Cerca de nuestra parroquia queda un hospital de construcción antigua. Como es natural, su entrada para vehículos es amplia, como para dar paso a una o incluso dos ambulancias a la vez. En esa entrada amplia hay una voz grabada que se repite todo el día y toda la noche, a volumen suficiente como para ser oída por todo el que llegue, aunque sin importunar a los vecinos.
¿Qué dice ese mensaje tan importante que, según mis cuentas suena 4 veces por minuto, 60 minutos cada hora, 24 horas cada día, todos los días? ¡Más de 5700 veces se repite un mismo estribillo! ¿Qué dice? Traducido es: Bienvenido a este hospital. En este hospital está prohibido fumar en todas las áreas. Gracias.
El efecto, sin embargo, es total. No más multas, no más discusiones, no más problemas. Un comportamiento tan arraigado como es el del cigarrillo en esta cultura logra ser vencido repitiendo 5700 veces lo contrario.
Esto demuestra varias cosas; por ejemplo, que los malos hábitos, aunque los tengan muchas personas y aunque hayan cobrado mucha fuerza.
También demuestra que necesitamos reemplazar nuestros pensamientos viejos con pensamientos nuevos, si queremos ser personas nuevas.
Y también demuestra que esta cultura se preocupa mucho por lo visible y corporal pero no tiene el mismo vigor, ni la misma claridad cuando se trata de los bienes del espíritu. ¿Te imaginas que educáramos con esa misma fuerza del “no fumar” en lo que toca a tantas lacras espirituales de nuestra sociedad?