330. La Casa de los Relatos

330.1. Quiero decirte que el Cielo es como un lugar donde se escuchan muchos relatos. Esa palabra es bella y útil para el propósito de esa enseñanza que quiero darte. Un relato no es un discurso, ni un tratado, ni una descripción, ni un ensayo. Lo propio del relato, o cuento, es unir la verdad de alguien con una secuencia de hechos o eventos. De esa manera los relatos presentan una verdad en movimiento.

330.2. Jesús usó muchos relatos, que suelen llamarse parábolas. Entre las muchas razones para usar esa forma de predicar, una es que la mente humana está especialmente predispuesta a recibir relatos. Dios la diseñó así, puedes decir. Los relatos, o por lo menos: los buenos relatos, integran la condición más profunda de la existencia del hombre, que es la temporalidad, con el anhelo más profundo del mismo hombre, que es la verdad.

330.3. Observa que en tu tiempo se intenta reemplazar al relato con el dato. A las personas no se les concede el derecho de contar su relato sino que se les piden datos, empezando por su fecha y lugar de nacimiento. Los datos son como las esquinas de una casa: te ayudan a comprender sus dimensiones pero jamás te darán una indicación de qué se vive allí.

330.4. Observa también que relatos y datos se sitúan en los dos extremos del espectro del respeto a las personas. Cuando escuchas a alguien de algún modo pones tu mente en poder de la voz que te llega; por el contrario, cuando le pides “sus datos” ella queda como en tu poder. Por eso ves que las empresas que pueden o no emplear gente, las embajadas que pueden o no autorizar una visa para entrar a un país, y en general todos los que quieren desplegar alguna forma de dominio multiplican los requerimientos de datos. A través de esas imágenes, huellas digitales, o informe de estados financieros se quiere saber quién es la persona sin escuchar a la persona.

330.5. Otra es la atmósfera que la gente siente cuando puede hablar; simplemente hablar. Por eso muchos pagan buen dinero a un profesional para que básicamente les oiga sus relatos, porque en el ejercicio de decir la vida suelen experimentarse como vecinos de su propia verdad.

330.6. Y sin embargo, los relatos no son líneas sino como árboles o redes. Si haces el ejercicio de contar tu vida pronto descubres que es imposible seguir una sola secuencia. Surgen ramas y ramas que te avisan que la vida es multidimensional. De algún modo, cada decisión implica que te separas de algo que pudiste ser, y seguramente de alguien que pudo estar en tu futuro.

330.7. Es irónico que la temporalidad, que parece ser una línea viajando desde el pasado hasta el futuro, resulte siendo después un abigarrado árbol de muchas dimensiones. Un buen narrador es una persona que sabe dibujar ese árbol con palabras, y el deleite que experimenta el alma humana cuando descubre una verdad así poliédrica va más allá de lo que puede representar una imagen.

330.8. Es que en el fondo la palabra es más poderosa que la imagen, así se diga que una imagen vale más que mil palabras. Las imágenes que puedes realmente ver y disfrutar son a lo sumo tridimensionales mientras que tu mente está preparada para recibir y disfrutar historias de muchas dimensiones.

330.9. Piensa ahora en lo que queda en el corazón después de escuchar uno de esos relatos multidimensionales, como puede ser leer un evangelio completo. Se trata de un poliedro, es algo multidimensional que a la vez ilumina y acaricia a la mente. No mucha gente llega a ese nivel, es decir, no muchos descubren el poliedro sino que buscan sólo algunos datos, y los buscan además desde la perspectiva miope de sus necesidades inmediatas y a menudo egoístas. Pero si alguien alcanza esa mirada múltiple, sabrosa, sapiencial, conoce lo que te dije al principio: que el Cielo es la Casa de los Relatos. No porque se estén literalmente contando historias, sino porque la luz de la gloria te permite asomarte a la multiforme sabiduría de Dios, en sí mismo y en sus creaturas.

330.10. En Cristo, relato de relatos, Palabra sobre toda palabra, es como si escucharas que alguien te cuenta todo sobre Dios. En Cristo, luz de luz, es como si conocieras la razón de ser de todo, o el desenlace de todo, o el criterio que todo lo arropa, o la voz que hace sinfonía de todo lo que existe.

330.11. Di estas cosas pronto a tus hermanos. Algunos tendrán apenas esta oportunidad para enamorarse del Cielo, que ya tienen tan próximo, porque su tiempo llega a su final. Así que dedícate a eso: a enamorar a muchos del Cielo. Te amo.

2 respuestas a «330. La Casa de los Relatos»

  1. Que tus palabras, nos ayuden a todos a enamorarnos del Cielo.
    Por lo que dices, pienso que los amigos tienen mucho de ese cielo porque un amigo verdadero sabe escucharte simplemente eso, escuchar, no interesan datos; asi tambièn fue Jesùs un Amigo que supo escuchar y narrar.
    Gracias a tì y a tu Angel por estas palabras.

  2. No se puede negar que el ser humano piensa en palabras,y aunque esta no sea la única manera en la cual se manifiesta el pensamiento, sí es la más rica humanamente hablando.

    A menudo el que hace un relato no sólo comunica sus propias experiencias o las de otros, hayan sido reales o imaginarias,sino básicamente lo que hace es comunicar su propia alma, y es lo que creo que hacía Jesús en el Evangelio: transmitía lo que había en Él, más,lo que era ËL.

    No me sorprende, pero sí me alegra que el cielo sea una “casa de relatos”, porque allí es donde podremos captar y vivir plenamente, en su esencia, la realidad de Dios y el sentido de toda la historia de la Humanidad.

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