ESCUCHA, Te necesito, Espiritu Santo, 2 de 4

[Predicación en el V Congreso de la Renovación Carismática Católica en La Paz, Bolivia, en Septiembre de 2012.]

* En su bautismo en el Jordán, Jesús de Nazareth fue ungido con el Espíritu Santo como “Cristo de Dios,” es decir, como Mesías con una misión absolutamente única.

* Movido por ese Espíritu, Jesucristo sana enfermos, predica y realiza la llegada del Reino de Dios, quebrantando el imperio del pecado y del demonio.

* La obra del Espíritu en Cristo y a través de Cristo sigue varias fases: (1) Nos alivia de las consecuencias del pecado, quitando la venda de seducción que éste nos había puesto. (2) Nos enseña a detestar la condición en que nos encontramos, es decir, nos posibilita decir: “Ya no quiero ser así;” (3) Nos invita a seguirlo, a acogernos a su presencia, compañía y amistad; (4) Con su Palabra y sacramentos nos limpia y sana las heridas que había dejado el pecado.

* Toda esa obra alcanza su plenitud en la Cruz, que es verdadero diluvio de amor. En la Cruz se denuncia toda la mentira del pecado y se revela toda la verdad de la misericordia sanadora y transformante de nuestro Padre Dios. En la cruz, cristo es el el sacerdote ungido de los bienes verdaderos y futuros.

* Esa obra se hace perfecta en nosotros con la efusión del Espíritu. Gracias a esta acción del Paráclito el reinado de Cristo se hace verdad en nuestras vidas.

ESCUCHA, Te necesito, Espiritu Santo, 1 de 4

[Predicación en el V Congreso de la Renovación Carismática Católica en La Paz, Bolivia, en Septiembre de 2012.]

* La Ley de Moisés es regalo de Dios para su pueblo elegido, y como tal trae grandes bienes: (1) Despierta la conciencia; (2) Revela el sentido profundo de la vida humana en la dirección del amor a Dios; (3) Da criterios útiles de formación de niños y jóvenes; (4) Provee de un código social sano.

* Pero la Ley tiene también sus graves limitaciones: no provee la fuerza ni el gusto para buscar el bien, sobre todo si se trata del bien arduo. Y además, instala en nuestra cabeza y corazón la “Lógica de la Transacción” que hace que uno sólo busque el bien de los que le son agradables o útiles.

* La “Nueva Ley,” que es el Espíritu, supera esas limitaciones porque llega a nosotros y desde dentro instaura el reinado y señoría de Dios.

Conoce a San Juan de Avila, Doctor de la Iglesia

El próximo 7 de octubre Benedicto XVI proclamará a San Juan de Ávila Doctor de la Iglesia Universal. Será en la Plaza de San Pedro de El Vaticano, a las 10 horas, en la Eucaristía de inauguración del Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe”.

San Juan de Avila

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Hay que frenar la crueldad de las guerras

79. A pesar de que las guerras recientes han traído a nuestro mundo daños gravísimos materiales y morales, todavía a diario en algunas zonas del mundo la guerra continúa sus devastaciones. Es más, al emplear en la guerra armas científicas de todo género, su crueldad intrínseca amenaza llevar a los que luchan a tal barbarie, que supere, enormemente la de los tiempos pasados. La complejidad de la situación actual y el laberinto de las relaciones internaciones permiten prolongar guerras disfrazadas con nuevos métodos insidiosos y subversivos. En muchos casos se admite como nuevo sistema de guerra el uso de los métodos del terrorismo.

Teniendo presente esta postración de la humanidad el Concilio pretende recordar ante todo la vigencia permanente del derecho natural de gentes y de sus principios universales. La misma conciencia del género humano proclama con firmeza, cada vez más, estos principios. Los actos, pues, que se oponen deliberadamente a tales principios y las órdenes que mandan tales actos, son criminales y la obediencia ciega no puede excusar a quienes las acatan. Entre estos actos hay que enumerar ante todo aquellos con los que metódicamente se extermina a todo un pueblo, raza o minoría étnica: hay que condenar con energía tales actos como crímenes horrendos; se ha de encomiar, en cambio, al máximo la valentía de los que no temen oponerse abiertamente a los que ordenan semejantes cosas.

