“Como el vicio de escribir lo lleva Javier López López en la sangre, no puede callar ante tanto desmán actual y ha tomado el oficio de bloguero. Hoy presento su blog al que ha colocado el siguiente título: Soy católico, ¿pasa algo?”
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
El compromiso para la evangelización encuentra su alegría y su fuerza en la contemplación. Esta intuición de las órdenes mendicantes saca a la luz tres de los retos a los cuales debe enfrentarse hoy la evangelización.
El reto del conocimiento, afrontado en el diálogo con todos los que buscan la verdad: filósofos, científicos, investigadores. El despliegue de las ciencias y del conocimiento es la ocasión para poner en marcha esta “bella amistad entre la fe y las ciencias” proclamada por el Concilio. En la fe contemplamos el misterio de la continua creación de Dios y su llamada confiada a la libertad y la razón del hombre. En la amistad con los hombres de ciencia podemos discernir los retos para construir, juntos, un mundo para el hombre.
El reto de la libertad. En el encuentro con nuestros contemporáneos, creyentes o no, hay que dar a conocer, en primer lugar, la amistad de Dios con los hombres, antes de ofrecer unas respuestas a preguntas que, a veces, no están planteadas con los términos adecuados. Dejarse guiar por la paciencia de Dios, que cuenta con el hombre para que éste aprenda a situar su libertad a la altura de su dignidad, y contemplar la misericordia de Cristo, que nos precede, Él, que enseña a sus amigos lo que ha recibido del Padre.
El reto de la fraternidad. Las comunidades religiosas quieren ser lugares donde la fraternidad edificada sobre la diversidad aspire a ser transformada por el Espíritu de comunión en “sacramento” de la amistad de Dios con el mundo. Y, a causa de esta esperanza, se las reta a ampliar esta esperanza de comunión, uniendo su destino a los olvidados del mundo, haciendo suya la convicción del sínodo de 1971: “El combate por la justicia y la participación en la transformación del mundo aparecen claramente como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio”.
[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]
Tema 2 de 12: Introducción, Contexto de la Orden Dominicana
* Con especial alegría puede y debe recibir nuestra Orden Dominicana este “Año de la Fe.” Es lo nuestro. La fe nace de la predicación (Romanos 10), y nosotros mismos hemos sido llamados “pugiles fidei.”
* El hecho mismo de predicar supone una profunda fe, a varios niveles. Para entenderlo, conviene descubrir, entre tantos actos de la Iglesia que son “predicación” de diversos modos, cuál es aquel que de modo más directo corresponde al acto mismo de predicar.
* La predicación no es, en primer lugar, una obra, por ejemplo: un escrito, institución o pieza de arte. La predicación es un “acontecer” en el que un corazón se abre para brindar la palabra, y otro se abre para acogerla. Es una intersección de caminos; es un lugar de encuentro; una fusión de horizontes; un momento de comunión.
* Si se trata de la predicación cristiana, esa apertura concurrente de corazones y de vidas tiene otra dimensión más profunda: el predicador no se está anunciando a sí mismo. Su genuina tarea es desaparecer por vía de transparencia, y para ese objetivo necesita disponer todo su ser, alma y cuerpo.
* Así como un pianista no puede usar sus manos para cualquier oficio, el predicador modela su vida para ser instrumento apropiado de gracia y bendición a través de un ministerio específico que es de hecho tan próximo a la administración de un sacramento porque significa y transmite la gracia.
* Sobre esto trata con elocuencia el Capítulo II de las Actas del Capítulo General de los Dominicos en Roma (2010), y allí conviene referirse para desglosar implicaciones específicas en cuanto a nuestra forma de vida.
* Algunas sugerencias concretas para el Año de la Fe: (1) Sea este el tiempo para jamás volver a decir de un pasaje de la Escritura: “Ya lo conozco.” Queremos dejarnos sorprender por la Palabra.
(2) Sea este el tiempo para hacer sensible el corazón a la vida y realidad de la Iglesia, en la que Dios ha depositado su beneplácito, y ala que Cristo ha amado como su Esposa.
(3) Sea este el tiempo para leer con mayor hondura y comunión los signos de los tiempos en los rostros de nuestros hermanos, para hacer de nuestra vocación, como Domingo, un diálogo vivo con el Señor que se ha hecho Camino.
