Camino Breve de Vida Espiritual

1. Invocación continúa y confianza profunda en el Espíritu Santo.

2. Amor y deseo consecuente de las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.

3. Lectura y meditación de la Sagrada Escritura.

4. Vida sacramental: memoria del bautismo y la confirmación, humilde confesión, comunión y adoración eucarísticas, práctica oportuna de los demás sacramentos.

5. Oración comunitaria y personal: alabanza, agradecimiento, súplica, contrición, ofrenda de sí; devociones particulares.

6. Lectura hagiográfica y teológica.

7. Relación de amistad y servicio con los pobres y necesitados.

8. Estudio y práctica de las virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, según el propio estado de vida.

9. Frecuente examen de conciencia: bienes recibidos y faltas cometidas.

10. Meditación particular sobre la muerte y la eternidad.

Carrera Contra el Tiempo

Durante años se ha dicho a las mujeres que podían tener hijos después de los 40. Un nuevo libro explica que es demasiado tarde.

(CNN-TIME) El dolor se manifiesta como amargura y remordimiento cuando una mujer dedicada al trabajo se pregunta por qué no puede concebir un hijo. ¿Se suponía que tener hijos sería fácil, no? Que sería un regalo de la Madre Naturaleza. ¿Qué es lo que puede haberse complicado? Especialmente ahora que la Ciencia está empeñada en detener las manecillas del reloj biológico. “Estaba sentada en la sala de espera de la clínica”, recuerda una mujer que pasó por todas las etapas de la lucha contra la esterilidad, “y una mujer de unos 45 años que lo había intentado todo para quedarse embarazada me dijo que uno de los médicos le había echado un vistazo a su historial clínico y le dijo: “¿Qué hace usted aquí? Pierde su tiempo”. Fue muy cruel. Ella se aferraba a esa última esperanza. ¡Fue terrible perder la esperanza!”

Aunque la forma de comunicarlo fue fría, el mensaje era claro y devastador. “Las mujeres profesionales podrían haberlo tenido todo, hijos y profesión, de haberlo querido”, sugiere Pamela Madsen, directora ejecutiva de la Asociación Estadounidense contra la Esterilidad (AIA, según sus siglas en inglés). “El problema es que nadie les dijo la verdad acerca de sus cuerpos”. Y la verdad es que incluso los mejores expertos en esterilidad descubrieron que el reloj biológico no se deja manipular. Los especialistas pueden ayudar —y mucho— a una mujer de 29 años con trompas obstruidas, o a otra de 32 años cuyo esposo tiene un nivel muy bajo de espermatozoides. Pero a pesar de todas las noticias referidas a actrices de 45 años dando a luz, el hecho es que “no existe una terapia prometedora para la esterilidad producida por la edad”, dijo el doctor Michael Soules, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y otrora presidente de la Sociedad Estadounidense para la Medicina Reproductora (ASRM, por sus siglas en inglés). “Ciertamente no hay nada nuevo en el horizonte”.

Eso significa, argumenta la economista Sylvia Ann Hewlett en su nuevo libro, “Creating a Life: Professional Women and the Quest for Children” (Creando una vida nueva. Las mujeres que trabajan y la búsqueda de los hijos) que muchas jóvenes ambiciosas que también quieren tener hijos transitan por mal camino si piensan que pueden pasarse una década cimentando su carrera y esperar hasta los 35 años o más para formar familia. Mientras más parejas que nunca buscan tratamientos contra la esterilidad —el número de procedimientos realizados aumentó un 27 por ciento entre 1996 y 1998— los médicos se percatan de que el tratamiento más eficaz quizá sea la prevención, que en este caso significa conocimiento. “Pero el hecho de que el reloj biológico sea algo real no es una buena noticia para mi hija de 24 años”, observa Hewlett, “y el de ella es un caso común”.

Las mujeres llevan una generación debatiendo cómo mejorar el equilibrio entre el trabajo y la familia, pero de alguna manera cada capítulo nuevo da pie a una lucha nueva, y el libro de Hewlett no es la excepción. En 1989, cuando Felice Schwartz planteó en la revista Harvard Business Review la posibilidad de darle más flexibilidad a las mujeres que trabajan y tienen hijos, sus propuestas fueron calificadas de “peligrosas” y “retrofeministas” porque podrían darle a las empresas una excusa para sabotear las carreras laborales de las mujeres. Si uno se decide a formar una familia temprano, se corre el riesgo de no poder volver a recuperar el tiempo perdido, advirtieron las escépticas.

Entonces, según Hewlett, muchas mujeres adoptaron el “modelo masculino” concentrado en el trabajo, y el resultado es “una epidemia de ausencia de hijos” entre las mujeres profesionales. Realizó una encuesta a nivel de todo EE.UU. entre 1.647 “mujeres de posición alta” en sus respectivas profesiones, incluidas 1.168 que pertenecen al 10 por ciento con mayores ingresos dentro de su grupo de edad o que tienen títulos en Derecho o Medicina, y otras 479 con educación terciaria pero que ya no trabajan. Lo que descubrió fue sorprendente. El 42 por ciento de las mujeres que llegaron lejos en las grandes empresas (aquellas con un mínimo de 5.000 trabajadores) seguían sin procrear después de los 40 años. Esa cifra trepaba al 49 por ciento para las mujeres que ganan 100.000 dólares o más al año. Muchas otras sólo tuvieron un hijo porque formaron sus familias demasiado tarde. “Ganaron mucho dinero”, dice el doctor David Adamson, reconocido especialista en fertilidad de la Universidad de Stanford, “pero eso no les devolverá el tiempo”.