Existen sobre la guerra y sus problemas varios tratados internacionales, suscritos por muchas naciones, para que las operaciones militares y sus consecuencias sean menos inhumanas; tales son los que tratan del destino de los combatientes heridos o prisioneros y otros por el estilo. Hay que cumplir estos tratados; es más, están obligados todos, especialmente las autoridades públicas y los técnicos en estas materias, a procurar cuanto puedan su perfeccionamiento, para que así se consiga mejor y más eficazmente atenuar la crueldad de las guerras. También parece razonable que las leyes tengan en cuenta, con sentido humano, el caso de los que se niegan a tomar las armas por motivo de conciencia y aceptan al mismo tiempo servir a la comunidad humana de otra forma.

Desde luego, la guerra no ha sido desarraigada de la humanidad. Mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de medios eficaces, una vez agotados todos los recursos pacíficos de la diplomacia, no se podrá negar el derecho de legítima defensa a los gobiernos. A los jefes de Estado y a cuantos participan en los cargos de gobierno les incumbe el deber de proteger la seguridad de los pueblos a ellos confiados, actuando con suma responsabilidad en asunto tan grave. Pero una cosa es utilizar la fuerza militar para defenderse con justicia y otra muy distinta querer someter a otras naciones. La potencia bélica no legitima cualquier uso militar o político de ella. Y una vez estallada lamentablemente la guerra, no por eso todo es lícito entre los beligerantes.

Los que, al servicio de la patria, se hallan en el ejercicio, considérense instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos, pues desempeñando bien esta función contribuyen realmente a estabilizar la paz.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 79]

Camino de la fe cristiana en el Occidente Medieval

Final del Imperio

1. El cristianismo como religión oficial (Constantino, 313, y Teodosio, 387).
2. Los estertores de Roma: 410, 476
3. Implicaciones de un Imperio Romano de Oriente. Teología bizantina.
4. Resurgimiento del contraste entre Grecia-Federalista y Roma-Centralista
5. Cisma de la Iglesia de Oriente y de Occidente, año 1054

Los pueblos llamados bárbaros

1. Característica semi-nómada; procesos de sedentarización
2. Estructura tribal y liderazgo militar
3. Lógica de las conversiones, de arriba hacia abajo
4. Semilla para las proto-dinastías europeas: caso de Clodoveo y los Merovingios

Surgimiento del Islam

1. Mahoma (+ 632) presenta al Korán como palabra directa y definitiva del Dios único.
2. Surge así un movimiento vigoroso, proselitista, que se extiende primero por el norte de Africa
3. La conquista de Al-Andaluz y la importancia de Córdoba
4. Carlos Martel y la batalla de Poitiers (732)

Gestación del Sacro Imperio Romano-Germánico

1. Condición de desprotección del Obispo de Roma. Ejemplo: León Magno ante Atila
2. Carlomagno (+ 814), nieto de Carlos Martel, conquista para el cristianismo a los sajones.
3. La victoria sobre los lombardos implica también el afianzamiento de los Estados Pontificios
4. Buscando de nuevo protección, el Papa acude a Otón el Grande, a quien se considera primero entre los emperadores.
5. Con Otón surge también el conflicto de poder conocido como Querella de las Investiduras.
6. Vértice de ese enfrentamiento se da entre el Papa Gregorio VII y el Emperador Enrique IV (1077)

Inicios de los procesos de secularización

1. De modo remoto: un Dios creador, distinto de su creación, que adquiere estatuto propio.
2. El valor del individuo, de cada individuo, con su inteligencia y su voluntad.
3. La confrontación del cristianismo con la cosmovisión razonable y universal aristotélica.
4. El renovado interés por el Derecho Civil, el de la civitas.
5. El auge del comercio y la influencia cada vez mayor de la burguesía y de los gremios.
6. El arte al amparo de los Mecenas.
7. El Renacimiento.

