Ejercicios sobre el perdon, 55

TERAPIA PARA PODER PERDONAR:

Como culminación de estos Ejercicios o terapia para el perdón les ofrezco la siguiente reflexión que les puede ayudar cuando se vean incapaces de perdonar por la sensibilidad que hayan podido desarrollar y para la curación de cualquier otra clase de enfermedades. El siglo XX ha sido siglo de grandes alcances en lo espiritual y en lo tecnológico: los viajes espaciales a la Luna, el avance de la Cibernética, el descubrimiento de la TV a Color, la comunicación por Satélite, el invento de la computación, la navegación por Internet, los trasplantes de todo género. En lo religioso, se ha llegado a un acercamiento entre la jerarquía y los laicos, a trabajar y a vivir el Ecumenismo; se dio una apertura a los grupos carismáticos y a un tema, de gran ayuda para el mundo, el tema de la sanación interior. ¿Quién iba a pensar que podía existir una manera de transformación de la sociedad, no basada sólo en el capital, en la revolución, en la lucha armada, sino en la revolución de la conciencia, en la sanación del interior?

Hoy el Señor sigue sanando: El sigue regalando nuevas estrategias y métodos de sanación. Libera a muchas personas atadas por el mal. De un 100% de enfermedades que acosan al ser humano, un 10% es ocasionado por enfermedades físicas; y un 90%, por enfermedades interiores, provenientes de problemas psíquicos y daños en el espíritu. El espíritu humano se enferma, produciendo enfermedades físicas. No siempre se puede afirmar que una enfermedad física es verdaderamente física, pues puede provenir por un problema del alma, del espíritu, de cualquier área interior. Por esto, se debe atender al ser humano en su integralidad: en su parte física, psicológica, o espiritual. La enfermedad, que aparentemente aparece como una enfermedad física, puede ser psíquica, de problemas en el espíritu, en la conciencia, en la voluntad. Para sanar esas enfermedades se recurre a la sanación interior, de la voluntad que no quiere perdonar. Por este medio se pueden sanar las impresiones más fuertes del interior y por consiguiente todas las enfermedades que se hayan dado por esta causa. El Señor sigue sanando hoy como lo hacía ayer. Lo único que Él exige es un pequeño deseo en la persona de ser curado, volverse a Dios y abrirle las puertas del corazón. La gracia Divina se activa por la oración produciendo la curación. La sanación se hace de varias maneras: oración, imponiendo las manos, oración por sanación interior, etc.

La imposición de manos: El Señor entregó a su Iglesia el don de orar imponiendo las manos. Aseguró que se daría la curación imponiendo con fe las manos y orando: “a los que creyeren, los acompañarán estos milagros: en mi nombre lanzarán demonios, hablarán nuevas lenguas, tocarán las serpientes, y si algún licor venenoso bebieren, no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán curados” ( Mc 16,17-18). Así actuaron los apóstoles: “Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo” (Hech 8,17-20).

La imposición de manos debe ir siempre acompañada con oración confiada y ferviente al Padre, para que por medio de Jesucristo nos unja con el poder del Espíritu Santo, nos inunde con su amor, toque al enfermo y le cure. Para un gran número de enfermedades se puede recurrir a la imposición de las manos implorando la gracia de la curación. Así como el Señor concede la ciencia al médico para que pueda curar al enfermo con las medicinas, de la misma manera, y aún más, concede discernimiento espiritual para buscar en el interior de la persona la causa que produce la enfermedad. Cuando la Palabra es pronunciada sobre la enfermedad esta produce un efecto que es incomparable con cualquier otra medicina, ya que libera, desata, destruye el mal y toda causa interior que haya producido la enfermedad. Es necesario pedirle al Señor, el carisma de la imposición de las manos y ejercerlo como Dios manda: sin orgullo, sin vanagloria, sin creer que uno es el que hace la sanación, pues quien cura es el Señor y sólo El. Las manos se imponen sobre la parte afectada orando por breves momentos pidiendo que el dolor se retire, o que el Señor unja la parte afectada con el poder maravilloso del Espíritu Santo.