Los últimos datos de la Oficina del Censo de EE.UU. apoyan la investigación de Hewlett. Las familias sin hijos se duplicaron en los últimos 20 años, por lo que una de cada cinco mujeres entre 40 y 44 años no tiene descendencia. La cifra asciende al 47 por ciento para las mujeres de esa edad o menores con educación universitaria. Claro que este grupo incluye a muchas mujeres para las cuales tener hijos no era una prioridad. La apertura del mercado laboral les ofreció muchas oportunidades nuevas, incluida la del éxito en otros ámbitos fuera del familiar. Pero Hewlett argumenta que muchas mujeres no optaron necesariamente por no tener hijos nunca. Cuando les preguntó a las mujeres que recordaran cuáles eran sus objetivos cuando terminaron la universidad, sólo el 14 por ciento respondió con claridad que no habían querido tener hijos.

Para la mayoría de las mujeres entrevistadas por Hewlett, no tener hijos equivalía más a lo que una llamó “una no-opción por inercia”. El tiempo pasa y el trabajo es implacable. Los viajes y los horarios dificultan las relaciones. Para cuando una mujer se casa y está afianzada en su trabajo como para comenzar a pensar en formar una familia, con frecuencia ya es muy tarde. “Van al médico, se hacen un análisis de sangre y les dicen que el juego terminó antes de haber comenzado”, dice Madsen, de la AIA. “Se quedan sorprendidas, abatidas y enojadas”. Las mujeres generalmente saben que la fertilidad decae con la edad, pero ignoran cuánto y cuán rápido. Según los Centros para el Control de Enfermedades, cuando una mujer cumple 42 años, las posibilidades de engendrar un hijo con sus propios óvulos, aun con ayuda médica, son inferiores al 10 por ciento. A los 40 años, la mitad de sus óvulos son cromosomáticamente anormales. La cifra se incrementa al 90 por ciento a los 42 años. “Los pañuelos de papel se acaban en un santiamén en mi oficina”, dijo el endocrinólogo especializado en reproducción Michael Slowey, de Englewood (Nueva Jersey).

Hewlett y sus aliados dicen que sólo intentan mejorar esas cifras, dado el falso optimismo reinante. Su encuesta reveló que casi el 90 por ciento de las mujeres jóvenes confiaban en que podrían quedar embarazadas incluso después de cumplir los 40 años. El año pasado la AIA realizó una encuesta en el sitio Web iVillage.com sobre la información que manejan las mujeres acerca de la fertilidad. De las 12.524 mujeres que respondieron, sólo una acertó las 15 preguntas. Al preguntarles cuándo comienza a disminuir la fertilidad (a los 27 años), sólo el 13 por ciento acertó; el 39 por ciento respondió que a los 40. El 42 por ciento respondió que la pareja debe intentar concebir un hijo por su cuenta durante 30 meses antes de buscar ayuda. Esa es una combinación peligrosa. Una pareja que cree que la fertilidad sólo es problemática una vez cumplidos los 40 años e intenta embarazarse durante 30 meses antes de consultar al médico tiene pocas probabilidades de convertirse en padres.

En cierto sentido, la confusión es comprensible, ya que los médicos descubrieron sus propias limitaciones tan sólo en los últimos 10 años. “Recuerdo que muchos doctores me dijeron: “Pero si te queda mucho tiempo”, incluso cuando tenía 38 años”, dice Claudia Morehead, una abogada californiana de 47 años que finalmente quedó encinta tras utilizar óvulos de una donante. Incluso los especialistas en fertilidad se asombraron “de que la fertilización in vitro no funcionara bien después de los 42 años”, admitió la doctora Sarah Berga, una endocrinóloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. “En mi opinión, a principios de los años 90 todos estábamos asombrados porque no podíamos superar esta barrera”. Pero cuando los médicos comenzaron a divulgar la verdad, se encontraron con resistencias de todo tipo. Una radica simplemente en la forma de diseminar la información. La imposibilidad de concebir es una tragedia personal, pero el milagro de dar a luz a una edad avanzada siempre ocupa los titulares. “Cuando uno ve todas esas noticias referidas a mujeres que tuvieron hijos poco antes de cumplir los 50, siempre se trata de casos con óvulos de donantes”, insiste Adamson, de Stanford. “Pero eso queda convenientemente excluido de la noticia”. Las clínicas de esterilidad más emprendedoras tienen un incentivo financiero para fomentar las noticias buenas y encubrir los hechos. Una mujer de 45 años que haya pasado por siete ciclos de fertilización in vitro puede llegar a gastar hasta 100.000 dólares en el tratamiento. Pero incluso en las mejores clínicas de fertilidad del país, sus probabilidades de quedar encinta son inferiores al 10 por ciento.

Con el fin de informar a las mujeres, la ASRM lanzó una modesta campaña publicitaria a un costo de 60.000 dólares el otoño pasado, con carteles y folletos que advertían que fumar, el sobrepeso y las infecciones venéreas podían reducir la fertilidad. Pero el revuelo lo generó la cuarta advertencia: “La edad disminuye su capacidad para tener hijos”, junto a una foto de una mamadera con forma de reloj de arena. Los médicos lo consideraron un servicio público dada la confusión imperante, pero el grupo fue criticado por “asustar” a las mujeres ofreciendo un mensaje simplificado de un tema complejo.

