Cuando se trata de defender la vida humana y la familia como santuario de la vida humana es fácil tener la impresión de que uno está predicando en el desierto. Los cambios en las leyes de cada país, bien amplificados por el común de los medios de comunicación, conducen fácilmente al desaliento: cada vez más países despenalizan el aborto voluntario mientras que ganan terreno los estribillos del coro del abismo: “matrimonios” entre personas del mismo sexo, eutanasia a la carta, embriones para repuestos humanos.
Nunca podremos bajar la guardia ante esos retos porque un solo niño que fuera asesinado con el consentimiento, inducido o no, de la propia madre, ya sería tragedia suficiente como para que sintiéramos vergüenza de nuestra raza humana. Sin embargo, tampoco podemos ser ciegos a las señales de esperanza, que también las hay. No podemos cantar grandes victorias porque todavía no las hay pero también porque los medios de comunicación mismos no quieren presentar sino lo que refuerza las tendencias que sus propietarios aplauden.
Y sin embargo, sí hay victorias, y las va a seguir habiendo.
En un vuelo reciente leía distraídamente una revista de economía, Bussines & Finance, en su edición de marzo. Me llamó la atención un artículo sobre los cambios en el mercado de propiedades de los pubs, quizá la señal más inconfundible de la cultura irlandesa en muchas partes del mundo. El autor hablaba de cómo el negocio no está siendo tan bueno ahora como solía serlo. Las causas, por supuesto, son muchas, pero entre ellas sobresale una nombrada como al acaso: el “baby-boom” irlandés. Con visible fastidio, uno de los entrevistados decía poco más o menos: “aquí, las parejas están ahora teniendo y criando hijos, y cuando se está en ese plan, la gente prefiere una copa de vino en casa y no salen al pub.”
En la misma línea se expresa Alive, que por sí solo es una noticia. ¿No sabes qué es Alive? Es el periódico católico de mayor circulación en Irlanda. Es gratis. Como el archifamoso Metro, en España y otros países. Alive es gratis y de hecho es el periódico gratuito de mayor circulación en toda la isla.
Bueno pues Alive cuenta que los resultados de una reciente encuesta de New Woman apuntan hacia una nueva valoración del matrimonio (hombre-mujer) y de la maternidad. El sondeo, realizado entre 1500 mujeres con una edad promedio de 29 años, muestra cosas como estas: dos terceras partes creen que el hombre debe ser el principal proveedor de bienes de la casa. Un noventa por ciento de ellas dice que una vez que sean madres y estén criando escogerían no trabajar de tiempo completo. El mismo porcentaje ve el matrimonio constituido (hombre-mujer) como lugar idóneo para la educación de los niños.
Hay que morigerar la alegría, sin embargo. Las razones para estos cambios positivos de actitud no son en principio religiosas. Es decir: todo esto sucede sin que el común de esas mismas mujeres muestre un interés renovado en Cristo o en la Iglesia. Más bien es como una oleada de sensatez (y ello, por supuesto, es buena noticia). Estas mujeres jóvenes conocen de cerca lo que significa la ruptura del hogar y estiman que muchas veces las parejas actuales no luchan lo suficiente para salvar de veras a la familia. Además, descubren que se sienten sencilla y maravillosamente felices ante la perspectiva de ser mamás y no ven por qué esa felicidad tiene que ir de última o por lo menos ir pospuesta, detrás del éxito profesional, por ejemplo.
La tarea que tenemos delante es inmensa y nos atañe a todos. Por eso mismo, estas señales de esperanza nos alientan a todos, porque una vez más vemos que la defensa de la mujer, de la familia, de los niños y de la dignidad de la vida son una y la misma causa.