8. Los fundamentos de una ilusión
No creo en un Estado neutro porque deja en condición privilegiada a los que expresamente no creen y a los que niegan la posibilidad de encontrar una respuesta a las cuestiones fundamentales de que trata la religión. El Estado llamado religiosamente “neutro” en realidad es una apuesta por el agnosticismo y el ateísmo, dicho en dos palabras. A la larga ello implica la desaparición de la religión de todo lo público, con lo cual la sociedad humana se convierte sencillamente en arena de lucha para los voraces, los violentos y los embaucadores.