Con ello se insinúa que “tengo que apurarme y tener hijos ahora o renunciar a tenerlos”, afirma Kim Gandy, presidenta de la Organización Nacional para las Mujeres. Y eso no es verdad para la gran mayoría de las mujeres. Gandy, de 48 años, tuvo su primer hijo a los 39. “Fue mi elección, pero en muchos sentidos no lo fue. No es que se pueda sacar de la galera una pareja con la que se quiera formar una familia y con las circunstancias económicas y emocionales que les permitan ser buenos padres. Presionar a las mujeres jóvenes para que se apresuren y tengan hijos cuando no tienen esos otros factores resueltos en realidad las perjudica a ellas y a los niños”.

Hacer hincapié en la edad de la mujer por encima de los demás factores también puede ser erróneo, sugiere Gandy. La concepción “involucra a dos personas, y sin embargo descargamos toda la responsabilidad sobre las mujeres e insinuamos que son egoístas si no deciden tener hijos a una edad temprana”. Gandy teme que, al enterarse de la investigación y ver la publicidad, las mujeres terminen por sentir que el equilibrio es tan difícil que ni siquiera vale la pena intentarlo. “Hay todo un sector antifeminista que nos dice que debemos volver a los años 50”, dice Caryl Rivers, profesora de Periodismo de la Universidad de Boston. “El mensaje subliminal es no estudies demasiado, no tengas demasiado éxito ni seas demasiado ambiciosa”.

Allison Rosen, una psicóloga de Nueva York decidida a que sus pacientes femeninas estén bien informadas y que sepan qué probabilidades tienen de engendrar hijos, discrepa con Rivers. “Este no es un caso de médicos varones que quieren que las mujeres estén todo el tiempo embarazadas y en la cocina”, asegura. “Uno plantea los hechos y entonces cada mujer puede decidir”. Madsen, de la AIA, argumenta que el imperativo biológico está allí, aunque las mujeres no lo sepan. “Me molesta cuando las feministas dicen que informar a las mujeres sobre su capacidad reproductiva es presionarlas para que tengan hijos”, dice. “Eso sencillamente no es verdad. La libertad reproductora no se limita a la capacidad de no tener un hijo mediante la planificación familiar. También es la capacidad de tener un hijo si una lo quiere y cuándo lo quiera”.

La clave de la cruzada de Hewlett está en que es fundamental que las mujeres planifiquen a dónde quieren llegar a los 45 años sabiendo que la posibilidad de engendrar hijos es menor de la que se les hizo creer y, que una vez que esa posibilidad se hace realidad, la Ciencia no puede hacer mucho para mejorarla. Hewlett también busca que las empresas y las autoridades ayuden más a las familias para que puedan alcanzar el equilibrio. “La mejor oportunidad que tiene la mujer de hoy es poder elegir libremente el tener tanto un trabajo como una familia, ser apoyada y admirada por lograr ambos y no ser vista como una yuppie quejica”.

Hewlett lo sabe por experiencia propia. Su intención no era escribir un libro sobre lo difícil que es ser mamá para las mujeres que trabajan, sino acerca de aquellas que cumplieron 50 años en el milenio y de los factores que dieron forma a sus vidas. Pero entonces descubrió, en entrevista tras entrevista con decanas de facultades y divas de la ópera, en una muestra representativa de mujeres triunfadoras de distintos campos, que ninguna tenía hijos, y no por decisión propia. Muchas se culpaban a sí mismas por haber trabajado y esperado en demasía, y por haber descubierto la verdad tardíamente. “Cuando hablé con estas mujeres”, recuerda, “su sensación de pérdida era palpable”.

Hewlett había pasado la mayor parte de su vida profesional escribiendo y dando conferencias sobre la necesidad de que las empresas y el Gobierno provean ambientes de trabajo que faciliten la creación y el desarrollo de la familia. Hewlett es doctora en Economía por la Universidad de Harvard; ha tenido hijos, los ha perdido y luchado por tener más. Siendo una joven profesora en la Universidad de Barnard con un bebé en casa, perdió mellizos durante el sexto mes de embarazo. Si tan sólo —pensó entonces— hubiera tomado más tiempo libre o aligerado la carga de trabajo. Dieciocho meses después, escribe, un comité de nombramiento le negó la cátedra porque, según expresó uno de sus integrantes, ella había “permitido que la maternidad diluyera su concentración”. Hewlett tuvo suerte. Tuvo tres hijos más, entre ellos a Emma, a quien dio a luz a los 51 años utilizando un óvulo propio y tratamientos para la esterilidad. Hewlett dice comprender el “ansia por tener bebés”.

Hewlett insiste en que sólo intenta ayudar a las mujeres a tomar decisiones basadas en buena información. Recomienda que las mujeres obtengan un título universitario y trabajen mucho en sus primeros empleos, pero que deben prepararse para hacer un alto en el camino y dirigir su energía hacia sus vidas personales, con la intención de recuperar el tiempo perdido en el trabajo más adelante. “Algunas veces tendrán que hacer concesiones respecto a su carrera. Pero luego se pondrán al día, se redescubrirán a sí mismas en el momento adecuado”, escribe.

El problema es que la propia investigación de Hewlett apunta en otro sentido. En su libro todos los ejemplos de mujeres de éxito que también tienen familias dieron a luz antes de cumplir los 30 años. Esas mujeres quizá no hayan corrido la suerte de otras que esperaron demasiado tiempo para procrear, pero padecen otros obstáculos a la hora de equilibrar el trabajo con la familia. La biología quizá no perdone, pero tampoco lo hace la cultura empresarial. Aquellas que abandonan su carrera por voluntad propia para criar a sus hijos con frecuencia descubren que es sumamente difícil reincorporarse al mundo laboral. Muchas de las encuestadas por Hewlett dijeron que se sintieron marginadas por jefes inflexibles, y dos tercios de las entrevistadas dijeron que desearían volver a trabajar.