[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]
Tema 1 de 12: Introducción, Contexto de Iglesia
* El Papa Benedicto ha venido insistiendo en tres expresiones que, si uno examina, están íntimamente relacionadas: hermenéutica de la continuidad, nueva evangelización, y ahora: Año de la Fe.
* La hermenéutica (interpretación, lectura comprensiva) de la continuidad (en cuanto al Concilio Vaticano II) va en contraste con las hermenéuticas de la ruptura, que son sobre todo dos: (1) La lectura tradicionalista, que ve en el Concilio una “traición” a lo que se supone que era y pensaba la Iglesia; (2) La lectura progresista, que idealiza el tiempo del Concilio y también el llamado “espíritu” del Concilio.
* Tradicionalistas y progresistas se parecen en que ven en el Concilio una “ruptura,” trágica o necesarísima, según el caso. Se parecen también en que ven en Juan Pablo II y ahora en Benedicto XVI “traidores,” para los tradicionalistas, por haber favorecido la “destrucción” de lo que la Iglesia era; para los progresistas, por haber asfixiado la atmósfera nueva que trajo el Concilio.
* La hermenéutica de la continuidad se apoya en las palabras y la intención de quien convocó el Concilio Vaticano II: Juan XXIII. El propósito del Concilio no fue definir aspectos de la fe, sino apoyarse en ella, y preguntarse cómo ofrecerla de modo más abierto y efectivo al mundo. La “continuidad” es ante todo la continuidad de la misma fe y de la misma Iglesia.
* A la vez, la continuidad nos lanza de nuevo a la tarea de la evangelización, y por eso ha de considerarse como fruto conciliar la Nueva Evangelización (de ningún modo un “nuevo evangelio”).
* Esa Nueva Evangelización no parte de cero: cuenta con el depósito de la fe, cuenta con la experiencia misionera multisecular, y además, mira con atención las señales del postconcilio, incluyendo la progresiva esterilidad de las disidencias, sean de corte tradicionalista o progresista.
* Tal es el contexto del Año de la Fe, mucho más una tarea pendiente que una simple celebración o recuerdo.
Es pobre conocimiento saber qué sucede y no reconocer a Aquel que está aconteciendo.
Lo que sigue es mi comentario a esta entrada del blog Espada de doble filo de Bruno Moreno..
Brillante. Oportuno. No te digo más elogios para no tentar la vanidad, Bruno. Dios te bendiga.
Agrego algo: observemos cómo, detrás del desprecio al dogma cristiano y católico está también la desconexión entre verdad y libertad, o entre bien y verdad. El bien se ve como fruto del puro apetito, de la espontaneidad buenista, o de un consenso social que se asume… dogmáticamente. Lo “bueno” es, por dogma postmoderno, lo que la sociedad secularizada declare como tal.
Esa “bondad,” indigesta y de muchos modos contradictoria consigo misma, no resiste análisis. Se refugia es su dogmatismo intolerante, subjetivista, rabioso, arrogante. Esa pésima “bondad” sólo habla de Cristo para negarlo, desfigurarlo o blasfemar de su Iglesia.
De ahí la increíble capacidad de nuestra sociedad “racional” y “desarrollada” para detestar a un hombre como Benedicto XVI. El Papa que el Espíritu Santo nos ha dado es exactamente la peor noticia que podían recibir los que creen en el dogma buenista, ultrasecularizado y subjetivista. Pero también hoy Cristo cumple su promesa: “He orado por ti, Pedro, para que tú fe no desfallezca.”
Aquello que liberó de soberbia y odio el corazón de Pablo es paradigma de lo que hace Cristo y cómo logra realizarlo.
1. Queridos hermanos en el seno de la santa Iglesia, la cual surge, crece y llega a la plenitud, gracias a la oración de su Fundador Jesucristo, por medio de su Espíritu, en el corazón de la Virgen Santa, que es Madre de la Iglesia:
Orar es comunicarse, dialogar con Dios, para entrar en comunión con Él. “Es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes” (s. Juan Damasceno, CEC 2559). O como dice santa Teresa de Ávila: “la oración es hablar de amor con quien sabemos nos ama”.
Pero, ¿cuáles son los elementos básicos de la oración verdadera? Aquellos que no pueden faltar en la oración, pues de hacerlo, la oración se desvirtúa, o de plano se invalida o inutiliza. ¿Cuál es el ABC de la oración?
