Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).
Tema 7 de 12: Vida Común.
* La razón de nuestro convivir es que hay Uno que nos ha convocado. Por ello nuestra vida comunitaria es ante todo manifestación de su llamado y de su gracia. Es también ofrenda que implica renuncia de sí mismo, y en ese sentido, nos asocia a la ofrenda misma de Cristo al Padre.
* Al hablar de vida en comunidad hay que recordar que, ya desde nuestra biología y fisiología, tenemos diferencias los hombres y las mujeres. Como dato general, la mujer tiene mayor conectividad interna en su cerebro y por ello procesa la información “en paralelo” mientras que el hombre procesa “en serie.”
* El procesamiento paralelo tiene sus ventajas porque permite afrontar más inmediatamente la vida humana en su compleja actualidad y dinamismo; pero también trae desventajas: la confusión de planos de diálogo y de discusión con otras personas, y sobre todo, con otras mujeres, hace que los acuerdos y las interpretaciones “objetivas” resulten a menudo imposibles.
* Por ello la vida comunitaria femenina necesita de criterios y procedimientos muy claros, porque esa claridad exterior y verificable facilita sensiblemente un diálogo con referentes estables,más allá de las propuestas del mundo interior de cada una.
* Pero la verdadera salud en la vida comunitaria procede del conocimiento que cada una tenga de sí misma, y de su capacidad de reconocer el bien y la verdad en la otra hermana, más allá de gustos o disgustos, y del deseo de ser de Cristo y de mantenerse centrada en agradarle a Cristo.