En Cali estoy hospedado en casa de un matrimonio que me ha dado muchos testimonio de vida cristiana. Desde la sencillez más grande, se han incomodado para que nada falte y para que cada cosa pueda hacerse del mejor modo. En tono confidencial, Humberto, el señor de la casa, de cerca de 70 años de edad, me dice: “Yo me acuerdo de lo que dice la Carta a los Hebreos, que hay unos que hospedaron, sin saberlo, ángeles, y por eso estamos muy felices de su visita.” Desde luego, estoy lejos de ese modelo pero ¿cómo no agradecer a Dios que haya corazones como el de este buen hombre y su esposa?