Hoy llegan a su término los breves días en Cali… Las memorias se amontonan en la cabeza y las sonrisas y abrazos permanecen frescos en el recuerdo. Pero sobre todo hay dos alegrías: saber que el Señor no faltó a la cita y bendijo con amor a su pueblo, y ver que este pueblo ha queriod responderle con generosidad alimentándose de la mejor manera de la Palabra y los Sacramentos. Desde aquí, Padre Arcesio: ¡GRACIAS por su invitación, su fraternidad y su alegría!