La estructura del ámbito laboral tiene que cambiar mucho para que los padres puedan bajar las revoluciones por un tiempo y luego retomar el ritmo cuando sus hijos sean mayores. Hewlett espera que la batalla por conseguir talentos inspire a las grandes empresas a adoptar políticas que favorezcan la familia para atraer y mantener a los padres más talentosos, ya sean hombres o mujeres. Pero es poco probable que muchas de sus recomendaciones sean adoptadas a corto plazo, como la licencia obligatoria por paternidad/maternidad con derecho a sueldo; períodos de excedencia, como la generosa política de IBM que concede a sus empleados hasta tres años de licencia con la garantía de retornar al mismo empleo o a uno similar; o una nueva Ley de Normas Justas de Trabajo que restaría atractivo a las semanas laborales de 80 horas ampliando el pago de horas extraordinarias a todos los ejecutivos, salvo los más altos.

Hewlett se considera una feminista, pero a menudo se ha enfrentado a otras feministas que, según dice, están tan preocupadas por defender la libertad de elegir entre tener hijos o no que descuidan las necesidades de las mujeres que deciden ser madres. En la historia de la familia, señala, es un avance muy reciente que las mujeres tengan el control sobre su maternidad, gracias a una mejor atención médica y al control de la natalidad. Pero ahora se ha producido una irónica vuelta de tuerca. “En solo 30 años hemos pasado de temerle a nuestra fertilidad a derrocharla,y muy a pesar nuestro”. Engendrar un hijo seguirá siendo una de las decisiones más importantes de la vida. El reto es impedir que el tiempo y la biología decidan por nosotros.

Informes de Janice M. Horowitz, Julie Rawe y Sora Song/Nueva York

Las Amargas Píldoras Anticonceptivas

Abundan las evidencias sobre sus peligros, pero la venta continúa.

LONDRES, 18 mayo 2002 (ZENIT.org).- Evidencias recientes señalan el peligro que plantean las píldoras anticonceptivas para la salud de las mujeres, incluyendo las de última generación.

En la entrega del 13 de abril del British Medical Journal, se publicaba un artículo informando sobre el hecho de que su propia asociación profesional aconsejaba a los médicos holandeses no prescribir un nuevo anticonceptivo oral de baja dosis, comercializado con el nombre de Yasmin, hasta que las investigaciones establezcan si es seguro como otras píldoras anticonceptivas.

El nuevo anticonceptivo ya ha estado disponible en algunos países europeos desde el 2000, y fue aprobado, en mayo del 2001, por la Administración de Estados Unidos para la Alimentación y los Medicamentos.

Una chica holandesa de 17 años, que había estado tomando Yasmin, murió de una trombosis venosa. Aunque no se ha demostrado que exista relación con el Yasmin, en Europa se han dado 40 casos de trombosis venosa, dos de ellos fatales, entre mujeres que toman Yasmin, observaba el British Medical Journal.

Hablando en una radio holandesa, Frits Rosendaal, profesor de epidemiología médica en el Centro Médico de la Universidad de Leiden, decía del Yasmin: “No tengo certeza de que sea absolutamente seguro”. Expresó su alarma sobre los 40 casos hechos públicos voluntariamente por doctores justo después de que el anticonceptivo fuera comercializado.

Casi a la vez, el 12 de abril el Times de Londres publicaba un reportaje sobre cómo la nueva píldora anticonceptiva llevó a la muerte a Claire Louise Stanley, de quince años. La chica desarrolló una grave trombosis venosa en las piernas tras tomar la píldora, muriendo de un coágulo masivo en los pulmones, descrito por un doctor como el más grande que había visto nunca.

Cuatro doctores, que examinaron a la muchacha, no pudieron relacionar su estado con el anticonceptivo oral de segunda generación, Cilest, hasta después del fatal desenlace. Cilest, según el Times, está de moda entre las adolescentes de Estados Unidos porque también ayuda a aclarar la piel.

Inglaterra ha sido testigo también, a inicios de este año, de un proceso legal sobre los peligros para la salud de los anticonceptivos. El Guardian informaba el 27 de febrero que había llegado a la Corte Suprema una demanda presentada por cien mujeres. Se espera que el proceso dure unos cinco meses.

Los anticonceptivos bajo sospecha pertenecen al grupo de píldoras anticonceptivas de “tercera generación”, e implican a tres fabricantes: Schering Healthcare, Organon Laboratories y Wyeth. Las mujeres, implicadas en este caso, eran adolescentes y de veinte o treinta años, y estaban todas en perfecto estado de salud, antes de tomar los anticonceptivos. Siete de ellas murieron por culpa de los anticonceptivos, mientras que las demás han sufrido daños serios a su salud.

El Guardian explicaba que se esperaba que las píldoras de tercera generación, introducidas en los 80, reducirían los riesgos para la salud. Pero en 1995, el guardián farmacéutico del gobierno británico, el Comité para la seguridad de los medicamentos, tras comprobar los resultados de tres estudios, publicó un aviso para que las nuevas píldoras no fueran la primera opción.

Un análisis de siete investigaciones, desarrolladas desde 1995, divulgado por el British Medical Journal el año pasado, concluía que las píldoras de tercera generación conllevan 1,7 veces más riesgo de coágulos de sangre potencialmente fatales que las de segundo generación, aunque el riesgo aumenta para quienes usan anticonceptivos por primera vez.

El 3 de marzo, el Sunday Times publicaba una parte de las pruebas que demuestran los peligros de las píldoras de tercera generación. El periódico revelaba que un estudio interno de la compañía farmacéutica Wyeth había encontrado que estas píldoras, usadas por cientos de miles de mujeres del Reino Unido, causaban casi el doble de trombosis venales serias que las primeras versiones del medicamento.

