�Una Entrevista con Fr. Nelson Medina�
3. La Persecución de Irrelevancia
– Es entonces el momento de hablar de la última persecución, la que Ud. dice que vive la Iglesia hoy.
– La Iglesia en el Occidente, y sobre todo en Europa y mucho de los Estados Unidos.
– ¿Cuál es?
– Es la �persecución de irrelevancia�.
– ¿En qué consiste?
– Como lo indica su nombre, es la supresión de la fe por la desocupación de su contenido. En teoría, no se elimina a la Iglesia como hecho social, pero se la desocupa de significación.
– ¿Cómo se supone que sucede eso?
– Un ejemplo que puede esclarecernos lo tomamos de la actitud del comunismo soviético frente a las joyas culturales del cristianismo en sus tierras. Una vez maniatada la jerarquía ortodoxa rusa, quedaba el problema de qué hacer con los templos como tales. Ya no cabí la política de tierra arrasada que en otras épocas usaba gente como Atila: el mundo ya era consciente del valor de muchos de esos tesoros culturales. La solución fue reducir los templos prácticamente a la categoría de museos. Un museo es una voz, pero una voz en cierto sentido muerta. Algo que habla sin significar.
– ¿Qué quiere decir �significar� en este contexto?
– Tener impacto, producir un resultado, por ejemplo en términos de cuestionar una estrategia de gobierno, abrir espacios de consagración religiosa y visibilización pública, definir un modo específico de educación o una escuela de pensamiento, etc.
– Se entiende que eso sucediera en el caso comunista ateo, porque viene a ser como una prolongación de la �persecución de silencio�, pero ¿sucede también en una sociedad abierta como es la occidental? De nuevo: ¿no es paranoia sentirse perseguido cuando todas las garantías de predicación y práctica religiosa están dadas?
– Primero notemos que en el régimen comunista no se dio exactamente una persecución de irrelevancia, por la sencilla razón de que la supresión expresa y oficial de la fe conduce a un fenómeno de �olla de presión� que conduce los hechos por caminos diversos a la irrelevancia como tal. Dicho de otro modo: lo expresamente perseguido se convierte por ello mismo en expresamente visible. El comunismo hizo visible la fe en el acto mismo de querer anularla. Tener fe se convirtió en algo difícil y valioso, y a la vez en un signo de resistencia al régimen dominante. Permitir que esto se diera fue un �error� que otros estilos de persecución no van a cometer tan fácilmente.
– En particular, un error que no cometerá el liberalismo democrático de Occidente…
– Exacto. Pero eso no significa que el cristianismo sea compatible con los postulados fundamentales de ese liberalismo democrático. En un cuadro semejante se echa mano de nuevas armas, y puede decirse ciertamente que la irrelevancia es el arma más potente de la que solemos llamar �sociedad abierta�.
– ¿Por qué no son compatibles liberalismo democrático y cristianismo?
– No sería fácil decirlo en términos breves; es un terreno erizado de dificultades, pero esencialmente porque su concepto de la verdad como consenso refuerza unilateralmente el poder en las manos de quienes de hecho pueden difundir sus propias versiones y razones. El efecto es una esclavitud sin ruido y sin mayores opositores en la que las protestas que pueden ser �negociadas�.
– Y la �negociación�, así entre comillas, reintroduce a los revolucionarios en el sistema…
– Así es. Por eso esta sociedad occidental no tiene enemigos, porque los engulle: los vuelve partidos políticos minoritarios, modas exóticas, filosofías esotéricas o, como en el mejor estilo soviético, museos.
– ¿Y es esa la �irrelevancia�?
– Sí, esa es básicamente.
– ¡Pero hay mucho que objetar a su planteamiento! En primer lugar: ¿por qué decir que eso es una �persecución�? Igual podrían decir los budistas o los taoístas que están siendo perseguidos solamente porque no son mayoría, y sus creencias parecen un tanto particulares…
– Reconozco que podrían decirlo. Mas creo que aquí tendríamos que proceder por orden. Lo primero es ver si cabe hablar de una persecución, y luego ver si esa persecución se dirige primaria o básicamente contra los cristianos.
– Su modo de expresión indicaría que hay persecución contra cristianos simplemente porque se les hace coexistir en el mismo régimen de �significación� o �relevancia� que los demás fieles a sus propios credos. ¿No estaría Ud. entonces sugiriendo que allí donde no se apoya el cristianismo ya por eso mismo se le está persiguiendo?
– Las cosas no son tan sencillas ni yo estoy diciendo algo tan sencillo (y erróneo). Tengamos en cuenta, por favor, que al hablar de nuestro propio mundo y nuestra propia sociedad fácilmente perdemos la perspectiva. Muchas cosas nos resultan obvias solamente porque las hemos oído y practicado demasiadas veces; pero eso no significa que sean ciertas.
– ¿Y qué sería lo �obvio� que no estamos viendo?
– Pensemos en los presupuestos mismos de la sociedad abierta, liberal y democrática. Uno de esos presupuestos, el agnosticismo, es de hecho una negación que en sí misma es dogmática. Y lo cierto es que nuestra sociedad, hablando en conjunto, está convencida de que el agnosticismo es la única posibilidad de encuentro entre las personas de distintos credos. Lo cual quiere decir que asumimos como irrefutable y eterno que no puede alcanzarse la verdad en cosas como la existencia de Dios, su autorrevelación en las escrituras, y todo lo que de allí se siga. Por consiguiente, terminamos afirmando, con carácter de indiscutible, irreformable y eterno, que no hay verdad cognoscible en estos temas, y por lo tanto que ellos no pueden ser punto de partida para ninguna decisión sobre el rumbo de la sociedad como tal.
(continúa…)