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Ermitaño de origen griego que vivió entre los siglos VI y VII, algunas leyendas piadosas lo consideraban un rico heredero emigrado de Marsella y establecido como anacoreta en un bosque en la desembocadura del río Ródano. Con el tiempo edificó un Monasterio.
Se le atribuyen algunos milagros. La piedad en el Medioevo lo llamó, "Abogado de los pecadores", por haber ayudado en su conversión al Rey Carlos.
Es Protector de pobres, tullidos, arqueros, por haber sido herido por una flecha; Abogado contra el miedo y el incubo, por ayudar a una cierva en peligro, y Defensor contra las enfermedades del cáncer y la epilepsia, llamada "mal de San Gil".
Se le consideró uno de los "Catorce Santos auxiliares". Se le representa como anacoreta con varios atributos: cierva, lirio, flecha clavada en el brazo, dos puertas, -regalo del Papa a su Monasterio-, y un mensaje celeste en una filacteria, por haber descubierto un pecado oculto del Rey Carlos y hacérselo confesar.
Gral.S.Martin-Chaco, Argentina - Que la Santísima Trinidad y Mamá María nos acompañen y mantengan unidos en ntro matrimonio por siempre. paz y amor en ntra flia
Guayaquil, Ecuador (2001) - Señor Dios nuestro, se que recuerdas este dia tan especial porque fuiste Tu quien estuvo junto a Andrés y a mi bendiciéndonos....quiero ir de tu mano junto a Andrés a restaurar mi matrimonio, derrama sobre nosotros tu Preciosa Sangre para amarte como debimos hacerlo siempre y poder sanar nuestras heridas y restaurar nuestro matrimonio para Gloria Tuya. Amén.
Penonomé-Panamá, Panama (1988) - Su recuerdo esta en cada oración que nos enseñó y el amor que brindó toda su vida a sus nietos eran bendiciones del Señor.
Hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús. Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada, que os apartéis del desenfreno, que sepa cada cual controlar su propio cuerpo santa y respetuosamente, sin dejarse arrastrar por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Y que en este asunto nadie ofenda a su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y aseguramos. Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada. Por consiguiente, el que desprecia este mandato no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."
La parte final de los evangelios sinópticos siempre nos trae el perfil de un Jesús que con tono apocalíptico exhorta a no perder las realidades del reino de los cielos por los encantos de los reinos de esta tierra. 4 min. 27 seg.
Pablo dice que se conserven enseñanzas que nunca estuvieron escritas; así aprendemos el valor de la tradición como la enseña la Iglesia. 5 min. 15 seg.
Las parábolas son escenas de nuestra propia vida en las que Cristo quiere darnos señales de cómo es el Reino de Dios y cómo obra en nuestra historia. 7 min. 19 seg.
Cristo te dice: ¡Prepárate para la espera! Que la larga espera no te haga infiel, no haga que te duermas, que te pierdas de esa alegría que preparé para tí. 5 min. 42 seg.
Las parábolas de Cristo no son relatos edificantes sino escenas de la vida cotidiana en las cuales resplandece algo de cómo es Dios y su reinado. 7 min. 50 seg.
Lo que el mundo llama libertad en el fondo es el derecho a manipularnos; en la medida que le ponemos freno a las pasiones llegamos a ser verdaderamente libres, lo que Cristo ganó para ti y para mí. 5 min. 3 seg.
Una vida vivida con moderación es el camino propio para una vida santa. Quien no tiene a Dios tarde o temprano busca una forma perversa de desenfreno. 4 min. 4 seg.
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1.1 La primera lectura condensa el ideal de la vida cristiana en la palabra santidad. Y es admirable el valor de Pablo al predicar a los fieles de Tesalónica lo que tenía que sonarle no sólo extraño sino antipático e imposible. El apóstol, en efecto, habla de la pureza, particularmente en el matrimonio, a una gente que estaba acostumbrada a todo tipo de excesos y que miraba la infidelidad en la pareja con una mezcla de cinismo y resignación.
1.2 Esto conviene recordarlo porque nos hace ver que no es el Evangelio el que tiene que adaptarse al mundo sino al revés. Si el mensaje del Evangelio tuviera que adaptarse al mundo Pablo habría tenido que alabar las costumbres de aquellos paganos, o por lo menos hacer caso omiso de su estilo de vida lascivo y concupiscente. Muy al contrario, este verdadero testigo de Cristo tomó el camino arduo y antipático, y como quien anuncia la Cruz, predicó que la pureza era no sólo hermosa, sino necesaria para todo aquel que quiera seguir el camino de Dios. No es este un asunto de obedecer opiniones humanas sino de seguir o no seguir la senda que Dios mismo ha querido para nuestra salvación.
1.3 Frente a un mundo que trata al sexo desde la trivialidad, el lucro o el descaro, también nosotros hoy tenemos una doble lucha: la búsqueda de la genuina pureza de corazón, nacida del amor a Cristo, y el anuncio de esa misma pureza a la gente de nuestro tiempo. No tendremos la victoria si no entramos en el combate, pero nuestro combate, si lo guía Cristo, no quedará sin victoria.
2. Prepararse para despertar
2.1 La invitación de Jesús es clara: "Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora" (Mt 25,13). En esta parábola en particular Cristo admite que hay una especie de sueño que nos envuelve a todos, porque la diferencia entre unas y otras doncellas no está en que unas durmieron y otras no. Lo que las diferencia no es en este caso el sueño sino cómo se dispusieron para la hora del banquete, es decir: cómo prepararon su despertar.
2.2 Algunas simplemente no prepararon su despertar. El cansancio, el hastío o la oscuridad de la noche les ganaron y ellas pasivamente entregaron al sueño sin pensar qué podría suceder después. Otras en cambio, aunque sintieran que la noche les podía vencer, hicieron acopio de aceite, de modo que al despertar pudieran contar con algo para vencer a la noche. Es un asunto de conciencia: unas fueron conscientes de que podían dormirse, y tomaron medidas al respecto; otras sencillamente se dejaron ganar del sueño.
2.3 Para nosotros, ¿qué es preparar el despertar? Depende de qué sueño estemos hablando. Uno puede pensar en el sueño de la muerte, cosa que suena muy concorde con el tono escatológico de estos capítulos finales del evangelio de Mateo. Quienes se dejan llevar por este sueño son quienes extinguen su mirada sobre este mundo como si nada realmente fuera a suceder después. Quienes, por el contrario, son previsivos, guardan aceite, que es una manera de guardar luz. Aunque su cuerpo sea vencido por el sueño, hay un poco de luz que no duerme con ellos. ¿Qué luz estamos guardando? ¿Qué puede alumbrar en nosotros cuando ya nos hayamos dormido, esto es, cuando ya la muerte nos haya sometido a su poder?