Este problema afecta a 8 de cada 10.000 mujeres que usan las píldoras de tercera generación, informaba el Sunday Times. Wyeth llevó a cabo, durante siete años, un estudio sobre 3.285 mujeres, usando información de la Base de Datos General Británica para la Investigación Práctica.

Riesgos crecientes de cáncer.

El 26 de marzo, la BBC informaba de que las mujeres que habían tomado píldoras anticonceptivas en cualquier etapa de sus vida tenían un riesgo mayor de desarrollar cáncer de mama. El riesgo se elevaba un 26%, en comparación con las mujeres que nunca habían usado anticonceptivos.

Además, la última investigación mostraba que, quienes habían tomado píldoras durante largos periodos de tiempo, sufrían un riesgo de padecer cáncer de mama aumentado en un 58%, en comparación con quienes nunca las han utilizado. El aumento de riesgo más alto, un 144%, lo sufrían las mujeres mayores de 45 años que todavía seguían usando la píldora.

El Dr. Merethe Kumle, que realizó la investigación, afirmó: “Está claro que los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de la mujer de desarrollar cáncer de mama, especialmente cuando se utilizan en las últimas fases de la vida reproductiva”.

El estudio se presentó en la tercera Conferencia Europea sobre Cáncer de Mama, que tuvo lugar en Barcelona, España, y utilizaba datos recogidos de 103.000 mujeres entre los 30 y los 49 años de edad. El Dr. Kumle del Instituto de Medicina Comunitaria en Tromso, Noruega, ha colaborado con investigadores de Suecia y Francia para determinar los datos del estudio Estilo de Vida de las Mujeres y Salud, llevado a cabo en Noruega y Suecia.

La mayoría de las mujeres que habían tomado la píldora habían estado utilizando las marcas más modernas actualmente prescritas por los médicos.

El mismo día que salió el reportaje de la BBC, Associated Press presentó una información sobre los riesgos de cáncer cervical que sufren quienes utilizan anticonceptivos orales. Según un informe del diario médico The Lancet, las mujeres infectadas por el virus común de transmisión sexual del papiloma (HPV) tienen un alto riesgo de desarrollar cáncer cervical, si han estado consumiendo durante más de cinco años píldoras de control de natalidad.

El estudio fue llevado a cabo por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, una rama de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los investigadores reunieron datos de ocho estudios recientes sobre 3.769 mujeres de cuatro continentes. De ellas, 1.853 tuvieron cáncer cervical, y 1.916 no.

Los investigadores de la OMS descubrieron que habían tomado la píldora tenían más riesgos de ser portadoras del HPV. Aquellas que estaban infectadas con HPV, que habían usado píldoras de control de natalidad durante un total de cinco años o más, corrían tres veces más riesgo de desarrollar cáncer cervical que las mujeres infectadas de HPV que nunca habían tomado la píldora. Este creciente riesgo persistía durante más de 14 años después de haber dejado de usar anticonceptivos.

Las mujeres tienen cerca de un 1% de posibilidades de desarrollar cáncer cervical. Según los nuevos descubrimientos, tomando la píldora durante cinco años o más se elevaría la posibilidad hasta cerca de un 3% y, tomándola durante un total de 10 años, hasta cerca de un 4%.

Se diagnosticó cáncer cervical a casi 360.000 mujeres en el mundo en 1990, el último año del que se tienen cifras disponibles. De ellas, 190.000 murieron de la enfermedad. Éste es el segundo cáncer más común en las mujeres.

También se ha hecho pública información reciente sobre los peligros de la píldora abortiva RU-486. Danco Laboratories, que hace la RU-486, ha enviado una carta informando a los médicos que seis mujeres han desarrollado enfermedades serias y dos han muerto, tras tomar el medicamento para inducir el aborto, informaba el 18 de abril el Washington Post.

Según la carta de la empresa, no se ha establecido ninguna relación causal entre el medicamento y la enfermedad en ninguno de los casos. A pesar de todo, la compañía estaba lo suficientemente preocupada como para poner en alerta a los médicos que recetan este producto, y pedirles que le informen de cualquier suceso adverso serio en las mujeres que utilizan el medicamento. Las mujeres que esperaban que los anticonceptivos y abortivos les trajeran la “liberación” pueden sufrir ahora riesgos que no sospecharon.

29. Imagen de Dios

29.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

29.2. Sepultada bajo la hojarasca, reposa aún la imagen de Dios. Él es mayor que todos, y su obra no puede ser destruida por nadie.

29.3. Hay dos sentidos en el verbo “perderse”: uno es deteriorarse y otro extraviarse. El pecado causa ambas cosas en el ser humano, pero hay esta diferencia: mientras vais de camino por la tierra, debes darle prelación al primer significado; después de la muerte, en cambio, has de afirmar más el segundo. No importa qué tan prolongada o qué tan grave veas la situación de pecado de alguien, mírale siempre más como un “extraviado” o “descaminado” que como un malvado o un corrompido.

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Los Jóvenes Entrevistan a Catalina de Siena

Jóvenes: Catalina, ¿tus papás, cómo escogieron tu nombre?

Catalina: Mis papás eran personas muy devotas, y en casa se leían vidas de santos, por ejemplo, a la hora de la comida. Pues bien, hay una santa fa­mosa de la antigüedad que se llamaba Catalina, una santa mártir; pienso que fue por ella que me llamaron así.

Jóvenes: Pero tú no naciste el día de esa santa már­tir…

Catalina: No, yo nací un 25 de marzo: el 25 de marzo de 1347.

