Temprano en la mañana, un buen descanso, y algo de televisión. Ha sido un ejercicio maravilloso para seguir avanzando en el idioma inglés. También un modo de acercarse a las bondades y límites de esta cultura.
Por ejemplo, hoy quiero destacar que los Estados Unidos son indudablemente el país de los tele-evangelistas. No menos de cuatro programas diarios en la televisión pública, y un número aún mayor por las ondas de la radio presentan sin cesar el mensaje del Evangelio con variaciones relativamente pequeñas, por lo menos en la superficie.
La síntesis es como sigue.