Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 7 de 10: Breve historia de la noción de virtud.
– Aunque el individualismo propio de la Modernidad sitúa el tema de la plenitud humana en el ámbito estrecho de la satisfacción de necesidades y deseos sólo personales, una visión más amplia a la historia de la humanidad muestra que tal plenitud ocurre de modo mucho más natural y frecuente en comunidad.
– Areté, en griego, o virtus, en latín, aluden a facultades, destrezas o capacidades que en principio pueden usarse para bien o para mal.
– Aristóteles propone una “ética de virtudes” necesaria para la vida en la “polis” (la “política”). El objetivo es alcanzar la “eu-daimonía” que es algo así como el florecimiento o plenitud de lo que uno puede llegar a ser.
– Para Tomás de Aquino, la virtud tiene ya una connotación decididamente positiva: es un hábito bueno, contrapuesto al vicio, que es el hábito malo. El ejercicio de la virtud, así entendida, hace adelantar el camino hacia un bien objetivo, que es la posesión de Dios en la bienaventuranza.
– La moral de Tomás es, entonces, objetiva, pero no es “objetivante,” es decir, no desconoce los aspectos propios de la intención y de las circunstancias, que también pueden ser interiores al sujeto.
– Su modelo del bien humano goza de equilibrio y ha sido asumido muy integralmente por la Iglesia como referencia moral prácticamente universal.