Tu amor, Señor

Tu amor merece su fama.

Lo sé porque no has dejado

de amarme, ni has olvidado

que sin ti se muere mi alma.

A tu amor, pues, me dirijo

con mis miserias pasadas,

que tienes bien recordadas

en las llagas de tu Hijo.

Y repito a tu amor mi ruego:

que crezca la fe cada día,

que sea tu Palabra mi guía

y arda en mí siempre tu Fuego.