Un alcohólico nos evangeliza.
Queridisimos Amigos de mi Alma: Que El Señor les Bendiga a Todos. Deseo de forma especial, a todos los Amigos que en estos momentos sufran por cualquier motivo, que El Señor y Su Santisima Madre, les lleven de Sus Manos.
Quisiera hablarles hoy un poco de mi. De mi trayectoria personal. De mi Espiritualidad, lo que en las Reuniones de Ultreya, llamamos “El Rollo”. Así que como si estuviese delante de mis muchos Amigos de mi Alma, Cursillistas muchos de Ellos, con humildad por una parte, y desde mis Sentimientos, a Ustedes me dirijo y les relato “mi rollo”.
Me llamo Juan Francisco; tengo 47 años de edad; estoy casado y de nuestro Matrimonio, tenemos dos Hijos. Nací en una Familia de clase media; mi Padre era empleado de una entidad bancaria; mi Madre, las cosas del Hogar. Somos seis Hermanos. Una Familia “edificante y humilde”, sencilla y Catolica, Donde fuimos haciéndonos personas, y para mi, Ejemplo Vivo de lo que una Sagrada Familia da de sí misma. Ibamos desde pequeños todos a Misa. Se rezaba el Rosario en Casa. Y ya desde joven, me sentí predispuesto a participar en el entorno de las Cosas del Señor. Como consecuencia de la enfermedad de mi Padre, me tuve que poner a trabajar ya a los 16 años, pues lo pasamos muy mal entonces en Casa, dejando los Estudios de la Mañana, para hacerlos de Noche. Alli, en la Clase de Religión, conocí a quien después fue mi Director Espiritual durante Años, Don Santiago Diaz Peñate, Consilario que era entonces de Acción Católica. Con él, comence a frecuentar las Maravillas del Sagrario y de la Eucaristia, en las Juventudes de Acción Católica. Fueron nueve años continuados del encuentro con El Señor en los Ejercicios Espirituales; en Reuniones de Grupos de Vida, en ir formándome como hombre de Cristo en la Vida Ordinaria; Yo diría que fue “La Base” de mi Vida misma. Entonces ya trabajaba en lo que durante el resto de mis días, ha sido mi profesión: la Consultoría de Empresas,”actividad” que hoy representa mi medio de Vida. Participé también con Grupos de Jóvenes, y en otras actividades de la Iglesia, en las que me sentía de verdad “enrriquecido y grato a los Ojos del Señor”.
Algo ocurrió en mi, para que yo “abandonase” el movimiento, y con ello, el que me alejase de una vida de piedad y de entereza en torno a una vida sana, modelo para mis padres, mis Hermanos y mi trabajo. Fue, el frecuentar a amigos que lejos de vivir una vida decorosa, pasaban sus horas en las esquinas del Barrio, ninguno de los cuales tenía un aliciente o una conducta en la que yo pudiese fijar mi mirada y aprender de ellos, pero así fue, que me aleje de la Eucaristía diaria, y también de la Santísima Madre Iglesia. Allí comenzó mi vida en torno al alcohol. Mi mala vida.
Luego, en el transcurso de unos cuantos años, ¡cuanto me pesan; cuanto me duelen!, alterné la frescura del dinero, pues conseguí establecerme por mi cuenta y pasar a mejor fortuna, y con ello, otros nuevos “amigos” “prendidos de mi”, sobre todo en horas de la noche, cuando terminaba de trabajar en mi despacho, buscando quitarme de stress del día, ¡hundiéndome y metiendo la cabeza en el disparate y en cosas “para las que no estaba preparado”. Vinieron las juergas, el juego, mucho alcohol y muchísimo desgaste personal, pero sobre todo, espiritual. Me hice un alcohólico: ¡la dura respuesta del pecado a mi vida¡. Y con ello, muchísimo sufrimiento personal, pero especialmente familiar. Casi pierdo a mi familia. Mi esposa y mis hijos casi no me hablaban.
Un día, la Gracia del Señor, “una vez más” hizo Su aparicion en mi Vida. Buscaba “algo”. No sabía por donde buscarlo, pero sabía que aqui estaba, en el tiempo que me tocaba vivir. Alguien “apareció” y me hablo del Cursillo de Cristiandad. animado e ilusionado, después de muchos años, acudí a este Encuentro con El Señor. “Fue Maravilloso”. Llore ante El Sagrario durante el Cursillo, “a solas con El Señor”, y desde aquel día, mi vida de nuevo comenzó a tomar de la Gracia del Espíritu Santo “el Sabor a la Vida”.
Ya en el cuarto día, acudí durante meses a las Ultreyas. Luego, deje de ir, unas veces por un motivo, otras por otro. Así comencé nuevamente a alejarme de una Gracia, la de Dios, que de no conversarla y frecuentarla día a día, se aleja también de uno mismo. También entonces me refugié en la bebida, “cuando me faltaba la vida misma” y con ello, la soledad, el sufrimiento otra vez y la angustia.
Fue en El Año Jubilar. En El Año 2000, que El Señor me abrió de nuevo Su Corazon y yo “acepté” disciplinar todo mi Ser, en busca de ser, o tratar de ser al menos, un buen hombre; alguien capaz de vivir en la ilusion, la ternura y la esperanza. Ingresé en una Comunidad mundialmente conocida de Alcohólicos, y aquí sigo y aquí estaré, si Dios lo quiere asi, por el resto de mis días. ¡Pero en ello¡ “algo” ha sucedido también: Mi Vida Espiritual, de nuevo, comenzó a resurgir; a brillar en mi corazón, en mi alma, en todos mis quehaceres; en la pulcritud de mis actos; en la honestidad de mi relación con Dios.
Tampoco hoy he bebido. Tambien hoy he hablado con El Señor. Mi cuarto día continúa. No soy ejemplo para nadie, pero “alguien puede haber” que pueda tomar de mi conducta, ¡lo que no hay que hacer¡ “cuando se deja a Dios en la cuneta”.
Vivo muy feliz. A todos los quiero con todo mi Corazon: Amigos de mi Alma.
Gracias por leerme.
Juan Francisco.