Renueva tu fe, 1 de 5, Puntos centrales de la dimension existencial de la fe

Renueva tu Fe. Serie de Enseñanzas sobre el don de creer, para el “Año de la Fe” promulgado por el Papa Benedicto XVI.

Tema 1 de 5: Puntos centrales en la dimensión existencial de la fe.

* Es muy oportuno un año de la fe, porque sobre este don teologal se sustenta e inscribe toda la vida cristiana. Mucho mejor si este recordatorio se realiza a los 50 años de la inauguración del Concilio Vaticano II.

* Los jóvenes, las parejas, los religiosos, los sacerdotes: todos necesitamos renovarnos en la fe, única que nos descubre la presencia del Señor en nosotros y entre nosotros.

* En la fe hay dos dimensiones: existencial y doctrinal.

* La dimensión existencial es la que habla de la confianza-Implica cuatro puntos: (1) Reconocerse uno discípulo de Cristo y nunca dejar de aprender de él. (2) Tomar conciencia de que Cristo está en movimiento: Él hace patente la dinámica del Espíritu. (3) Resolverse a estar con él, en buenas y malas.(4) Sin condiciones.

Consejos para un matrimonio resfriado

Fray Nelson, sin muchos años de matrimonio, aunque tampoco somos recién casados, me encuentro en una situación de frialdad hacia mi esposa, con la queme casé por la Iglesia. No hay nadie más en mi vida, y mi problema no es de adulterio aunque sí reconozco que a veces sueño con una relación que tenga más ritmo y, no sé, que tenga más sabor, o sea más excitante. No siento que mi esposa haga mucho por revitalizar la relación; ella parece un poco consumida por la rutina del día a día, como que no le hiciera falta ni más cercanía ni más fuego. ¿Qué se hace ahí? ¿Es normal, somos normales? ¿Es esto todo lo que cabe esperar de un matrimonio? – “Dudoso y Preocupado”

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Mi oración te acompaña…

Hace meses leí una interesante noticia que comparaba los matrimonios modelo “occidental” (digamos en Inglaterra) con los modelo “oriental” (digamos, en la India). Decía la noticia que nosotros los occidentales tendemos a sobrevalorar la pasión y el deseo, los cuales, necesariamente disminuyen, o , lo que es peor, cambian de foco y de objetivo.

No quiero idolatrar cómo son las cosas en otros ambientes culturales pero sí que me llamó la atención que el ingrediente pasional, instintivo, definitivamente no es lo primero en muchos lugares de la India o de otros sitios. por lo que vemos en la Biblia, tampoco parece que el pueblo de la Alianza haya considerado como gran valor sentir ese tipo de deseo o de fascinación “mágica.”

¿Qué es entonces lo que hace que esos matrimonios con menos ingrediente pasional duren más? La clave parece estar en aprender a valorar a la persona, y aún más, en “saber estar” cuando esa otra persona nos necesita. Esposos orientales decían que habían sentido dulzura y unión cuando habían encontrado solidaridad y apoyo en los momentos más oscuros o inciertos de su vida laboral o incluso de su salud. La ventaja además es que ayuda necesitaremos toda la vida; conversación y compañía necesitaremos toda la vida; mientras que pasión o deseo ni son de fiar ni duran tanto, ni saben guiar siempre bien.

Un buen consejo entonces es aprender a ser amigo; aprender a interesarse por el otro ser humano; aprender también a abrir el corazón sin pretender presentarnos ni como “hombres de hierro” ni como “dueños del mundo” del otro.

De nuevo, hermano: oro por ti.

La orfandad psicologica facilita el camino a las sectas

“Según Vicente Jara, citando a Atilano Alaiz, “los líderes sectarios ofrecen un hogar para huérfanos psicológicos, que son los adeptos”. También se refirió a la infantilización por parte de estos dirigentes, ya que se trata de mantener a la persona en un ámbito más controlable y manipulable…”

orfandad psicologia y sectas

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Aspectos practicos sobre la pureza

Nunca hables, ni para lamentarte, de cosas o sucesos impuros. -Mira que es materia más pegajosa que la pez. -Cambia de conversación, y, si no es posible, síguela, hablando de la necesidad y hermosura de la santa pureza, virtud de hombres que saben lo que vale su alma.

