Supongo que alguien tiene que decir alguna vez algunas disculpas en público. Sí: voy a hablar de Obama. Y sí: sé que su carrera política es desastrosa para la lucha Pro-Vida. Y sí: espero que los ánimos tiene que haberse calmado algo después de dos semanas de su elección. Es decir, espero que ganadores y perdedores puedan reflexionar sobre los hechos acaecidos.
Me refiero en concreto a esto:
Charles Chaput, obispo de Denver, Colorado, a fines de Octubre llamó a Obama el candidato más empeñado en la causa abortista, desde 1973. Para Chaput esa era una razón suficiente para no apoyarlo. Con otras palabras: el tema del aborto debía eliminar la discusión de cualquier otro tema.
En agudo contraste, Joseph Martino, obispo de Scranton, Pennsylvania, declaró, también en el mismo mes de octubre, que la Conferencia Episcopal de Estados Unidos no había hablado por él (un tema que veremos repetirse en el futuro y que tiene bastante calado: sobre le peso magisterial de las Conferencias Episcopales). Martino se refería al documento Faithful Citizenship. Con una postura más bien desafiante invitó a los participantes en un foro de discusión sobre ese documento a que ampliaron su mirada y consideraran otros tópicos, aparte del aborto.
Mientras los obispos hablaban así, unos de un modo y otros de otro, nuestros buzones de correo, los de nosotros los católicos, recibían cosas como esta:
Mensaje de San Martín de Porras a Maureen Sweeney-Kyle
San Martín de Porras dice: “¡Alabado sea Jesús.”
“Jesús quiere que usted sepa que las personas que ponen a las cuestiones económicas por delante de la vida en el útero en estas elecciones, han puesto sus almas en grave peligro. El futuro de la cuestión del aborto se estructurará por quienquiera que sea el próximo juez nominado a ingresar a la Corte Suprema de Justicia. Satanás apoya al candidato que abarca el aborto. Es gravemente notable que las personas no reconozcan las huellas dactilares del mal en esta elección “.
“No puedo hacer la distinción entre el bien y el mal más clara de lo que ya lo he hecho.”
El próximo presidente que se elija en los EE.UU., deberá nombrar los reemplazos para los jueces de la Corte Suprema que están a punto de terminar. De ésta elección depende el futuro de la vida en ese país. Claro, Obama, es el enemigo de la vida.
Jesús y María también apoyaron a McCain:
Jesús y la Virgen está aquí y saludan a los sacerdotes que se hallan en el salón de las apariciones con una inclinación hacia ellos. Nuestra Señora dice: “¡Alabado sea Jesús.” Jesús dice: “Yo soy tu Jesús, nacido Encarnado.”
Jesús: “Mis hermanos y hermanas, esta elección presidencial es fundamental en la historia de su nación. Recen el Rosario de los no nacidos e invoquen la intercesión de todos los santos en el Cielo para que la verdad de la vida en el útero se respete y la verdad sea la victoria “.
“Esta noche extendemos la bendición completa de Nuestro Corazones Unidos”.
Además de las ayudas celestiales, algunos convertidos y líderes católicos tomaron su opción. Lo siguiente viene de www.paginasdigital.es :
En su gira por España para promocionar el estreno el próximo 7 de noviembre de Bella, su famoso film a favor de la vida, el actor y productor afincado en Los Ángeles, Eduardo Verástegui, ha aprovechado para exponer sus intenciones de voto en Popular TV: “Yo voto como católico y no tengo más remedio que votar a McCain, que tiene en su programa la lucha contra el aborto”.
Sé perfectamente que hay católicos sinceros que apenas sonríen con impaciencia o un dejo de ternura ante tantas apariciones y mensajes como suele haber hoy. Sé que hay quienes desconfían de aquello de promocionar a la vez tu película y tu fe. Pero las cosas se complican en cuanto uno se da cuenta que hay un continuo que va desde la calificación de Obama como “sellado por Satanás” hasta las expresiones piadosas y ortodoxas, como las invitaciones que un sacerdote amigo me envío. Decía algo como: “Acao de pasar la noche en oración para que no quede Obama.”
Yo no niego la honestidad de ese empeño. Tampoco escondo mi opción por la defensa de la vida. En mi propia página web tengo una sección entera de links Pro-Life. Espero no tener que demostrarle a nadie esa convicción que he manifestado y manifestaré a tiempo y a destiempo.
Mis problemas son otros:
1. Ahora que McCain ha ofrecido cierta colaboración con la nueva administración, ¿es en parte satánico?
2. ¿Dónde queda la buena noticia de la conversión, cuando tratamos a las personas (candidatos) como irreformables políticamente?
3. Si la desastrosa serie de opciones de Obama en cuanto al aborto ya lo descalifica como presidente, ante los ojos de estos católicos, la sola opción contra el aborto ya califica a alguien para ser presidente?
4. La presunción de que alguien es pro-aborto es a menudo una simplificación tan brutal como injusta. Muchos de los que quieren la despenalización están preocupados por dos cosas: el efecto de los abortos ilegales y la injusticia de penalizar solamente a la mujer. Si vamos a penalizar, y por supuesto que yo creo que el aborto debe ser penalizado, ¿no hay que pensar tal vez en penalizar a los papás que nunca amaron a sus hijas o que quizás las abandonaron, para que ellas aprendieran por la calle, y con sangre que no todo deseo amor y no todo amor es deseo? ¿Y no hay que penalizar el desequilibrio social que está detrás de las soluciones desesperadas como suele ser la prostitución?
5. Una última cosa. Suponte que eres un demócrata (miembro o simpatizante de ese partido) en Estados Unidos. Oyes que la Iglesia utiliza lenguaje como el aquí citado. Descubres que la Iglesia es “republicana” (de nuevo: enlistada en ese partido político). Descubres que la Iglesia es tu enemiga. En esto estoy solamente recordando la historia de las relaciones entre Iglesia y partidos políticos en mi país, Colombia. Solo tienes que cambiar demócrata por “liberal” y republicano por “conservador.” Un sacerdote de mi comunidad organizaba hace unos pocos años vigilias ante el Santísimo, en las cuales las novicias de una cierta Comunidad religiosa repetían de rodillas ante Cristo: “¡Confunde a los liberales!” La confusión vino después, pero a los católicos, cuando uno a uno los medios de comunicación le dieron la espalda a la fe. Hoy sólo quedan dos periódicos de circulación nacional, que se burlan a destajo de la Iglesia. Los dueños y escritores de esos medios dicen: “La Iglesia nos declaró la guerra primero, y nos echó de sus filas.”
Y yo sé lo que se me va a decir: que la Iglesia debe excomulgar a todos los que no obedezcan. Seguramente que sí, pero ese camino, el de enviar a una inmensa mayoría de bautizados al infierno, o asegurarles que están en esa ruta, es altamente cuestionable desde el punto de vista pastoral y magisterial. Bien se sabe que la ley continuamente desobedecida y burlada llega a ser peor que la ausencia de ley, porque en este último caso hay margen de conservar la autoridad, mientras que en el primero pierdes no solo la ley sino la autoridad.
Creo, en síntesis, que muchos católicos, presumiblemente de muy buena voluntad, dieron pésimo manejo a la reciente campaña electoral en Estados Unidos. Hay lecciones que deben aprenderse no para defender menos a los no nacidos sino para defender más a todos, nacidos o no.