Famoso es este antiguo griego por su aforismo “Nadie se baña dos veces en el mismo río.“
Indicaba así el ilustre filósofo que “todo fluye.” En el contexto de aquellas discusiones antiguas y hondas sobre el ser, Heráclito llevó el dinamismo radical a la entraña de todo lo pensable, decible o deseable.
Y sin embargo, él no conoció al río Liffey. Hoy, que fue festivo aquí en Dublín, disfruté la orilla del río, como tantos paseantes. Un poco de lectura, algunas fotos, y el agradable verano dublinés…
En ese plan despreocupado noté que la corriente del río no iba hacia el mar sino que se devolvía hacia la montaña. Pensando que enloquecía, observé con detalle el curioso fenómeno, del cual no me quedó la menor duda: algunos desechos flotantes iban en efecto corriente arriba. En Dublín, Heráclito hubiera alucinado: sí es posible bañarse dos veces en el mismo Liffey.
La explicación del hecho es sencilla, y radica simplemente en la marea, que es fuerte en estas latitudes. Cuando la marea sube, eleva el nivel del río y devuelve por su curso a grandes masas de agua.