Jóvenes: ¿Y qué santo se celebra el 25 de marzo? ¿Por qué no te pusieron más bien el nombre de ese santo o de esa santa?

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Ideas Claras

Cada día se ve más la necesidad para un verdadero católico de clarificar sus ideas en materia religiosa. Sobre todo en lo referente a su fe.

El ambiente actual en que se vive, es de un confusionismo tremendo y dificulta en gran manera esta indispensable tarea de clarificación.

Me ha parecido oportuno prestar este servicio y resumir algunas verdades básicas, sin entrar en explicaciones, sino a modo de enunciado para orientarse bien en católico.

Aquí las tienes sucintamente expuestas:
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La Conciencia Moral

La relación que hay entre libertad del hombre y Ley de Dios tiene su base en el “corazón” de la persona, o sea, en su conciencia moral: En lo mas profundo de su conciencia -afirma el Concilio Vaticano II-, descubre el hombre una Ley que el no se dicta a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal…

La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella.

En el lenguaje bíblico, la palabra corazón designa lo profundo del ser humano, fuente y origen de los más intensos sentimientos de la vida afectiva y, en especial del amor. El corazón del hombre es la fuente misma de su personalidad consciente, inteligente y libre, el lugar de sus elecciones decisivas, el de la Ley no escrita y de la acción misteriosa de Dios. Es como el lugar de encuentro del hombre con Dios.

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Comisión Precapitular de Vida Consagrada

1. Proemio

1.1. Caminar en la esperanza

Empecemos escuchando la voz de la Iglesia.
Las personas consagradas, para bien de la Iglesia, han recibido la llamada a una “nueva y especial consagración”, que compromete a vivir con amor apasionado la forma de vida de Cristo, de la Virgen María y de los Apóstoles. En el mundo actual es urgente un testimonio profético que se base “en la afirmación de la primacía de Dios y de los bienes futuros, como se desprende del seguimiento y de la imitación de Cristo casto, pobre y obediente, totalmente entregado a la gloria del Padre y al amor de los hermanos y hermanas”.
La llamada a seguir a Cristo con una especial consagración es un don de la Trinidad para todo un Pueblo de elegidos. Viendo en el bautismo el común origen sacramental, consagrados y consagradas comparten con los fieles la vocación a la santidad y al apostolado. En el ser signos de esta vocación universal manifiestan la misión específica de la vida consagrada.
Una mirada realista a la situación de la Iglesia y del mundo nos obliga también a ocuparnos de las dificultades en que vive la vida consagrada. Todos somos conscientes de las pruebas y de las purificaciones a que hoy día está sometida. El gran tesoro del don de Dios está encerrado en frágiles vasijas de barro (cf. 2Co 4, 7) y el misterio del mal acecha también a quienes dedican a Dios toda su vida. Si se presta ahora una cierta atención a los sufrimientos y a los retos que hoy afligen a la vida consagrada no es para dar un juicio crítico o de condena, sino para mostrar, una vez más, toda la solidaridad y la cercanía amorosa de quien quiere compartir no sólo las alegrías sino también los dolores. Atendiendo a algunas dificultades particulares, no se debe olvidar que la historia de la Iglesia está guiada por Dios y que todo sirve para el bien de los que lo aman (cf. Rm 8, 28). En esta visión de fe, aun lo negativo puede ser ocasión para un nuevo comienzo, si en él se reconoce el rostro de Cristo, crucificado y abandonado, que se hizo solidario con nuestras limitaciones y, cargado con nuestros pecados, subió al leño de la cruz (cf. 1P 2, 24). La gracia de Dios se realiza plenamente en la debilidad (cf. 2 Co 12, 9).

1.2. Prudencia y Urgencia

En el lenguaje común se asocia “prudencia” con “inacción”. Ser prudente significa, en ese argot informal, abstenerse de actuar, frenarse, medirse.
Tomás de Aquino ofrece una visión más equilibrada: la recta ratio agibilium implica conciencia de lo que significa actuar o no actuar. Así como es imprudente actuar mal, lo es dejar de actuar cuando es preciso hacerlo. Y ese parece ser el caso en las situaciones que hemos mencionado, no tanto por lo que hubiera sucedido sino por lo que de hecho puede suceder.
En cierto sentido riñen la prudencia y la urgencia. Corresponde al Capítulo Provincial dirimir el asunto en nuestras circunstancias particulares, sobre todo brindando una carta de navegación que indique al Prior Provincial y a su Consejo qué asignaciones u otras determinaciones serían deseables y cuáles habría que evitar con mayor vigor.

En sintonía con el Capítulo General de Providence (2001), algunas líneas que pueden guiar son:
1. Necesitamos fortalecer los elementos constitutivos de nuestra vida religiosa, especialmente en lo que atañe a la oración personal y comunitaria, y a los coloquios de formación y de examen de vida de la comunidad.
2. Esta consolidación de nuestra vida consagrada “ad intra” no puede ser obra de simples disposiciones o “decretos”; toda genuina renovación requiere de un ejercicio de predicación y sobre todo de testimonio. A este respecto, nuestras constituciones piden a los priores y superiores que “expongan con frecuencia a los frailes la Palabra de Dios” (LCO 300, 1º); un deber que parece más urgente hoy, y que debería tener como punto de partida unos retiros espirituales bien hechos.
3. No hay que excluir la posibilidad, dolorosa pero real, de tomar acciones incluso drásticas en situaciones puntuales, sobre todo cuando se dan las siguientes condiciones: proceso de diálogo prolongado pero sin enmienda real; escándalo grave y/o contínuo; propagación del mal por vía de persuasión o de mal ejemplo