2. Santa Teresa y el Magisterio en el Catecismo nos dan los elementos:
Dice la santa en su libro Las Moradas, en moradas primeras, Cap. 1, 7: “La oración ha de ser con consideración; porque la que no advierte con quien habla, y lo que pide y quién es quien pide y a quién, no la llamo oración”.
Dice el Catecismo (CEC): “Que nuestra oración se oiga no depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas” (CEC 2700). Y luego agrega: “Es el corazón el que ora. Si éste está alejado de Dios, la expresión de la oración es vana” (CEC 2562).
[Autor: Juan de Jesús y María.]
[Predicación en el Retiro de Servidores de la Renovación Carismática, Región Andalucía Occidental, 2012.]
Tema 3 de 3: Tareas específicas.
* El límite de la sanación es que no sana al “yo” entronizado. Ese sólo se sana, o sea, se corrige cuando se entrega, participando en la Cruz.
* Frentes específicos de la Nueva Evangelización: (1) Afectividad y sexualidad: que hoy es tomada como un entretenimiento barato, o una droga que aplaca en individualismo inane a toda una generación;
(2) Defensa de la vida, desde su concepción hasta su muerte natural. Lucha unida a una preocupación coherente por la justicia social. Es una pelea durísima pero indispensable, sobre todo para que surja una conciencia menos confusa y más resuelta entre los jóvenes. Parte de esta pelea implica una formación de la conciencia mucho mejor en su calidad.
(3) Evangelización explícita. Sólo crecen los carismas que se gastan. Es invaluable e intransferible la experiencia de ser despreciados alguna vez por causa de seguir a Cristo. No puede ser que el mal juegue con profesionales y nosotros sigamos como aficionados. Y no se puede respetar tanto que nos acobardemos.
[Predicación en el Retiro de Servidores de la Renovación Carismática, Región Andalucía Occidental, 2012.]
Tema 2 de 3: Lo que la fe es en verdad.
* En el mundo neo-pagano la fe se ve como un equivalente a la sugestión, pura concentración de la imaginación y deseo (“wishful thinking,” en inglés). Esta fe es puro subjetivismo, mera proyección de mi yo.
* Para acercarnos a la verdad de la fe, desde la Biblia, seguimos tres momentos.
(1) La gran mentira y la gran verdad. La gran mentira, propia del gran mentiroso, el demonio, es que uno debe escoger entre ser obediente o ser feliz. El mensaje del enemigo es: “Si pretendes quedarte con tu Dios, te quedarás sin felicidad.”
Cristo destruye la gran mentira en tres pasos: (a) sus milagros de curación revelan un Dios que se ocupa con amor de nosotros; (b) sus discusiones con fariseos, saduceos, escribas y otros destruyen una multitud de falsas imágenes de Dios; (c) pero es sobre todo en la Cruz donde está el centro de la respuesta: si el demonio pretende que obedecer a Dios traerá desgracias, y al peor de ellas es la muerte, entonces la resurrección es la derrota de su engaño.
(2) Cristo es la propuesta; la fe es la respuesta. Uno ve que en Cristo, Dios Padre nos ha entregado todo. Cristo es su lenguaje último, completo y definitivo. Nuestra fe es también así, o debe serlo: última, completa y definitiva.
(3) Y eso es lo que hemos recibido de los apóstoles; eso es lo que confesamos con toda la Iglesia: CREDO.
[Predicación en el Retiro de Servidores de la Renovación Carismática, Región Andalucía Occidental, 2012.]
Tema 1 de 3: Respuesta fundamental al neo-paganismo.
* Creer es un inmenso SÍ pero conlleva también uno y muchos NO. El que le pide a una mujer que se case con él le está diciendo a todas las demás que no se casa con ellas.
* Ese decir que NO es el que no acepta el paganismo. La multiplicación de dioses permite que cada uno siga en realidad su propio apetito y gusto. Dejar el paganismo es dejar ese juego de fantasías y proyecciones del yo con sus deseos. Dejar el paganismo es buscar la verdad.
* Vivimos en tiempos de neo-paganismo. El lenguaje que escucha el cristiano es: “Si a ti te funciona lo tuyo, aplícatelo, pero no pretendas imponerlo a nadie…” En lo concreto, esa mentalidad implica que la religión tendría que circunscribirse al ámbito de lo privado, y que toda presencia pública de lo religioso será juzgada como abuso de parte de la Iglesia.
