El amor de madre es distinto a los otros amores: No conoce la traición y jamás lastima intencionalmente.
El amor de madre es universal e inalterable. Puede que haya alguna diferencia en la forma, pero la esencia se mantiene.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
El amor de madre es distinto a los otros amores: No conoce la traición y jamás lastima intencionalmente.
El amor de madre es universal e inalterable. Puede que haya alguna diferencia en la forma, pero la esencia se mantiene.
Cuando las preocupaciones te agobien y sientas que tu cuerpo ya no puede más, no te encierres en una idea solamente: desahógate, y piensa que en ese momento estás viviendo un instante de tu larga vida.
Y todos los problemas son circunstanciales y las circunstancias son igual que las olas: vienen y se van. La felicidad espiritual no consiste en borrar de la mente las preocupaciones ni olvidarlas; la tranquilidad espiritual consiste en la búsqueda constante de soluciones para nuestros problemas.
Sirve la luna, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé tú el que apartó la piedra del camino,
el odio entre los corazones,
las dificultades del problema.
Los cristales pueden quebrarse. A veces basta un leve golpe de abanico.
Las telas suelen desgarrarse al contacto de una diminuta astilla.
Se rasgan los papeles… Se rompen los plásticos… Se rajan las maderas…Hasta las paredes se agrietan, tan firmes y sólidas que parecen.
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.
No te mires con tus ojos, contémplate con la mirada de Dios.
No pienses en lo largo que es el camino de tu transformación,
sino en cada paso que puedes dar para ser lo que Dios quiere que seas.
Esta frase caló hondamente en mí, tanto, que frecuentemente la recuerdo y comento en mis conferencias con Padres he hijos. Si en vez de sacerdote, hubiese optado por ser padre de familia, qué le respondería a esa pregunta inquisitiva de mi hijo? Esta podría ser mi respuesta:
HIJO, UN MOMENTO, NO SOY YO EL QUE ME METO EN TU VIDA, TU TE HAS METIDO A LA MÍA!!!
No te rindas, aún estás a tiempo de abrazar la vida y comenzar de nuevo, aceptar tu sombra, liberar el lastre y retomar el vuelo.
No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, abrir las esclusas, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.
HUMILDAD. Pide cuando te falta, pregunta cuando no sabes, despójate de la pretensión de ser el más listo, el más rápido. Despójate de la pretensión de ser perfecto y encontrar perfectos a los demás.
INCERTIDUMBRE. Bendice la oscuridad del futuro porque es muy probable que si vieras desde hoy todos las adversidades que pueden llegar a sucederte, quedarías paralizado. Cuando llegues a cada río, si te lo propones, encontrarás cómo cruzarlo.
Ahora tenemos edificios más altos, pero templos más pequeños; autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos.
Gastamos más dinero, y nos gastamos cada vez más; compramos más, pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas, cosas más útiles y menos tiempo para usarlas.
Tenemos más educación y menos sentido común; más conocimientos y menos juicio; más expertos y más problemas; más medicinas y menos bienestar.
Tomamos mucho, fumamos mucho, gastamos sin medida; reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enfurecemos demasiado rápido; nos acostamos muy tarde, nos levantamos muy cansados; casi no leemos; vemos demasiada TV, y casi nunca rezamos.
Se advierte al lector estar pendiente de los síntomas de Paz Interior.
Los corazones de muchas personas ya han sido expuestos a la paz interior y es posible que seres de todo el mundo puedan contagiarse en proporciones epidémicas.
Este fenómeno puede llegar a representar una seria amenaza a lo que ha sido,hasta ahora, una condición mundial estable de conflicto,violencia e injusticia.
Aprende a escuchar el valor de las pequeñas cosas, de los acontecimientos. Verás que todo habla, todo se comunica contigo.Con cada falta de delicadeza, hiero un poco a aquellos que me aman.
Con cada mirada de desprecio, alguien resulta golpeado.
Con cada perdón que niego, va un pedazo de mi egoísmo.
Con cada palabra áspera que digo, pierdo un pedazo de cielo.
Con cada omisión que practico, rasgo una hoja del Evangelio.
Saben madrugar con el Sol y saludan con Amor cada amanecer, están alegres, activas y optimistas; hablan poco y con sencillez; no hablan mal de nadie; elogian, estimulan y sirven sin interés, tienen para los demás un buen deseo; no hablan de sí mismos, saben perdonar, no maldicen, no mienten, no engañan, ni exageran, ni tergiversan. Continuar leyendo “Las Personas Buenas”
Un día un hombre sabio preguntó a sus estudiantes lo siguiente:
¿Por qué la gente se grita cuando está enojada? Los estudiantes pensaron unos momentos: Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos. Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó el hombre sabio.
¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?. Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Procuraré Señor, en mis momentos de angustia y amargura, recordar tu nombre y alabarlo por ponerme a prueba.
Procuraré Señor, a la hora de pedirte, tener más fe que el día anterior.
Procuraré Señor, al encontrarme en crisis, pedirte de la mejor forma la luz para encontrar la solución.
Procuraré Señor, recordar que en el desaliento, tú eres el consuelo y el impulso para seguir viviendo en medio de injusticias y sinsabores.
Cuentan que Víctor Hugo escribió a su novia esta carta:
El deseo de hacerme digno de tí me vuelve cada vez más severo en el juicio de mí mismo y en la corrección de mis defectos. Si, hasta ahora, he sido capaz de mantenerme al margen de las desviaciones morales tan comunes en los jóvenes, y vistas con tanta naturalidad y casi aprobación del mundo, ha sido porque estoy pensando siempre en tí. Este pensamiento y este recuerdo me protegen. De esta manera he conservado intactos los únicos bienes que hoy puedo ofrecerte: un cuerpo puro y un corazón virgen.
Si volviera a nacer, hablaría menos y escucharía más. Invitaría a mis amigos a cenar aun cuando el mantel estuviera manchado y el sofá desteñido. Comería rosetas de maíz en la sala “elegante” y me preocuparía mucho menos por la basura cuando alguien quisiera encender la chimenea. Continuar leyendo “¿Qué Cambiarías, si Volvieras a Nacer?”