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1.3. Causas y preguntas más profundas

Son esclarecedoras las palabras del Maestro de la Orden, cuando, en reciente entrevista habla de las “herejías de nuestro tiempo” : “Ciertamente el egoísmo, el bastarse a uno mismo, típico de una sociedad de consumo. Y además el narcisismo: un hombre que se repliega sobre sí mismo descubre sólo su amor propio, pero olvida al Otro”.
Guardadas las proporciones, hemos de admitir que también a nosotros nos tientan esas “herejías”. Desde la justificación que nos da una gestión eficaz, o desde la fascinación por los propios métodos o visiones de las cosas, es tentador construir islas en las que los resultados y el prestigio nos hagan sentirnos cómodos y “buenos” frailes predicadores, aunque al margen de los procesos o necesidades de la Comunidad como tal. A largo plazo, ello genera atomización de fuerzas y desconfianza mutua, a la vez que termina por hacer impracticable la obediencia.

Todo esto plantea un formidable reto para el inmediato futuro. Necesitamos un liderazgo que convoque, y necesitamos, como Provincia, dejarnos convocar. Necesitamos hacernos creíbles, y necesitamos aprender a creer en los proyectos de otros, aunque no sean lo que a nosotros se nos hubiera ocurrido o lo que estaríamos dispuestos a arriesgar. Necesitamos, en fin, recoger nuestras preguntas más hondas, y necesitamos ejercitarnos en buscar respuestas de comunión en comunidad.

1.4. Apremiados por la Esperanza

Es fácil pero demasiado costoso el desaliento. Es fácil pero demasiado gravosa la indiferencia. Es fácil pero demasiado irresponsable la inercia.
Aquel “¡rema mar adentro!” de Jesús a Pedro, y del Papa Juan Pablo a la Iglesia del tercer milenio, nos apremia con su carga de esperanza. Dios nos eligió sabiéndonos débiles pero también sabiendo que su gracia y su Palabra no han de faltarnos.
¿Podemos soñar algo juntos? ¿Qué signos de nuestro tiempo nos llaman hacia la unidad en la tarea común del anuncio del Evangelio? Es llegado el momento de mostrar que “en estas circunstancias, la Orden tiene la fortaleza de ánimo de renovarse a sí misma” (cf. LCO 1, § VIII).

2. Legislación

2.1. Disposiciones generales

EXHORTAMOS a los frailes a examinarse ante Dios y a evaluar personal y comunitariamente frente a nuestras Constituciones su fidelidad a la profesión que hicieron libre y generosamente. El espacio propio para esta evaluación son los retiros espirituales mensuales o anuales.
EXHORTAMOS a los frailes a que renueven el espíritu de oración y la participación en la vida litúrgica, porque nada reemplaza el alimento de la Palabra, la oración y los sacramentos.
RECOMENDAMOS a los frailes que, levantando su corazón hacia el ideal del Evangelio, cultiven la fraternidad como fruto de una experiencia cristiana y dominicana, más allá de la simple camaradería o la simpatía personal.
EXHORTAMOS a los Capítulos de las Casas y Conventos a ser más exigentes en materia de pobreza, de modo que desaparezcan de entre nosotros la ostentación y la vida burguesa, que afrentan el entorno social y económico de nuestro país.
RECOMENDAMOS a los Capítulos de las Casas y Conventos que, a través de una metodología como la del “proyecto común” o por otro medio idóneo, busquen y pongan en práctica estrategias que eviten el individualismo en los planes o en el manejo de recursos, y que favorezcan efectivamente la participación en los actos comunitarios.
RECOMENDAMOS a los frailes, especialmente a quienes se encuentran en tiempo de formación, a que conozcan y hagan conocer mejor las grandezas humanas y cristianas de los santos y bienaventurados de nuestra Orden, no sea que los modelos que ofrece el mundo en materia de triunfo económico, fama o sensualidad vengan a ocupar el sitio que corresponde a Cristo y a sus genuinos seguidores.
RECOMENDAMOS a los Capítulos de las Casas y Conventos a que examinen el aprecio que otorgan y la práctica de nuestras observancias regulares, puesto que hay en ellas valores permanentes que favorecen el espíritu de oración, estudio y compartir comunitario.

2.2 Situaciones particulares

ORDENAMOS al Prior Provincial con su Consejo que en el término de un año defina la situación de los frailes extra domum.
Es anómalo que un fraile estudiante adelante sus estudios en lugares distintos del Convento de Formación, y los frutos en este sentido han dejado qué desear. Por ello ORDENAMOS al Prior Provincial que, conforme a LCO 225, II, se mantenga como criterio que un fraile estudiante sólo es asignado fuera de su convento de formación por razón de ejercitaciones apostólicas, durante un tiempo claramente determinado, y dejando en claro que su ciclo de estudios institucionales queda interrumpido, de modo que los priores o superiores que lo reciben cuenten con la suficiente disponibilidad del fraile asignado.
RECOMENDAMOS a los Priores y Superiores que, en diálogo con sus respectivos Capítulos, fomenten en nuevos espacios y modos la recreación comunitaria, de manera que venzamos las tentaciones de aislamiento que nos acechan por un uso acrítico de los medios de comunicación, especialmente Internet.
ORDENAMOS al Prior Provincial con su Consejo que durante este cuatrienio regule la proporción del presupuesto de los Conventos y Casas que se dedica a las salidas comunitarias, de tal manera que se eviten los derroches y los escándalos.
RECOMENDAMOS al Prior Provincial con su Consejo que examine con mayor diligencia las condiciones de vida religiosa y apostólica de los frailes asignados a las Casas de Formación, no sea que lo que se les propone a los formandos en la predicación y la enseñanza quede desmentido por el testimonio que les rodea.

