[Curso a las Monjas Dominicas del Monasterio de Santa Ana, en Murcia, España.]
Tema 2 de 6: San Anselmo, y la fe que quiere entender
* San Anselmo de Canterbury (1033-1109), ingresó al Monasterio de Bec, que pronto habría de convertirse, con su liderazgo, en un reconocido centro de estudios. Allí escribió su obra Proslogion (1077-78).
* Algunos temas teológicos del Proslogion: la fe quiere entender (fides quaerens intellectum). Ese querer puede ser el de la curiosidad o la arrogancia, y entonces hace daño, pero también puede ser el querer que brota del amor, o el querer de quien desea presentar de la mejor manera la fe; en estos últimos casos es válido.
* ¿Es razonable, o forzoso que Dios exista? Para Anselmo hay una demostración universal, que luego ha sido conocida como “argumento ontológico” : puesto que puedo pensar en seres más o menos perfectos, puedo pensar en el ser más perfecto de todos. Si a ese ser le faltar existir, le faltaría algo en lo que es superado por muchos otros seres. Luego ese ser perfectísimo tiene que existir, y lo llamamos Dios.
* El argumento ontológico ha sido criticado y en general se le considera insuficiente (así por ejemplo, lo considera Tomás de Aquino). El mérito de San Anselmo está más bien en defender una postura abierta a la inteligibilidad de la fe. Para él la razón no es enemiga de la fe, sino uno de los muchos dones de Dios: un don que finalmente está a su servicio, también cuando se trata de creer.
* El Proslogion también es una referencia importante porque se atreve a preguntar las grandes cuestiones que luego aparecerán en todos los tratados teológicos: ¿Cómo es Dios? ¿Cómo son su conocimiento, poder? ¿Son realmente compatibles su misericordia y su justicia?
* Otra obra importante de Anselmo es Cur Deus homo?: }Por qué un Dios-Hombre? Es un estudio sobre la redención desde la mirada de lo justo y lo injusto. Ve la redención como un ajustar, pagar una deuda. A esto se le ha llamado “teoría de la satisfacción.” Aunque puede caricaturizarse esta teoría como una traducción a la religión del régimen feudal, parece más correcto ver en ella el anhelo de un corazón fascinado por la contemplación de la armonía divina, un corazón que no quiere considerar normal la desfiguración del pecado, y que por tanto sabe que al fin la la obra plena de Dios debe reflejar su pureza y belleza.
* Un aporte adicional muy valioso es la comprensión del pecado original como equivalente a la naturaleza humana sin la “justicia original.” Lo mismo que en la exposición sobre la necesidad de la redención, lo que brilla aquí es el corazón contemplativo que ve a Dios como perfección suprema en el acto de expresarse y comunicarse por la creación y la redención.