El pasado domingo 17 de abril de 2011, que fue domingo de ramos, un grupo de activistas, que se presentaron como homosexuales y católicos, se acercaron a recibir la sagrada comunión del arzobispo de Bogotá, primado de Colombia, Mons. Rubén Salazar. Fotógrafos que estaban ahí para captar la escena tomaron las imágenes que dieron la vuelta al mundo: el arzobispo dando la comunión a homosexuales, o por lo menos, simpatizantes del colectivo homosexual.
Lo primero que vino a mi mente cuando supe la noticia fue aquella frase de Jesús: “son más astutos los hijos de las tinieblas” (Lucas 16,8). Uno debe admitir que es un golpe publicitario y mediático muy fuerte. ¿Qué más podía hacer el arzobispo, cuando apareció la primera persona con la famosa camiseta en la que se declaraba “homosexual y católico”? Es como obligar al jerarca, por lo menos materialmente hablando, a que cometa incoherencia. A la vez, es una oportunidad para decir su propia versión de la doctrina, algo que viene a equivaler a “nadie me puede quitar el derecho a ser católico, y nadie me puede quitar mi condición de homosexual…”
Después de la frase de Jesús, lo segundo que llegó a mi mente fue esta pregunta: ¿qué noción de “catolicismo” tiene esta gente? Da la impresión de que, para ellos, ser católico consiste en lo que ellos digan. A ver, supongamos que yo asisto a una reunión de fanáticos del equipo de fútbol del Real Madrid llevando una camiseta que dice: “Sólo en Barcelona se sabe jugar el fútbol” y luego declaro: “Nadie puede impedirme que yo pertenezca a los fanáticos del Real Madrid y que aclame al Barza.” La cosa sería risible. Pues eso es lo que hace esta gente de la misma del domingo de ramos en Bogotá: ellos creen que son católicos porque ellos dicen que lo son, y que esa palabra, “católico,” se puede llenar después con cualquier teoría o propuesta que les venga en gana.
En realidad esto viene sucediendo hace años. Hay una cantidad de instituciones que se dicen católicas y que luego enseñan o practican barbaridades. Si bien este maltrato a la fe católica no sale siempre en los periódicos, el efecto es semejante. Hay universidades que se dicen católicas e incluso pontificias y predican tranquilamente en contra de la resurrección de Cristo, de la virginidad de María y la presencia real del Señor en la Eucaristía. Hay políticos que se dicen católicos y les parece normal votar a favor de la despenalización del aborto voluntario. Hay textos de religión que se supone que enseñan la fe católica y contienen auténticas barbaridades. Frente a estos abusos sistemáticos, lo de los homosexuales de la catedral de Bogotá casi se disuelve en lo anecdótico.
Pero hay algo que duele singularmente en ese domingo de ramos, y es el uso publicitario de la misa y de la sagrada comunión. Es muy difícil que ahí no se haya producido profanación de la Eucaristía, si no por otra razón, por esta: porque se ha “usado” la Sagrada Comunión para dar un mensaje ajeno, y de hecho, contrario a la fe. Lamentablemente tampoco en esto nos encontramos ante un hecho aislado: misas politizadas y uso manipulador de los sacramentos, incluyendo el del orden sacerdotal (M. Lefebvre) no han escaseado estos años. La única conclusión, por esta parte, es que, en espíritu de caridad hacia Cristo y su pueblo, hemos de pedir perdón y hacer penitencia por tantas profanaciones que pretenden oscurecer el mensaje único y precioso de la Eucaristía, a saber, la plena reconciliación y unión con Dios Padre en la persona de Cristo, según el testimonio y autoridad de la Iglesia.
Una pregunta que varios me han hecho, y que he tardado en responder, es esta: ¿Y entonces qué debía haber hecho el arzobispo?
