Respetado Señor
José Luis Rodríguez Zapatero
Presidente del Gobierno de España
Con altísima probabilidad usted no leerá esta carta. Habrá sin embargo quien quiera leerla y es sobre todo mi conciencia la que me mueve a escribirla.
Brotan mis palabras en los ecos todavía recientes del NO de Francia al proyecto actual de Constitución Europea. Por ironía, un mismo nombre político, la Izquierda, hizo finalmente que en España fuera posible un SÍ acalorado pero claro, y en Francia un NO angustioso pero indiscutible. Yo, que agradezco el don de la fe cristiana, veo en esta ironía la semilla de algo que es más doloroso si se quiere para España, porque ahora España pretende ser vanguardia en una cierta agenda, y resulta que se va quedando sola, de manera que ya no parece la avanzada sino la despistada.