Primera impresión de Milltown

En primer lugar, llegué tarde a la entrevista (unos 20 min.), porque al asunto de los horarios de los buses toca cogerle cancha, y hasta donde he visto sólo hay UNA ruta que llega hasta allá. Como conclusión… ¡tomé mi primer taxi! Y espero que el último. La carrera, que duró menos de 25 min. costó 11 Euros, así que, por favor, debo organizarme!

Una vez en Milltown, me encontré con un viejito buena persona, el P. Paddy Byrne. “Paddy” es abreviatura cariñosa de “Patrick” y aunque a mí me suena demasiada confianza hablarle así, resulta que todo el mundo le habla de esa manera: “Paddy, para arriba; Paddy para abajo…”, en fin. El P. Paddy hablaba inglés a altísimas velocidades, y eso me dificultaba entenderle, pero repetía todo varias veces y en distintos momentos de la conversación, de modo que, unas por otras, entre la velocidad y las repeticiones nos pudimos entender.

Realmente no me dio demasiados datos. Lo que sí dijo –y repitió varias veces, mirándome a los ojos– fue que yo no debería pensar en menos de tres años. Que mi caso lo iba a tratar un P. Finnegan, el cual, debía luego presentarme a un cierto comité. Si, superada esa tramitología, resulta que parece que sí, entonces me aceptan formalmente como candidato al Doctorado. Esto sucedería entre octubre y noviembre de este año.

Clases no tendré muchas, quizá unas dos a la semana. la mayor parte del trabajo es: hacer reseñas de libros alusivos al tema de tesis, reunirse con el asesor, que no se sabe quién será, y escribir y corregir la tesis doctoral misma.

Bernadette, la secretaria del P. Paddy, es muy buena persona. es una señora mayor, con cara de abuelita bondadosa que hace galletas cada domingo para sus nietos. Habla un inglés lindísimo. Cuando yo sea grande, quisiera hablar como ella. La secretaria de finanzas, como la llaman aquí, es decir, la de la plata, es un poco más joven y más seria, según corresponde a su cargo, supongo yo. La bibliotecaria gastó más de media hora mostrándome los estantes y la clasificación respectiva. Es una buena biblioteca pero carece de sistematización en todo lo de revistas, por lo que presumo que tendré dificultades en la parte bibliográfica más adelante.

En resumen, todos muy buenas personas. Y una cosa chistosa: no sé si por lo latino, por lo colombiano o por lo moreno que me veo aquí (que aquí sí que me veo renegrido), pero la bibliotecaria lo primero que me mostró fue el tremendo sistema de seguridad que tienen instalado para que no se pierda ningún libro. Es una anécdota simplemente.