y con qué poca abundancia la ponen en sus obras. -No parece sino que es virtud para predicarla, y no para practicarla.

Pide humildemente al Señor que te aumente la fe. -Y luego, con nuevas luces, juzgarás bien las diferencias entre las sendas del mundo y tu camino de apóstol.

¡Con qué humildad y con qué sencillez cuentan los evangelistas hechos que ponen de manifiesto la fe floja y vacilante de los Apóstoles! -Para que tú y yo no perdamos la esperanza de llegar a tener la fe inconmovible y recia que luego tuvieron aquellos primeros.

¡Qué hermosa es nuestra Fe Católica …! -Aquieta el entendimiento y llena de esperanza el corazón.

No soy “milagrero”. -Te dije que me sobran milagros en el Santo Evangelio para asegurar fuertemente mi fe. -Pero me dan pena esos cristianos -incluso piadosos, “¡apostólicos!”- que se sonríen cuando oyen hablar de caminos extraordinarios, de sucesos sobrenaturales. -Siento deseos de decirles: sí, ahora hay también milagros: ¡nosotros los haríamos si tuviéramos fe!

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