Tal vez la Misa de Epifanía más bella de mi vida ha sido la de hoy en el Hogar de la Santa Trinidad.
¡BENDITO DIOS!
Más quisiera escribir, pero el tiempo no da.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Tal vez la Misa de Epifanía más bella de mi vida ha sido la de hoy en el Hogar de la Santa Trinidad.
¡BENDITO DIOS!
Más quisiera escribir, pero el tiempo no da.
En todo el mundo las celebraciones de año nuevo han tneido un matiz y tono de tristeza. No es para menos. Tantas personas sin hogar, sin esperanzas, sin salud, sin sus amigos o parientes…
De repente, la fragilidad se impone con fuerza. De repente, las seguridades revelan su flaqueza.
No debemos olvidarnos de los que están tristes. Para muchos de ellos lo peor apenas empieza.
Hay dolores que van más allá de las palabras. Lo del Sureste de Asia es así. Y en silencio y con amor; en plegaria y unión de corazones enviamos dinero y bendiciones. Sólo Dios va más allá de toda pregunta y de toda respuesta.
Dios me ha bendecido en el año que hoy termina; ahora yo bendigo al Señor.
Fr. Omar Orlando es de nuevo párroco en N. S. de Chiquinquirá en Bogotá. Me siento orgulloso de él; me siento feliz de ser dominico como lo es él. Fuimos compañeros desde el Noviciado y nos ordenamos diáconos y luego sacerdotes a la vez. Después de meses de no encontrarnos, hoy pudimos conversar un poco.
Bendigo a Dios que une los pueblos para que nos apoyemos en horas de dolor. Así como ha sido inmensa la calamidad en el sudeste asiático, así es reconfortante ver cuántos caminos de ayuda y cuánto dinero se ha podido recoger.
Moriremos sin terminar de entender y también sin terminar de agradecer el milagro de la vida.
Yo no suelo utilizar este espacio para repetir lo que se ha publicado en otros lugares en Internet. Pero es que no puedo dejar de meditar en lo que vivió Jillian Searle, una madre que de repente se vio obligada a escoger entre sus dos hijos durante el maremoto de Asia. La noticia original es de Reuters.
Noticias de devastadora tristeza nos llegan desde Indonesia. Olas gigantes, rugido del mar, miles de muertos. Son muchos los países afectados, no sólo por el impacto inmediato sino porque esta es época de turismo y miles de europeos viajan a esa parte del mundo huyendo del frío o buscando algo de aventura.
Cuando éramos niños, era costumbre con mis hermanos llamar a este día 25 de diciembre “el día de que los Medina no tengan miedo.” Las razones seguramente provenían de nuestros juegos infantiles relacionados con las conquistas intergalácticas y las colosales guerras de héroes maravillosos.
Celebré la noche de Navidad en el Convento de Santo Domingo. Había niños. Muchos niños. Muchísimos, de todos los tamaños y colores. Parlanchines, risueños, indisciplinados: niños-niños. Presidió el P. Olvani y tuve el gusto de concelebrar la Misa con el P. Pardo, a quien tanto le debo desde los orígenes mismos de mi vocación sacerdotal y dominicana.
Muy a menudo nos quejamos todos de las fallas o deficiencias de las oficinas, sobre todo si son públicas. Justo es reconocer en voz alta cuando uno se lleva sorpresas agradables.
Hoy 23 fui a ampliar mi pasaporte que por razón de uso se iba quedando sin páginas. Encontré un lugar amplio donde recibí la información correcta y a tiempo. La fecha me ayudó: ya casi todos los viajeros internacionales se habían ido. Fue grato salir de la sección de pasaportes en un total de menos de 35 minutos con todo resuelto y al día. ¡Viva Colombia!
Con un balance muy positivo y una alegría contagiosa y bella ha terminado el encuentro con SANCTUS. Estoy cansado pero muy feliz. Bendigo a Dios por el tiempo que pudimos compartir con los hermanos que vinieron de Ibagué y también por la acogida y solidaridad de los miembros de la comunidad de Sanctus-Bogotá.
¡Gloria a Dios!
SANCTUS es el nombre del Movimiento Católico naciente con el que comparto estos tres días: lunes, martes y miércoles. El día ha terminado hoy con una extensa sesión de trabajo sobre los “ritmos” es decir, las prácticas de oración y formación cristiana que estos jóvenes (en su mayoría 😉 por lo menos) desean seguir. ¡Es una bendición inmensa compartir con ellos!
Con sedes en Bogotá e Ibagué ha nacido un camino católico de conversión y evangelización que se llama SANCTUS. Hoy compartí el primero de tres días de encuentro con ellos. Es hermoso ver todo lo que hace el Espíritu Santo para renovar a la Iglesia.
Como un hermoso sueño fue el encuentro con Kejaritomene. Ha habido dificultades, cansancio, dudas, principios de división. Somos realistas. Pero ha habido, y mucho más: generosidad, oración, espíritu de fraternidad y de superar las limitaciones. No voy a olvidar fácilmente esa Novena y esa celebración de la Santa Misa.
El futuro ha sido el tema central de la segunda parte del Encuentro con las Vírgenes Seglares. Si el domingo pasado hubo tanto que decir del presente, ahora ya era tiempo de mirar hacia el futuro.
Hay cansancio. Un poco de cansancio, solamente. Lo suficiente para reconocer que todo ha sido real, y que Dios bendice a su pueblo más allá de toda expectativa. Hay mucho por recorrer, mucho por aprender, mucho por corregir. ¡Bendito Dios!