[Retiro para la comunidad hispana de la Parroquia de St. Patrick, en Miami Beach, febrero de 2013.]
Tema 3: sanados y liberados
* Si tantos experimentan su existencia como un naufragio en el que cada quien se aferra a lo que puede, ¿sobre qué base construir la esperanza? Evidentemente, el naufragio colectivo de la sociedad empuja a apegarse a las alegrías pasajeras o los vicios que engendren satisfacción suficiente para pasar un día más.
* Nuestra esperanza no es ilusión, deseo o fantasía. Nuestra base es el actuar de Jesucristo. Él es la fuente de la esperanza porque aquel que hace distinto el presente nos permite ver el futuro de otro modo.
* La sanación es una de las acciones más características de Cristo. Ser sanado no es simplemente gozar de un alivio en el presente, sino también sentirse mucho más fuerte y consistente para enfrentar el futuro. Por lo mismo, es grave necedad no presentar a Dios nuestras heridas para ser sanados.
* La liberación es otra acción muy propio del Señor Jesús. No para obsesionarse con el actuar del demonio pero sí para tomar en serio lo que dice Efesios 6: “Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra el espíritu que tiene su imperio en los aires.”
* Si uno no reconoce el poder del mal y del espíritu del mal fácilmente toma como últimos responsables de lo malo a seres humanos, olvidando un gran principio cristiano: el pecador es la primera víctima de su pecado. El daño mayor lo tiene el verdugo que crucifica y no el inocente crucificado. Este principio sólo lo entiende bien quien comprende la naturaleza del pecado.