Sentimiento nacional

1. El Sacro Imperio no es exactamente un imperio con un único órgano de gobierno.
2. Mientras subsistió, este Imperio tuvo que respetar ampliamente las tradiciones locales y las exigencias de la Iglesia: el feudalismo está montado sobre la figura del juramento de fidelidad.
3. Las tensiones son de tipo económico y religioso, aguzadas por la Reforma Protestante.
4. Las nacientes naciones conservarán el impulso expansivo y el sello cristiano aún por varios siglos.

ESCUCHA, Desafios y oportunidades de la hora presente

[Predicación a un grupo de sacerdotes y religiosas en la sede de la Renovación Carismática Católica en La Paz, Bolivia, en Septiembre de 2012.]

* Los desechos que deja el capitalismo a su paso son indiferencia e individualismo. Los del comunismo son odio profundamente sembrado en la sociedad. En un contexto tan duro, el sacerdote o persona consagrada se enfrenta con unos niveles muy altos de expectativas de las personas y los asaltos duros de la soledad.

* Son necesarias respuestas “ad intra” (en la manera como vivimos) y “ad extra” (en el enfoque pastoral).

* AD INTRA es urgente buscar un crecimiento integral de nuestro ser hacia Dios: que nuestra inteligencia sea pastoreada en los pastos de la Palabra; que nuestra voluntad reciba del Espíritu capacidad de conmoverse por las amenazas a los intereses de Cristo, y tome medidas concretas; que nuestra memoria se refresque con frecuencia en la gratitud hacia lo que Dios ya ha hecho por nosotros.

* AD EXTRA podemos pensar en la historia reciente de la Iglesia en Bolivia como un recinto con cuatro entradas principales: lo social, lo espiritual, lo intelectual y lo apostólico-evangelizador. Es fácil enfatizar demasiado la entrada que a uno le ha servido o a uno le gusta. El desafío y oportunidad es aprender todos a completar nuestra perspectiva amando y complementando lo que dan los otros enfoques. Así crecemos todos en una espiritualidad de comunión y participación.

No juzgues antes de tiempo

Un médico entró en el hospital de prisa después de haber sido llamado… a una cirugía urgente. Él contestó a la llamada lo antes posible, se cambió de ropa y se fue directamente al bloque de la cirugía. Encontró el padre del niño ir y venir en la sala de espera para el médico. Una vez al verlo, el padre gritó: “¿Por qué tomaste todo este tiempo por venir? ¿No sabes que la vida de mi hijo está en peligro? ¿No tienes sentido de la responsabilidad?”

El médico sonrió y dijo: “Lo siento, yo no estaba en el hospital y me vine lo más rápido que pude después de recibir la llamada… Y ahora, me gustaría que se calme para que yo pueda hacer mi trabajo”

“¿Que me calme? ¿Qué pasaría si fuera su hijo el que estuviera en esta habitación ahora mismo? ¿Estarías calmado?” Si su hijo se estuviera muriendo ahora qué harrias? “, Dijo el padre enojado

El médico volvió a sonreír y contestó: “Vamos a hacer todo lo posible, con la gracia de Dios.”

“Dar consejos cuando no estamos en cuestión es tan fácil”, murmuró el padre.

La cirugía se llevó algo más de una angustiosa hora; al final el médico salió feliz: “¡Gracias a Dios! ¡Su hijo se ha salvado!”

Y sin esperar la respuesta del padre el doctor muy apurado mira su reloj y sale corriendo. Mientras se marchaba le dijo “Si tiene alguna pregunta, diríjase a la enfermera.”

“¿Por qué el es tan arrogante? No podía esperar algunos minutos mas para preguntarle sobre el estado de mi hijo?”

La enfermera respondió, con lágrimas en su rostro: “El hijo del doctor murió ayer en un accidente de carretera, y el medico estaba en la funeraria cuando usted le llamó para que realizara la cirugía de su hijo. Ya le salvó la vida a su hijo, déjelo ir. Se fue corriendo para terminar el entierro de su hijo.”

–Nunca juzgues a nadie.

Por que el matrimonio cristiano?

