Hola amigo y hermano Fray Nelson Estoy repasando unos apuntes de Trinidad que he dado este año en clase, y estoy un poco confuso en algunas cosas, una de ellas es: 1) Se dice que en la Cruz muere Dios. (morir entiéndase como dejar de vivir esta vida que conocemos) y para el hereje Sabelio decia que era el Padre el que sufre y muere (ERROR), pero mi pregunta es:: Si Dios que es Trinidad, al morir Dios en la cruz… se puede decir que muere la Trinidad? Sé que a lo mejor mi pregunta es tonta, o arriesgada, pero me gusta pensar en cosas de teología y saber todo, para que cuando hable lo haga desde un profundo conocimiento. GRACIAS. – A.H.
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Bueno, lo esencial es no confundir muerte con aniquilación, de modo que el concepto mismo de “muerte” aplicado a aquellos seres que tienen un principio inmortal, como es el hombre, los ángeles y Dios mismo, es siempre metafórico. Se nota en el Evangelio cuando Cristo dice de una niña muerta que “está dormida.”
Por otro lado, el uso del lenguaje tiene ciertas condiciones y convenciones cuando se aplica a las dos naturalezas de Cristo. Teóricamente uno puede decir: “A Dios le gustan las nueces” porque Jesús niño las comía con deleite. En teología se llama “comunicación de idiomas” a ese tema (y problema) de cómo usar el lenguaje refiriéndonos a Cristo, que es verdadero hombre y verdadero Dios. Lo que mencionas de la muerte mismo de Cristo es un caso más, extremo pero uno más, de la misma situación: “Cristo murió, luego Dios murió, luego la Trinidad murió…”
La falla en ese modo último de hablar es que se pasa del hecho de que Cristo es un sólo sujeto, y una sola persona, a la afirmación de que todo lo que se diga de una de sus dos naturalezas vale para la otra. Si todo lo que se dice de una naturaleza valiera para la otra no tendríamos la unión hipostática sino la fusión o confusión de naturalezas, que no es el caso.
De modo que la regla de oro en la “comunicación de idiomas” es esta: De cada naturaleza de Cristo puede afirmarse estrictamente lo que pertenece a ella; lo demás se dice sólo de modo metafórico o simbólico. Así por ejemplo, “A Dios le gustan las nueces” es una frase que puede, según el caso, verse como evocadora de la humildad del Dios encarnado, pero no dice nada sobre la naturaleza de Dios en sí mismo. “Un hombre camina sobre las aguas” es verdad en cuanto al milagro que nos hace ver cuánto ha sido enaltecida nuestra naturaleza, pero no indica que la naturaleza humana haya tenido o tenga esa potestad.