Preludio

Preludio de tu música,

Aurora de tu día;

silencio que te anuncia,

y tras de ti se oculta:

Ella es Santa María.

La Llena de tu gracia,

la Madre y siempre Niña,

la Flor Inmaculada

y Estrella en la mañana,

Ella es Santa María.

En sus brazos te llevaba,

y en ti se sostenía;

como madre te hablaba

lo que tú le enseñabas,

Ella es Santa María.

Vencedor supo Ella verte,

cuando la muerte vencía;

discípula y creyente,

tan débil y tan fuerte,

Ella es Santa María.

¡Qué singular belleza

el mundo recibía

en esta fiel Doncella

modelo de la Iglesia!

¡Ella es Santa María!

Amén.