* Aún más, la mentalidad neo-pagana ignora las ramificaciones de las ofensas a lo religioso como tal. En el acto blasfemo y político de la banda de rock Pussy Riot en 2012 lo único que cuenta es que aquellas mujeres estaban protestando contra el presidente Putin, pero que la protesta fuera en una catedral parece no importar ni significar nada a muchos.
* La batalla que espera al creyente tiene muchos frentes: está lo legal, como por ejemplo en cuanto a la despenalización del aborto, pero es ilusorio creer que con cambios de leyes se logra todo. La lucha integral del creyente debe ser vista como un esfuerzo común que tiene muchas dimensiones y que se llama nueva evangelización.
* Aprender a evangelizar requiere más de un ensayo y más de un fracaso. El ejemplo de Pablo impresiona. Después de tantos esfuerzos y frustraciones llegó a un momento de madurez en que descubrió que sólo en la desnudez de la Cruz y en la conciencia del poder del Espíritu era posible de verdad anunciar la Buena Nueva: tal es la actitud que requeriremos en la Nueva Evangelización.
La esperanza cristiana no es puro deseo, no es pura hipótesis: es ejercicio de preparación para el retorno del Señor.
El cristiano no busca la confrontación pero tampoco negará al Dios verdadero.
[Predicación en la Asamblea de la Renovación Carismática, Región Andalucía Occidental, 2012.]
Tema 3 de 3: Con espíritu firme.
* Si hay algo que pronto descubre el que se propone algo bueno es que el bien es arduo y la perseverancia en el bien es virtud escasa en la raza de Adán.
* El Antiguo Testamento muestra con abundancia de ejemplos cómo el pueblo que Dios eligió es pronto para aceptar los mandamientos pero también demasiado ágil en quebrantarlos y luego en endurecerse ante la palabra que le reconviene.
* El problema no está en que uno no vea el bien–eso es posible para una conciencia despierta o para todo el que oiga la proclamación de la Ley de Moisés. El problema es la falta de alegría, de gusto en el bien, de certeza de que aun lo malo es bueno, si se enfrenta buscando con sinceridad el bien mayor.
* Por eso la antigua alianza termina fallando: porque el puente que Dios quiere tender con el hombre se sostiene del lado de Dios pero no es firme del lado del hombre.
* Esta situación cambia para mejor con la Nueva Alianza. Abierto el camino por la Cruz de Cristo, el don del Espíritu Santo se asienta en nosotros y vive su misterio en nosotros. No nos suplanta sino que nos hace alcanzar la plenitud de lo que podríamos ser y estamos llamados a ser. Y al obrar así, el puente ya está firme y funciona, porque Dios está a ambos lados.
[Predicación en la Asamblea de la Renovación Carismática, Región Andalucía Occidental, 2012.]
Tema 2 de 3: Por dentro.
* En Mateo cap. 15, Jesús habla de aquello que hace impuro al hombre, y dice que el problema no está en lo que viene de fuera, sino en el corazón.
* El corazón humano se endurece por miedo pero si lo miramos con más detenimiento, se endure porque un tirano, el “yo,” ha asentado su trono en el centro de ese corazón, y a toda costa quiere defender lo ganado.
* El “yo” no saldrá de su trono voluntariamente. Su salida viene motivada por aquello mismo que vemos en la gente que rodea a Cristo. ¿Quiénes son ellos? Son los fracasados, los excluidos, los frágiles, los extenuados.
* El que ha “tocado fondo” puede entender el lenguaje de las bienaventuranzas porque de su postración hay algo bueno en camino: la capacidad de recibir como rey al verdadero rey, es decir, a Cristo, enviado por el Padre como magnánimo y bondadoso señor nuestro.
* En Juan 4, Jesús nos hace ver que ya hay muchas personas que se encuentran en una condición semejante. Si no evangelizamos, culpa nuestra será que esos pobres, que tienen agrietada el alma, caigan en desesperación o se venden al que de tiempo atrás quiere envenenarles, es decir, el enemigo malo.
* Urge, pues, evangelizar: estar despiertos, reconocer la hora de Dios en nosotros y en los que tenemos cerca.