Entrevista a fray Nelson Medina, dominico nacido en Colombia y conocido en las redes
Por Luis Javier Moxo Soto
MADRID, sábado 24 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Fray Nelson Medina es sacerdote dominico nacido en Colombia. Es muy conocido y está muy presente en internet. Recomienda no perder el tren de las nuevas teconologías y, sobre todo, permanecer en el empeño.
Pero mucho mejor que presentarle, dejemos que sea él mismo quien lo explique a ZENIT.
¿Qué tipo de apostolado y en qué plataformas realiza su misión fray Nelson en la Red? ¿y fuera de la misma?
–Fray Nelson Medina: Mis dos motivaciones más fuertes han sido: comentar la Palabra de Dios, dejando que aparezca su permanente actualidad; y leer esa actualidad, o algunos de sus rasgos, queriendo descubrir ahí el paso y el poder transformador de Dios. En cuanto al mundo online, hago presencia con una página web, fraynelson.com, con una red social de Amigos en la Fe, un boletín diario de evangelización, y un canal de Youtube. Estoy también en Facebook y Twitter. Escribo además regularmente para otras páginas. En el mundo offline tengo algunas clases para nuestros estudiantes dominicos de teología, y he tenido ocasión de predicar numerosos retiros y conferencias a sacerdotes, religiosos, monjas, hermanas de vida apostólica y por supuesto también a nuestros laicos, en varios países. La gran mayoría de esas predicaciones luego enriquecen la presencia online. Tengo un programa de televisión, “Al Tablero con Fray Nelson” en el canal católico Cristovisión. La Emisora Reina de Colombia y muchas otras en diversas partes del mundo hispanohablante utilizan clips en MP3 para presentar el Evangelio del Día, u otras reflexiones.
Hasta ahora, en su trayectoria de apostolado a través de internet ¿qué ventajas e inconvenientes ha visto en este medio? Díganos algunas indicaciones prácticas para padres, maestros y jóvenes.
–Fray Nelson Medina: Aunque se puede decir que Internet está en su infancia, y aún nos aguardan muchas sorpresas de su desarrollo, hay elementos que parecen claros e irreversibles. Ante todo: la revolución digital ha llegado para quedarse. Así como la mayor parte de nuestra generación creció en un mundo donde el acceso al agua y a la luz de día y de noche es algo natural que uno ni siquiera se pone a pensar sino que da por descontado, las nuevas generaciones ya dan por descontado el acceso a la red. Eso abre paso a unos niveles de comunicación y de oferta de la información en condiciones sin paralelo. Pero los canales, vistos en sí mismos, son moralmente neutros, y por eso la gran tarea es lograr que lo que circule por ellos sea útil, constructivo, luminoso, capaz incluso de animarnos en la búsqueda de lo perfecto y lo santo. Renunciar a ese esfuerzo es convertir a los recursos nuevos en lodazales móviles que tendrán un efecto devastador en la mente de todos, empezando por niños y jóvenes.
Consejos que pueden ser útiles: Internet no es la panacea pero tampoco es el basurero de la psiquis humana. Aprender a usar es la norma, y ello implica educación de la conciencia, mesura en el tiempo de uso del recurso, discernimiento de contenidos, sentido crítico. En cuanto a las redes sociales, el mejor consejo lo ha dado el papa Benedicto: sé sincero; sé verdadero. La personalidad online no es un reemplazo ni una extrapolación de lo que uno es más allá de la “virtualidad”; El poder y las limitaciones de un medio se conocen mejor cuando uno deja de ser pasivo e intenta producir contenido. Es una opinión muy personal pero creo que quienes hacen blogs y administran con sensatez su propia presencia en la Red aprenden por experiencia los límites que conlleva esa comunicación; Internet puede ensanchar pero no reemplazar conceptos humanamente vitales como es amistad, educación, y sobre todo amor. No funciona como escape sino como camino de encuentro, y la riqueza de todo encuentro depende no del camino sino de los caminantes.
