Un hombre inteligente nota que ciertos momentos se repiten. Con frecuencia se encuentra ante los mismos problemas, y enfrenta situaciones que ya había enfrentado con anterioridad. Entonces se siente deprimido. Comienza a creer que es incapaz de progresar en la vida, ya que las mismas cosas que vivió en el pasado le están volviendo a acontecer.
– “Ya pasé por esto”, le reclama a su corazón”.
– “Es verdad, ya pasaste”, le responde el corazón. “Pero nunca lo superaste”.
El hombre, entonces, pasa a tener conciencia de que las experiencias tienen una finalidad: enseñarle lo que todavía no aprendió. Y pasa a buscar una solución diferente para cada lucha que se repite, hasta que logra la victoria.
Muchas veces buscamos la salida “fácil” de los problemas, evadiendo responsabilidades o pensando en que los problemas van a desaparecer por sí solos, y por este motivo muchas veces pasamos sumidos en nuestros propios problemas, pasando una y otra vez por lo mismo, convirtiendo de esta forma algo tan bello como la vida en lo más monótono, frustrante y aburrido.
Recuerda que todo lo puedes hacer, si lo haces al lado de Aquel que te da la fuerza y de quien todo proviene, de Aquel que es Omnipotente y Todopoderoso.
Encara tus problemas, siempre poniéndolos en las manos de Dios primero, y verás que no solamente tus problemas serán cargados por Jesús, sino que tu vida tendrá más sentido y verás la victoria que Dios promete a quienes creen de corazón en Él.
Por: Arturo Quirós Lépiz