¿Qué le podemos decir a nuestros hermanos evangélicos cuando preguntan que por qué debemos creer en la Virgen?
Muchos de los hermanos cristianos no-católicos creen que hay serios “conflictos” entre las doctrinas bíblicas y la doctrina católica. Para una gran mayoría esto es algo evidente y que no admite ni siquiera discusión: la enseñanza católica es claramente anti-bíblica y basada en tradiciones humanas. Por eso, que un cristiano católico trate de explicar que en realidad no hay contradicción es para muchos de estos hermanos nuestros “querer tapar el sol con un dedo”.
El presente artículo pretende, con la ayuda de Dios, mostrar que tales “conflictos” son aparentes, no reales. En las Escrituras muchas veces nos encontramos, católicos y no-católicos, con pasaje difíciles, los cuales tratamos de entender a la luz de toda la Escritura, del contexto, etc. No pudiendo hablar de todos los puntos doctrinales tomaremos uno, muy importante, que nos servirá para aclarar tantos otros, y que es un pasaje frecuentemente señalado a los católicos como anti-bíblico. Me refiero al pasaje de 1 Tim 2:5 (porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre): ¿acaso este pasaje no excluye clarisimamente la doctrina católica de la mediación de María y los Santos a favor de los creyentes? Con un poco de paciencia veremos que la respuesta, según las Escrituras, es “no”.
En este artículo entiendo por “fundamentalista” un creyente en Cristo que dice basar su fe SOLAMENTE en la Biblia (aunque a este respecto ya lo dice bien el refrán popular: “del dicho al hecho hay un largo trecho”), queriendo con eso significar que tal hermano no prestará oídos a la Iglesia, ni a la predicación oral de los primeros discípulos de Jesús (que luego en parte quedará escrita), ni a nada en el mundo: SÓLO lo que está ESCRITO, nada más, ya que esa es la Palabra de Dios, y no existe ninguna otra.
El tema que afrontamos es interesantísimo y muy útil, no sólo para el versículo concreto de 1 Tim 2:5, sino para entender mejor el mensaje evangélico en su perspectiva real, evitando así la superficialidad de miras, los criterios carnales, las discusiones vanas. Sin esta visión “en profundidad”, nos pasaremos la vida citando versículos unos contra otros, cada uno interpretando a su modo cada palabra de Jesús o de Pablo o de Juan, etc: una cuestión de nunca acabar. La idea que me mueve a escribir estas líneas es solo una: incentivar la reflexión. Quien es capaz de pensar sin prejuicios se dispone a la verdad, aunque en la práctica -y sin él saberlo- sea uno de sus peores enemigos.
Dado que la ignorancia de la auténtica enseñanza de la Iglesia es tal vez el motivo principal por el cual muchos optan por el fundamentalismo cristiano, me propongo también ilustrar, tanto al católico como al no-católico, cuál es verdaderamente la enseñanza que profesamos sobre la única mediación de Cristo, las mediaciones de los Santos y algunas otras doctrinas afines, siempre de modo simple y breve.
(Respuesta tomada de APOLOGETICA.ORG)