Capacidad de escucha; sentido de obediencia y de lo hay que hacer; luz para reconocer las necesidades y aportar a su solución; una boca abierta para contar las maravillas de Dios, y cerrada para agrandar el reino del mal; un corazón dispuesto a leer la vida y ver el paso de Dios en ella: cinco lecciones preciosas de un adviento y de una vida cerca de la Virgen Madre de Jesús.