Una Navidad Diferente

Mientras el comercio se dedica a capitalizarse con el Halloween, nosotros queremos preparar una buena y santa Navidad desde ya. Por eso, y con todo este tiempo de antelación, voy a ir ofreciendo aquí los textos de una Novena que he redactado a solicitud de mi hermano Saulo.

¿Qué es una Novena?

Una novena es como un camino. Recibe su nombre del número nueve: durante nueve días nos reunimos, leemos la Palabra de Dios, hacemos oración. Es sencillo, hermoso y tiene una gran eficacia.

Hay muchas novenas porque son muchos los hechos, las devociones y los santos. Eso es una cosa buena porque indica que hay mucho qué recordar y qué celebrar. Sin embargo, es muy importante que esta diversidad de oraciones no nos aparte ni nos distraiga del centro de nuestra fe, que es Jesucristo, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra salvación.

Hay gente que se preocupa de las repeticiones que traen las novenas: dicen que eso es “rezar” mientras que lo importante es “orar.” No hay motivo de preocupación en realidad: uno aprende a “orar” como aprendió a hablar, es decir, oyendo a otros. Si uno recita o reza un salmo de la Biblia con devoción, ¿diremos que eso no es orar?

Lo básico más bien es que nuestra atención siga lo que dicen nuestras palabras, de modo que oremos no sólo con los labios sino sobre todo con el corazón.

Entre todas las novenas tiene un lugar especial ésta, la del Nacimiento del Niño-Dios. Será por su ternura propia, o por el ambiente de familia que inspira o sencillamente porque la infancia de Cristo está repleta de regalos de amor y gracia para todos. Son muy grandes, en efecto, las enseñanzas que nos trae su abajamiento, su pureza, su silencio, su dulzura, la grandeza de su amor que se abre y ofrece a todos.

Esta edición renovada de la tradicional Novena de Navidad o “de Aguinaldos” quiere ayudar a que crezca en todos la fe en el Hijo de Dios, que “por nosotros y por nuestra salvación se hizo hombre,” como decimos en el Credo. Nuestro eje, como se verá en las páginas siguientes, es sencillamente el Evangelio.

María, que con inefable amor le aguardó y adoró, interceda por todos y cobije también con su plegaria este sencillo trabajo.