¿En qué aspectos concretos cree usted que la presencia de la Iglesia Católica en internet debe mejorar? Y más concretamente, ¿cuáles son los puntos débiles y fuertes del testimonio de la Iglesia, especialmente en las redes sociales, y cómo aprovecharlos adecuadamente para la nueva evangelización?
–Fray Nelson Medina: Si Internet, según hemos dicho, es joven, la presencia de la Iglesia en Internet es en cierto sentido balbuciente, como propia de párvulos. Pero se ha avanzado y hay cosas realmente interesantes en algunos portales. Otro punto positivo, que también debemos a los portales de noticias católicas, es que cada uno puede aprender a temperar su entusiasmo o desánimo al conocer con alguna cercanía, y muy de primera mano, lo que acontece en otras partes del mundo. Hay que felicitar el uso, muchas veces creativo, de recursos visuales, ya no sólo con predicaciones o conferencias, sino por ejemplo, con videos musicales, entrevistas, animaciones gráficas, cursos en línea. Los movimientos eclesiales, en distintos grados, han visto pronto que su presencia virtual no puede tener menor calidad ni frescura que su acción en las diócesis y parroquias. Las redes sociales, los foros y los blogs de comunidades concretas son como manos extendidas que muestran una fe “en acto” y no solamente “en potencia.”
Cosas para mejorar: Hay demasiados intentos sin continuidad. Mucha gente, clérigos y laicos por igual, se entusiasma con aquello de empezara a existir digital o virtualmente, ¡pero luego abandonan a sus criaturas! Sucede en todos los sectores de la sociedad pero en el caso nuestro hace un daño particular porque es como ver un templo en ruinas. A veces pienso que si alguien no va a seguir con lo que hizo debería darle “cristiana sepultura”; En Internet, una gran fortaleza es la proximidad entre el suceso y la noticia, o entre la pregunta y la respuesta. Admito que demanda una cantidad colosal de tiempo pero, de nuevo, si no se camina en la línea de acercar la actualización de las páginas “virtuales” a la actualización de nuestros días “reales”, corremos el riesgo de ser irrelevantes. Entre paréntesis, destaco el ejemplo que nos está dando la página web del Vaticano, que en cosa de un año ha pasado de ser un cúmulo de textos a ofrecernos incluso las audiencias papales en video de alta definición. Es el tipo de cosas que Internet permite y que nosotros no podemos darnos el lujo de perder como oportunidad; Debemos cultivar más el sentido de Iglesia. Digamos que una página web es como un altavoz. Pues bien, hay demasiado ruido y engaño en mucho de lo que lleva el título de católico. En mi opinión, lo que más confunden son las opiniones de algunos teólogos que parecen deleitarse con tener una audiencia sin que parezca preocuparles mucho, ni dentro ni fuera de Internet, si lo que dicen es cierto y es concorde con la Iglesia. de hecho, Internet mismo puede crear la falsa impresión de que todas las voces son equivalentes, y que la diversidad es en sí misma una virtud.
Por último, fray Nelson, dado que estamos en medio de una cultura audiovisual y digital en la que prima el consumo inmediato, veloz y el relativismo, ¿cuál y cómo es su mensaje para que podamos crecer todos en un yo más maduro y feliz hacia nuestro pleno desarrollo?
–Fray Nelson Medina: Mi respuesta más práctica y probablemente útil es: involucremos un mayor número de católicos en los procesos de creación, actualización y mejoramiento de nuestra presencia en Internet. Quien hace televisión conoce las trampas de la televisión pero también la belleza del acto comunicativo visual. Quien hace radio aprende de sus dificultades, límites y posibilidades. Honradamente creo que es entrar en la escena y ser menos pasivo forma de una manera única. Pero por supuesto, ello no reemplaza los sabios consejos que hemos recibido desde antiguo, vale decir: el lugar de la oración, la vida sacramental, una buena y madura dirección espiritual, la guarda de los sentidos, y en general, todo aquello que permite que estemos en el mundo sin ser del mundo.