Detrás de la inestabilidad que afecta a millones de familias en todo el mundo hay razones profundas. Una imagen simplista del poder de la tecnología nos ha acostumbrado a que el esfuerzo y el sufrimiento no tienen sentido. Marcadas así por un egoísmo cómodo, las parejas están prontas a tomar la vía de la separación como lo “normal” y lo socialmente aceptable. Una respuesta real implica una mirada nueva y agradecida a la Cruz de Cristo.
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