La sanación interior: Salud interior es la purificación interior del ser humano, para que exista una verdadera armonía entre el cuerpo, el alma y el espíritu. Para lograr esta armonía se requiere que la persona, libre de las ataduras pueda vivir en paz consigo mismo, con los demás, y armonizar con Dios Comunidad. La oración por sanación interior puede llegar a algunas enfermedades designadas como psicosomáticas, es decir, enfermedades del cuerpo causadas por heridas emocionales, por pecados, por el alejamiento de Dios, o por otras dificultades espirituales. La sanación interior puede ser de varios tipos: Sanación de los recuerdos, sanación por el perdón, sanación de la culpabilidad, de traumas ocasionados por la muerte de seres queridos, violaciones, o grandes impresiones. Se trata de abrirse al amor misericordioso del Señor, fuente de donde mana el agua que purifica de toda impurea o suciedad. La plenitud de la purificación interior se da a través del sacramento de la reconciliación. El terapista de la salud interior ayuda a quienes no han podido abrirse al amor misericordioso del Señor en el sacramento y la sanación de sus heridas. Por ello es aconsejable: invocar al Señor y alabarle: la alabanza da al ser humano, más confianza y más seguridad para acercarse sin timidez; se le presenta al Señor el problema: de su vida personal, familiar, el no querer perdonar, sus pecados, recuerdos, resentimientos, culpabilidades, etc.; dejar al señor que hable, a través de la Palabra para que oriente al paciente. Orar por el problema interior determinado, y a la vez por las enfermedades físicas que se hayan presentado; no dejar pasar un cuadro existencial sin haberlo sanado, liberado, o perdonado, ahí está el secreto de la sanación interior; dar gracias al Señor por la sanación interior y física de la persona. Se puede imponer las manos en la cabeza de la persona por quien se ora, en la columna o en el estómago. El orante terapista debe colocarse junto al Señor Jesús, dejarse acompañar de El y orarle para que le fortalezca y le guíe en su trabajo. Luego sí, dice la siguiente Oración u otra semejante:: Recibe el don del Espíritu Santo con sus gracias, dones, carismas y frutos; Siente el Espíritu Santo que está ingresando a tu corazón, a tu alma, a tu espíritu. Déjalo entrar porque Él quiere llegar hasta la profundidad de tu ser para sanarte. No le cierres el corazón, ni tu mente, no dejes que nada, ni nadie sea obstáculo para tu encuentro con el Señor. Deja que el Espíritu Divino sondee todo tu ser, déjalo entrar para que te produzca la salud interior. Abre todo tu ser y dispón tu corazón para que el Espíritu Santo te envuelva profundamente. Deja que Él sondee y unja tus recuerdos, tus experiencias traumáticas, déjalo que llegue a los momentos más dolorosos de tu vida. Déjalo llegar a tu niñez, a tu juventud, a tu vida de familia, talvez llena de problemas y obstáculos. Abandónate en el poder del Señor, que él te ama, él quiere entrar en ti como luz resplandeciente que quiere destruir toda oscuridad y te quiere liberar de toda atadura. Siente el poder del Espíritu Santo, experimenta sus gracias, su bendición, siente cómo la luz del Espíritu Santo te está lavando, purificando, desatando de toda clase de atadura, enfermedad; siente el resplandor de su luz. Abandónate en la Gloria de Dios y deja que el Señor te bendiga, te purifique y te libere.

Prosigue: Espíritu Santo, llena e inunda a este hermano N.N que confía en ti, en tu amor, en tu poder, en tu misericordia; que quiere ser sanado interiormente, entra en la profundidad de su ser, cada vez más profundo, llega hasta sus recuerdos más profundos, hasta la causa de sus conflictos, problemas, traumas, emociones; llévalo hasta las raíces más profundas de su problema, de sus dificultades personales, familiares, sociales, religiosas; espíritu santo, sondéalo interiormente, porque tú lo conoces, porque tú lo amas, porque tú, espíritu Santo lo haz guiado desde la experiencia de Fecundación, de desarrollo en el seno materno hasta el día de hoy. Derrama Espíritu Santo, el fuego Divino para que queme todo mal interior, derrama el agua divina para que lave todo mal, úngelo con tu Ungüento Divino para que depure todas sus heridas; limpia toda enfermedad y purifica todo el corazón de este hermano. Gracias Espíritu Santo, porque ya haz llevado a este hermano hasta sus recuerdos más profundos, a sus temores más íntimos, a sus lazos esclavizantes, apegos, preocupaciones, miedos, traumas, complejos, inseguridades que están escondidos en su interior, que subyacen en la profundidad de sus recuerdos y teme recordarlos. Gracias Espíritu Santo porque este hermano va a ser sanado de todo mal y perdonado de todo pecado. Gracias Espíritu Santo porque este hermano ya está experimentando el resplandor de tu luz, porque ya está viviendo tu amor, tu fe, tu poder, tu calor, tu bondad…

A modo de ejemplo, veamos un caso de resentimiento de una mujer hacia otra, que le quitó el marido. La oración de sanación con el perdón, se realiza, colocándose con la otra persona junto a Jesús vivo, amoroso. Se exhorta a la paciente a entregar su problema de resentimiento en la oración, segura que de esa manera se va a sanar. Se empieza la oración mirando a los ojos del Señor y luego a la otra persona: alabando, glorificando, dando gracias al Señor por el amor que le da a esa persona, a mí. Y esto un buen rato hasta que me dé cuenta que lo estoy haciendo de todo corazón. Luego alabo, glorifico, doy gracias al Señor por el amor que me da a mí. Hasta que me dé cuenta que lo estoy haciendo de todo corazón. Le doy gracias, alabo, glorifico al Señor por le perdón que le da al persona, hasta que me dé cuenta que lo hago de todo corazón. Luego le digo a la persona: te perdono con el perdón con que el Señor te perdona y esto hasta que me dé cuenta que lo estoy haciendo de todo corazón. Termino agradeciendo al Señor por su amor, por el amor que ha derramado en nosotros y por haberme dado la gracia de perdonar de corazón.

Sanación de los recuerdos: Generalmente, la sanación de recuerdos, se realiza a través de la regresión, llevando a la persona hasta que se descubra el momento en donde está, incluyendo el año. Se lleva a la persona al estado de la interiorización profunda. Se realiza un recorrido de toda su vida, empezando por el momento en que se inicia en el seno materno, el nacimiento, su infancia, cinco, diez, doce años; adolescencia, juventud, edad adulta, momento actual. Se puede orar, más o menos, de la siguiente manera: Señor, te presento los conflictos internos, que esta persona recuerda en este momento y que aún tiene en su interior: cura Señor, todo problema, libera Señor, todo recuerdo, retira Señor Jesús, todo mal recuerdo del pasado. En este problema concreto, que le ha afectado, Señor, sánala totalmente.