¿Santo, sin oración?… -No creo en esa santidad.
Si no eres hombre de oración, no creo en la rectitud de tus intenciones cuando dices que trabajas por Cristo.
Le decías: “No te fíes de mí… Yo sí que me fío de ti, Jesús… Me abandono en tus brazos: allí dejo lo que tengo, ¡mis miserias!” -Y me parece buena oración.
La oración del cristiano nunca es monólogo.
“Hacer un minuto de silencio por…”. -Deja eso para los que tienen el corazón seco. Los católicos, hijos de Dios, hablamos con el Padre nuestro que está en los cielos.
No dejes tu lección espiritual. -La lectura ha hecho muchos santos.