‘Es una reliquia muy conmovedora: un símbolo de fe, pero también del dolor, el temor, el sufrimiento que sintió en esos momentos’, contó la hermana Beatrice, la monja del convento Hijas de la Caridad, donde conservan desde el 2000 la camiseta ensangrentada donada por una enfermera que trabajaba en la sala de cirugía.
‘Espero que venga mucha gente. Las hermanas del convento decidieron que la beatificación era el momento de compartir la reliquia con el resto del mundo’, explicó.
El día del atentado, la camiseta, que está marcada con las iniciales ‘JP’ en rojo en la parte posterior, tuvo que ser cortada por los médicos del Hospital Gemelli para poder realizar la intervención de urgencia que el pontífice necesitaba.
Abandonada en un rincón de la sala de cirugía, fue recogida por una enfermera, Anna Stanghellini, quien la envolvió en una toalla y la conservó secretamente por varios años.
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Se trata de la camiseta que llevaba el Papa Juan Pablo II el día del atentado del 13 de Mayo de 1981.