[Predicación para la comunidad hispana de la Parroquia de Santa Margarita de Escocia, en Morristown, NJ, Marzo de 2013.]
* Muchos hebreos salieron de Egipto hacia el desierto; y muchos hebreos llegaron del desierto a la tierra de Canaán, la tierra prometida. Pero los que salieron no fueron los mismos que llegaron. Ni siquiera Moisés pudo completar el camino. Sólo hubo un hombre que tuvo ese privilegio: conoció la esclavitud de Egipto, la dureza del desierto y las seducciones y engaños de Canaán.
* Josué tiene entonces una posición de privilegio para distinguir al Dios verdadero, el de la Alianza, de los muchos dioses falsos. Cuando Josué dice: “Yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24,15), ¡él sabe de qué está hablando!
* En hebreo Josué y Jesús se escriben de la misma manera. Su nombre significa: “El Señor salva.” Por eso resulta natural comparar lo que hizo Josué, llevando al pueblo a la tierra prometida, y lo que hizo Jesús, conduciéndonos a la gloria del Cielo.