Luc.c. 23 v. 34
La palabra Padre tiene todos los significados del mundo en labios de Jesús. Padre, en esta ocasión es una súplica de Amor.
Tenemos a un hombre azotado, herido, maltratado, reducido física y psíquicamente, cargado de sudor, sangre y polvo, heridas abiertas y heridas medio cerradas, con costras que se le abren con violencia provocando un escozor y un sufrimiento contínuo en todo el cuerpo, sobre todo en los ojos.
Clavado en una Cruz, y rodeado de una gran multitud que no le bastó con condenarlo a muerte injustamente, ya que cuando le vió clavado aún le escarnecía le insultaba, le hacían mofa y se reian de El.
De todos los allí reunidos, excepto cuatro discípulos que le acompañaron, tan solo uno reconoció su Filiación Divina y fue el centurión que mandaba los soldados que le clavaron cuando dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. Después uno de los ladrones que fue ajusticiado con El, le reconoció y le dijo: Señor, acuérdate de mi cuando estes en Tu Reino.
Por este motivo Jesús dijo PADRE, en sentido exclamativo. Pedía un poco de Amor a cambio del Amor inconmensurable que El nos dió, sin esperar nada a cambio. Nos dió su amor sabiendo que nosotros le seríamos infieles y que la mayor parte de las veces simulamos no conocerle, cuando en nuestra miseria podríamos demostrar que somos Cristianos y nos acordamos un poco de El.
Pidió un poco de comprensión, ya que cuando todo el mundo te acusa, acabas convencido de que tienes culpa, PERÒ EL NO LA TENIA.
Acabas convencido de que te mereces todo lo que te está pasando, y cuando El se encontró en el momento de extrema ansiedad y gran desfallecimiento, exclamó con todo el corazón ¡¡Padre!!.
Pedía un poco de Amor, de aquel Amor que todos sentimos alguna vez cuando estamos a solas con El e intuimos su Presencia, ya que cuando estamos bien seguros de que estamos solos hablando con el Crucificado, de vez en cuando giramos la cabeza y miramos hacia atrás, porque nos sentimos acompañados por ALGUNA PRESENCIA.
Cuando tenemos la certeza de que estamos solos hablando con El, nunca estamos incómodos, ya que encontramos la comodidad con la postura mas extraña, ya que nos sentimos tan a gusto que quisieramos que aquel momento fuera eterno, porque nos sentimos amados por El.
Parece que el corazón quiera salirse del pecho para acercarse a la Cruz, y tenemos una sensación de bienestar que de tan agradable que es parece que sea irreal y extraña.
Necesitamos tanto sentirnos amados, que nuestro corazón late a un ritmo inusual, y esta necesidad de Amor hace que tengamos la sensación maravillosa de querer que el tiempo se parara.
A El, le pasó lo mismo, necesitaba tanto el Amor, que mas que un grito fue una súplica. Fue un acto de Amor, una invocación al Amor Eterno del Padre Creador, que nos da la vida y nos acoge y nos ama como una madre.
Vivió tan intensamente su Amor por la humanidad que todo y estando clavado en la Cruz, sufría por los que le habían crucificado. Les amaba a todos y le dolía que “alguien” les pudiera pedir cuentas por aquel acto.
PERDONALES. Es la palabra clave de la Buena Nueva, del Evangelio. El perdón hace que todo se olvide al instante. El perdón hace que desaparezca la negatividad.
Pedro una vez le preguntó refiriéndose al perdón: Maestro, cuanta veces tengo que perdonar, siete? (le parecía que siete eran muchas veces), y el Maestro le respondió : Aunque sean setenta veces siete, PERDONA. Como Pedro seguramente no sabía contar hasta setenta veces siete, le pareció que aquella era una cantidad infinita, y esto es lo que quería decir Jesús, perdona tantas veces como haga falta. Cuanto mas se perdona, mas se enaltece el que otorga el perdón y el que lo solicita. De humanos es castigar y de reyes es perdonar.
Clavado en una Cruz, escarnecido y atormentado, pedía el perdón para sus verdugos, pedía el perdón para su pueblo que le había llevado a la cruz, pedía perdón por los que nacerían hasta el fin de los tiempos y le producirían escarnio con sus injurias, con sus infidelidades, però sobre todo por su indiferencia y olvido.
Predicó el Amor y el perdón durante su vida. Vivió humildemente cuando podía hacerlo como un gran señor. Murió ajusticiado cuando podía morir honorablemente, mejor dicho, no hacía falta que muriera, ya que debido a su Filiacion Divina, la muerte era un acto inútil para El, però era util para la humanidad, ya que su misión era vencer a la muerte con su Resurrección.
Vivó ayudando a la humanidad, murió amándola, y Resucitó para enseñarnos la trayectoria de nuestro paso por la tierra. Nos enseñó a amar al prójimo para llegar al Amor del Padre.
Nosotros reaccionamos con violéncia, odiamos, maltratamos y matamos, però nunca pensamos en el perdón. Creemos que nuestra cruz es dura y pesada, que es insufrible, que no la podemos aguantar, y nunca pensamos en la Cruz que llevó El.
Es el vivo ejemplo del Amor, pero casi nunca nos damos cuenta de ello, aunque le “vemos” a cada instante.
Podríamos perdonar y no lo hacemos. Decimos que perdonamos, pero no olvidamos. Decimos que somos cristianos y no sabemos vivir como tales, leemos la Palabra y no la entendemos, ya que todo el mundo quiere interpretarla según sus necesidades.
Dónde estan el Amor y el Perdón que predicó nuestro Maestro?. Amor y Perdón son dos palabras muy fáciles de pronunciar, pero son dos conceptos muy difíciles de vivir. Nos parece que si damos parte de lo que tenemos y no nos hace ninguna falta, ya cumplimos con el Amor. Si simulamos que olvidamos ya cumplimos con el perdón y somos tan osados que pretendemos que nos premien por dar lo que nos sobra.
No sabían lo que hacían y nosotros ante la experiencia de mas de 2.000 años de Cristiandad, con las experiencias de las equivocaciones de la humanidad, delante de las injusticias y las guerras que se han hecho y se hacen en nombre de Dios, todavía no sabemos lo que hacemos.
Es deplorable que los humanos prescindamos y no escuchemos al corazón a la hora de actuar. Prescindimos del calor del Amor y nos dejamos guiar por el frío de la negatividad.. No sabemos aún lo que hacemos.
Con toda razón podemos decir que la Biblia es Palabra leida y no entendida.
JESÚS MURIO POR LA HUMANIDAD EN GENERAL Y EN PARTICULAR POR CADA UNO DE NOSOTROS.