Señor, ya es tarde; ya viene la noche.
Quiero agradecerte por este día.
Fue duro, con sufrimientos e inseguridades,
pero lleno de amor, y vivido en la alegría de la esperanza.
Gracias, Señor por este día que acabo de vivir.
Intenté vivirlo en Tu amor y nada me faltó.
En tu compañía soporté mis sufrimientos y no fue un día perdido. Confié en Ti y acepté tu voluntad. No fui perfecto, pero intenté ser bueno. Perdona mis faltas, Señor, y recíbeme.
Dame una noche tranquila y, por Tu gracia, restaura mis fuerzas, disminuya mis dolores y consérvame en salud.
Haz que mañana yo esté listo para cumplir tu voluntad
y para aceptar a todos mis hermanos.
Amén.