No tengas la cobardía de ser “valiente”: ¡huye!

Los santos no han sido seres deformes; casos para que los estudie un médico modernista. Fueron, son normales: de carne, como la tuya. -Y vencieron.

Aunque la carne se vista de seda… -Te diré, cuando te vea vacilar ante la tentación, que oculta su impureza con pretextos de arte, de ciencia…, ¡de caridad! Te diré, con palabras de un viejo refrán español: aunque la carne se vista de seda, carne se queda.

¡Si supieras lo que vales!… -Es San Pablo quien te lo dice: has sido comprado “pretio magno” -a gran precio. Y luego te dice: “glorificate et portate Deum in corpore vestro” -glorifica a Dios y llévale en tu cuerpo.

Cuando has buscado la compañía de una satisfacción sensual… ¡qué soledad luego!

¡Y pensar que por una satisfacción de un momento, que dejó en ti posos de hiel y acíbar, me has perdido el “camino”!

“Infelix ego homo!, quis me liberabit de corpore mortis huius?” -¡Pobre de mí!, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? -Así clama San Pablo. -Anímate: él también luchaba.

A la hora de la tentación piensa en el Amor que en el cielo te aguarda: fomenta la virtud de la esperanza, que no es falta de generosidad.

No te preocupes, pase lo que pase, mientras no consientas. -Porque sólo la voluntad puede abrir la puerta del corazón e introducir en él esas execraciones.

Trabajo y descanso

67. El trabajo humano que se ejerce en la producción y en el comercio o en los servicios es muy superior a los restantes elementos de la vida económico, pues estos últimos no tienen otro papel que el de instrumentos.

Pues el trabajo humano, autónomo o dirigido, procede inmediatamente de la persona, la cual marca con su impronta la materia sobre la que trabaja y la somete a su voluntad. Es para el trabajador y para su familia el medio ordinario de subsistencia; por él el hombre se une a sus hermanos y les hace un servicio, puede practicar la verdadera caridad y cooperar al perfeccionamiento de la creación divina. No sólo esto. Sabemos que, con la oblación de su trabajo a Dios, los hombres se asocian a la propia obra redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad sobre eminente laborando con sus propias manos en Nazaret. De aquí se deriva para todo hombre el deber de trabajar fielmente, así como también el derecho al trabajo. Y es deber de la sociedad, por su parte, ayudar, según sus propias circunstancias, a los ciudadanos para que puedan encontrar la oportunidad de un trabajo suficiente. Por último, la remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común.

La actividad económica es de ordinario fruto del trabajo asociado de los hombres; por ello es injusto e inhumano organizarlo y regularlo con daño de algunos trabajadores. Es, sin embargo, demasiado frecuente también hoy día que los trabajadores resulten en cierto sentido esclavos de su propio trabajo. Lo cual de ningún modo está justificado por las llamadas leyes económicas. El conjunto del proceso de la producción debe, pues, ajustarse a las necesidades de la persona y a la manera de vida de cada uno en particular, de su vida familiar, principalmente por lo que toca a las madres de familia, teniendo siempre en cuanta el sexo y la edad. Ofrézcase, además, a los trabajadores la posibilidad de desarrollar sus cualidades y su personalidad en el ámbito mismo del trabajo. Al aplicar, con la debida responsabilidad, a este trabajo su tiempo y sus fuerzas, disfruten todos de un tiempo de reposo y descanso suficiente que les permita cultivar la vida familiar, cultural, social y religiosa. Más aún, tengan la posibilidad de desarrollar libremente las energías y las cualidades que tal vez en su trabajo profesional apenas pueden cultivar.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 67]