Las paradojas de Miguel de Unamuno

“Siendo ya ateo y en medio de una situación que comprometía la salud de un familiar le brota espontáneamente la oración; pero no se trata de un hecho aislado sino de una tendencia profundamente arraigada en su ser que llega a ser tan reiterativa en sus manifestaciones que Unamuno se refiere a ella como «esa continua tendencia a rezar» y tan intensa en su empuje que varias veces se veía obligado a dejar lo que estaba haciendo para irse a rezar…”

Miguel de Unamuno

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