Invitación a la Pneumatología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el primer semestre de 2010. Sesión 9: Orígenes teóricos de las posturas heterodoxas sobre el Espíritu. Ver guía completa más abajo.
[Si estás leyendo esto en Facebook y deseas escuchar la predicación a la que aquí se hace referencia, haz click en “Publicación Original.”]
Posturas heterodoxas ante el Espíritu Santo
Con el término “ortodoxo” nos referimos en primer lugar, y según etimología, a aquello que corresponde a la fe verdadera. Lo “heterodoxo” es lo que se ha apartado de esa fe como fue transmitida por los apóstoles.
Tensiones entre orden y vida
En las posturas heterodoxas sobre le Espíritu un denominador bastante común es la negación, por lo menos implícita, de la Trinidad. En particular, se trata de la oposición (falsa pero tentadora) entre Cristo-Lógos-Razón, y Espíritu-Pneuma-Vida.
Uno ve que hay diversos modos de plantear esa dialéctica. Por ejemplo: lo perfectamente ordenado parece perfectamente muerto; y lo exuberantemente vivo parece caótico y ajeno a toda lógica.
Nietzsche destacó la oposición entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Apolo es el dios griego de la justa medida y proporción; Dionisios, conocido como baco entre los romanos, es el dios de la fiesta, el banquete, el desenfreno. Según este filósofo, el “super-hombre” es aquel que trasciende los análisis cobardes sobre qué ses lo bueno y qué es lo malo; el super-hombre, más allá del bien y del mal, sencillamente deja que la vida fluya con toda su fuerza y potencia. Esta idea del dejar fluir espontáneo está detrás de la mayor parte del concepto actual de “autenticidad,” entendida como coherencia con el propio proyecto pero sin referencia a una verdad externa.
Los movimiento de tipo joaquinista (por Joaquín de Fiore), o de tipo iluminista o quietista, también han querido situarse más allá de toda lógica y de toda constricción, en un contexto de absoluta libertad, de gozo inenarrable, de sorpresa permanente, de abundancia de vida.
En Veritatis Splendor el asunto se plantea como conflicto, por lo menos aparente, entre verdad y libertad. La verdad queda reducida a “autenticidad” en el sentido espontaneísta de Nietzsche, y así resulta compatible con la idea de una libertad que consiste en buscar sólo lo que coincida con los propios gustos u opciones. La llamada post-modernidad está llena de esto.
Tensiones entre esencia y existencia
Otra raíz de dificultad y eventualmente de heterodoxia es sumamente radical y tiene que ver con esta pregunta: ¿qué hay al principio (en el sentido de arjé)? No puede ser que haya solamente un diseño o idea; tiene que ver un “impulso.” Por eso Goethe en su Fausto traduce Juan 1,1 así: “En el principio existía la fuerza.”
Si el Lógos-Idea da razón de la esencia, ello no resuelve la pregunta sobre el ser, es decir: ¿por qué las cosas existen, y no son solamente posibilidades? La esencia de lo existente y la esencia de una posibilidad de ser son idénticas, entonces: ¿cómo se explica el ser en cuanto tal?
El ser (esse) no es una idea agregada a lo demás que sirve para describir qué es una cosa, pues entonces sería algo más de la esencia. La verdad, según Santo Tomás, está en la mente divina, luego en las cosas y luego en la mente que conoce rectamente. Esa presencia de la verdad en las cosas presupone el esse de las cosas. Así que la existencia no es directamente cognoscible como lo es la esencia. Una cosa es conocer qué son las cosas, y otra, conocer que son.
Con el concepto de existencia (esse) se llega propiamente a la noción de creación y de Creador. El existencialismo ateo intenta resolver el asunto poniendo la existencia de primera, y asegurando que el ser humano no tiene esencia sino que la construye a medida que existe.
El conocimiento de la existencia tiene practicamente el carácter de una revelación, una experiencia, una comunión, y es aquí donde filosofía, teología y mística se encuentran.