2.3. Disposiciones singulares

ORDENAMOS al Prior Provincial con su Consejo que asigne el patrimonio de bienes raíces para la Casa José de Calazans Vela de Villavicencio.
COMISIONAMOS al Consejo de Formación que examine la Ratio Formationis Particularis, de modo que en una versión revisada queden establecidos criterios claros para abordar las situaciones o acusaciones de homosexualidad que eventualmente se presenten. Pueden orientarlos las disposiciones de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos sobre este aspecto, en documento de junio de 2002.
RECOMENDAMOS al Prior Provincial que distribuya de modo más equitativo a nuestros frailes mayores de modo que se evite el concepto de que hay conventos-ancianato.
EXHORTAMOS a los frailes a que, motivados por la Carta Apostólica “Rosarium Virginis Maria” de Juan Pablo II, renueven su amor a la Santísima Virgen, que es modelo de contemplación de la Palabra, y de servicio humilde, generoso y eficaz a la obra de la evangelización. Así pues, habida cuenta de la enseñanza de Pablo VI: “sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas”, esfuércense todos en practicar y hacer amar esta escuela de Evangelio que nos pertenece por título propio.

Para los Queridos Amigos en la Fe

Quisiera que estas frases llegaran hasta ti
llevando el deseo de darte un abrazo agradecido
por lo que escribes, cantas y predicas.

Quisiera que cada día te levantaras
más entusiasmado, con el corazón lleno de DIOS,
yo lo hago así gracias a Dios
desde mi vida oculta.

Quisiera hacer lo que haces por los demás
viajar contigo, hablar a los niños, a los jóvenes, a las familias, DIOS me pide un camino diferente y aunque es bastante exigente, es el que debo recorrer ya que es SU VOLUNTAD la que siempre debo buscar.

No obstante me considero a tu lado,
predicando lo que predicas, leyendo lo que escribes,
cantando lo que cantas SIRVIENDO CON INMENSO AMOR COMO TU SIRVES.

Curas pederastas y médicos abortistas

Carta Abierta a Gina Parody, Senadora Colombiana

Hay muchas cosas malas que se le pueden hacer a un niño.

Toda maldad contra un niño es abominable y cobarde, pero hay grados de maldad.

Senadora, en sus recientes intervenciones en la radio FM, Ud. quiere aprovechar la ola de la opinión pública que hoy apoya el aborto y está en trance de despedirse de la Iglesia Católica. Pero a Ud. se le olvida el niño asesinado. Ud. tiene palabras para los niños violados, y está bien que las tenga; Ud. protesta contra la pederastia, y está muy bien que lo haga; pero Ud. no dice nada del niño que mataron en el Hospital Simón Bolívar.

Escúcheme: no lo violaron; lo mataron. Y ahora yo pregunto: ¿no bastaba con matarlo a él sino que hay que matar su memoria?

Hace tres meses Ud. no hablaba de sacerdotes pederastas. Hace seis meses tampoco. Ahora sí. ¿Qué ha cambiado? Ha cambiado la ola, siempre inestable, siempre servil, de la opinión pública. Como resulta que la Iglesia Católica es prácticamente la única institución que se ocupa de defender niños que nunca votarán (ya que por lo menos los violados, sí podrán hacerlo), entonces Ud. hace lo que hacen casi todos los políticos: montarse en la cresta de las emociones de la gente. Porque, ¡qué terriblemente impopular es contradecir lo que la gente está sintiendo! ¡Qué difícil es hablar desde la orilla de lo “políticamente incorrecto”! Y para infortunio de todos, hoy lo políticamente “correcto” es hacer caso omiso del niño asesinado y alzar la voz en clamor (justo, por demás) de defender a los niños abusados. ¿Pero es que acaso unos niños sí valen y otros no?

Explicablemente, estos temas caldean los ánimos. Razón de más para serenarse y pensar bien lo que se dice. Es decir, lo opuesto de lo que Ud. hace. Su argumento, como el de muchos en estos días, cae en el conocido sofisma de la argumentación “ad hominem,” o sea, desacreditar al interlocutor. ¿Quiere la Iglesia hablar? Niéguesele el derecho, porque en sus filas hay sacerdotes pederastas. Pobre y oportunista argumento. Pobre, porque ¿qué tal que aplicáramos eso al senado de Colombia? ¿Hemos de escuchar la voz del senado o acatar las leyes de la Corte, dados los exabruptos institucionales y las falencias que por allá suceden con nombre propio?

Su argumento se vuelve contra Ud., senadora, y su oportunismo hace agua, porque si las instituciones se desacreditan por sus incoherencias, ningún respeto y ningún oído merecen nuestros gobernantes. Ni merece mucha atención una cierta legisladora colombiana que en su página web aparece sonriendo junto al lema: “Un país que protege a sus niños piensa en su futuro,” y que luego defiende la muerte premeditada de un bebé. ¡No se le olvide ESE bebé, Gina; no se le olvide ESE! Porque si se le olvida ESE quiere decir que unas vidas sí merecen atención y defensa, mientras que otras sólo pueden salir por la puerta de desperdicios del Hospital Simón Bolívar.

No caigamos en la falsa alternativa. No pesquemos en aguas revueltas. No pensemos que facilitar un aborto legal disminuye la pederastia. No cohonestemos la ideología de que abortar a un niño disminuye las violaciones de niñas.

Senadora: no manche sus votos; no ensucie su sueldo con sangre de bebés inocentes.