Keeping track of…
Hay una expresión muy inglesa que refleja otra dimensión del fair play. Es la idea de seguirle la pista (keep track) a los demás “jugadores.” Si la vida es como un juego y ganar es lograr que unas reglas sean las reglas del juego, es tu deber conocer al máximo las reglas y estrategias de los demás.
Este aspecto del modo inglés conduce a una paradoja más: la construcción que valora por igual la privacidad y el espionaje. Es la exaltación simultánea de la excentricidad y el voyeurismo. Cada quien es celoso hasta la paranoia de su mundo y a la vez mantiene un ojo en el mundo de los demás. Esto se refleja bien en la prensa británica. Podemos esperar obras magistrales, como algunos documentales de la BBC o pasquines repuganantes como algunos periódicos sensacionalistas. Y las dos cosas se venden en gran volumen y a la vez… probablemente incluso a las mismas personas!
Como rasgo nacional, esto de observar más allá de las fronteras ha hecho de los británicos un pueblo increíblemente informado, no sólo en lo que tiene que ver con asuntos de actualidad sino también con los orígenes y detalles pasados de todo tipo de cosas desde la democracia en Atenas hasta las posibles explicaciones al asesinato de J. F. Jennedy; desde la clonación hasta la historia del Vaticano. Un inglés promedio puede estar, si lo desea, muy bien informado y lúcido sobre qué es el mundo y por qué es como es. Pocas cosas pueden sorprenderles porque casi todas las ven en sus procesos de gestación.
Cosa que da razón hasta un cierto punto de la originalidad. Quien conoce bien el vecindario sabe también cómo aportar lo que nadie está aportando. Y así se ufanan los ingleses de haber dado al mundo tantas cosas buenas o malas pero en todo caso originales. Marcar una tendencia, al fin y al cabo, parece sonarles semejante a ganar… con fair play.