Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce
Muere lentamente quien hace de la televisión un gurú.
Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre el blanco y los puntos sobre las “íes”
a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