Se reprocha con frecuencia a la Iglesia por su intransigencia en materia de moral sexual y conyugal. En realidad la Iglesia pretende simplemente en este tema, como en tantos otros, ser eco fiel de la enseñanza de Cristo.

Basta abrir el Evangelio para encontrar la afirmación de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio, el elogio del celibato voluntario y la denuncia de los pensamientos impuros que ensucian el corazón del hombre.

Los contemporáneos de Jesús lo entendían así cuando le decían: «si tal es la condición del hombre, más vale no casarse» (Mt 19,10).

Y por su parte Cristo, en vez de negociar sus exigencias en materia de castidad, concluía: «El que pueda entender que entienda» (Mt 19,12).

Remito sobre este asunto a los pasajes siguientes del Nuevo Testamento: Mc 10,1-12; Mt 19,1-12; 1Co 7, 3-7. 10-11; Ef 5,25-32.

–¿Qué significa que el matrimonio sea un Sacramento?

La concepción cristiana del amor humano resulta un enigma si no lo relacionamos con su orígen, el amor de Cristo por su Iglesia, que a su vez revela el del misterio de amor del Dios viviente, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En Dios uno y trino, cada una de las personas tiene su identidad en su relación de amor con las otras dos. Del mismo modo, la creación y aún más la redención son la exteriorización gratuita de la misma existencia divina; algo así como el fulgor del sol que permite hacernos una idea de su íntima energía. Así es como el amor entre hombre y mujer, en el marco del matrimonio cristiano, constituye en el medio humano una epifanía del Amor que define a Dios mismo.

Eso sí, esta entrega de amor entre los esposos ha de ser libre, exclusiva, definitiva y fecunda si quiere ser reflejo de la perfección del mismo Amor divino.

Entonces, ese amar y ser amado son los dos componentes necesarios y suficientes de la verdadera felicidad que Dios se compromete a garantizar por el don de sí mismo a los esposos. Éste es el sacramento del matrimonio.

–Justificación de la moral cristiana sobre el amor humano.

Así las cosas, parece fuera de lugar hablar de matrimonio a prueba, como tampoco hablamos de creación o redención a prueba.

La unión de los cuerpos corona la unión de los corazones, y no puede ser disociada del sacramento por el que Cristo confía los esposos el uno al otro y en Él mismo se da amorosamente a la pareja.

Esta unión, por otra parte, no puede disociarse de su finalidad de traer hijos al mundo, respetando las leyes y ritmos de la naturaleza. En este marco se inscribe el placer unido a ese acto meritorio, por el que se hace legítimo.

Decía Aristóteles que Dios concedió el placer a la virtud, como la lozanía a la juventud.

Y no hay en esto nada excepcional: lo mismo sucede con el placer de comer y beber, que acompaña naturalmente el deber de preservar la salud y la integridad de nuestro cuerpo.

Lo mismo que nuestra conciencia rechaza la práctica de aquellas orgías romanas, en las que se acudía de vez en cuando al vomitorium para poder seguir comiendo, también se puede objetar la legitimidad de un placer que se pretende con un acto que ha sido voluntariamente desconectado de su fin.

–¡Estamos pidiendo un esfuerzo sobrehumano!

La fuerza de la pasión, ciertamente, es a veces tan intensa que resulta heroico resistirla.

Claudel, que conoció esta lucha, dejó escrito: «la juventud no está hecha para el placer, sino para el heroísmo».

La moral de Cristo nos llama constantemente a ir más allá de nuestra debilidad, invocando la ayuda de Dios. «Sed perfectos, decía Jesús, como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48).

El hombre es un aprendiz. Nadie nace enseñado. No habrá, pues, que reprocharle por su inexperiencia y sus errores, pero esto siempre que reconozca sus flaquezas y que entre humildemente en la escuela de su Maestro.

Es en la oración y en el sacramento de la penitencia donde el hombre encuentra la ayuda necesaria para realizar el plan de Dios sobre él.

Y es entonces cuando las realidades carnales se transforman en un trampolín hacia la santidad:

«Entrégenme un joven, decía San Juan Bosco, y yo haré de él un santo».

• «Que el hombre no separe lo que Dios ha unido» (Mt 19,6)

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.