La cosa es compleja porque el derecho canónico dice que se puede negarla comunión a quien abierta y públicamente se ha separado de la fe pero no es 100% claro si el mensaje de una camiseta basta en este sentido.
Lo planteo de esta manera, haciendo referencia a un caso que me ha sucedido: si un joven de estilo y vestidura oscura, porta una camiseta que dice “Death is King” con una espantosa calavera, ¿es eso razón suficiente para negarle la comunión? Hasta donde yo entiendo, a menos que haya señales muy claras de que la persona se dispone a realizar un sacrilegio allí mismo, no hay razón suficiente para negar la comunión, basándose sólo en ese porte y vestidura. Eso no es culpa del sacerdote, es “culpa” de Cristo, lo digo metafóricamente, por supuesto, dado que Cristo, al exponerse tanto a sí mismo en la Eucaristía se ha quitado los blindajes que impedirían tales irrespetos. Según esto, no puede criticarse a Mons. Rubén por haber dado la comunión a esos activistas del movimiento gay.
Pero quizás sí hay algo inteligente que podría hacerse en otras ocasiones: si se ve que se acerca un grupo de personas así, parece que no es irrespetuoso con ellas ni con la Eucaristía decirles algo como: “Necesito primero hablar con ustedes, y posteriormente veremos lo de la comunión.” Esa frase debería ir acompañada de un signo claro, como dirigirse a otra parte del templo, a seguir repartiendo la Sagrada Comunión.
La ventaja que tiene esto que propongo es que si las personas quisieran insistir en comer la hostia (aquí no cabe decir en realidad “recibir la comunión”), tendrían que proceder por la fuerza, y eso ya es un sacrilegio que no les sirve para sus fines propagandísticos.
De ningún modo critico a Monseñor porque pienso que uno no puede estar preparado para todo de todo, pero sí pienso que estos ultrajes, y los otros que he mencionado, nos obligan a todos a valorar mucho más la Eucaristía y a estar prestos y alerta para defender al sacramento por excelencia.
Oh no sabía de esta noticia mire. La Comunión es Sagrada y no se la debe recibir por relajo o mentira. La persona homosexual no se puede casar en nuestra Iglesia porque no es correcto lo que va a ser, porque DIOS nos hizo a su imagen y semejanza, el hombre para la mujer y la mujer para el hombre. En cuanto a la Comunión se le debe respetar, pienso que el Monseñor debio hablar con ellos primero, para estar seguro de si comulgarían o no. Bueno son cosas que se le pasó por alto, pero que no deben ser, porque estaría en contra de DIOS y de nuestros principios Católicos, porque ser CATÓLICOS no es por decirlo, es hacerlo, obrar como católicos, pero si nos ponemos a tansgiversar, a hacer cosas incorrectas entonces qué estamos haciendo por nuestra Iglesia, qué estamos haciendo como Católicos? Obvio que no somos perfectos, perfecto solo DIOS, pero evitemos estas cosas así que no se sigan suscitando, en donde un Sacerdote vea a una persona homosexual o lesbiana, aconsejelos, orientelos, al igual que todos los feligreses concretos, juiciosos, rectos lo hagamos también de orar y aconsejar a esos hermanos que están haciendo mal en su comportamiento sexual. No se puede juzgar al Monseñor, porque fue un error a saber por qué lo hizo, que el Señor lo perdone y que no haga cosas que no son, ya que nadie es perfecto en el mundo, solo DIOS y solo Él tiene potestad de juzgar. Tengo entendido que esas personas así pueden acercarse a nuestra Iglesia, asistir porque son hijos también de DIOS y siempre y cuando quieran cambiar, estén dispuestos a cambiar como DIOS ordena, pueden asistir. Así sí tengo entendido que es, pero no que vayan a nuestra Iglesia a exhibir cosas que no van con la ley de DIOS, a burlarse de su palabra, eso sí que no lo permite nuestra Iglesia Católica nuestra Madre, porque eso a DIOS no le agrada.