Desde dentro ves la importancia y el gran servicio que presta la Curia romana a las Iglesias particulares, el trabajo ingente y silencioso que se lleva a cabo, el sumo cuidado que se tiene en atender a sus demandas y necesidades, la labor enorme que se despliega en su conjunto… La Curia es necesaria, y hasta imprescindible, diría, como servicio de comunión y de aliento. Seguramente se podrían y se deberían renovar cosas para hacerla más ágil, rápida, “pastoral” y de mayor interacción y de mayor fecundación mutua entre sus diversos dicasterios y entre los que en ella trabajamos; tal vez, piensan algunos, se requeriría que fuese más dinamizadora y animadora, en cierto modo, como el gran motor de la Iglesia; creo que lo es y puede y debe serlo aún más, sin ahogar nada. Todo eso es posible; depende de todos.
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